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REVISTA DE SANIDAD FAS ENEMAR15

Sanid. mil. 2015; 71 (1) 45 Preparación Hospitalaria en incidentes NBQ sistema de salud, hasta la necesidad de coordinación e integración de los diferentes servicios y especialidades, pasando por la necesidad de disponer de reservas de productos farmacéuticos. Sin olvidar la necesidad perentoria de formación del personal, en sus diferentes niveles, desde el personal de laboratorio hasta el de seguridad, desde el personal facultativo hasta el personal auxiliar para poder responder con eficacia a una emergencia sanitaria infecciosa de origen provocado9. Y es que no se puede olvidar que los preparativos individuales y colectivos que se establezcan no sólo servirán para los desastres provocados por el hombre, ya sean accidentales o provocados, criminales o no, sino que también servirán y sirven de forma directa para enfrentarnos a la amenaza de las enfermedades emergentes o reemergentes, ya se trate del caso Litvinenko, un intento de autolisis, el Síndrome Agudo Respiratorio Grave o la gripe A donde el nivel asistencial requerido supone un reto para la organización sanitaria10-15. ANÁLISIS DE RIESGOS Los centros sanitarios están sujetos en mayor o menor medida a riesgos externos e internos, ya sean de origen natural, tecnológico o antrópico, incluyéndose en estos últimos al terrorismo NBQ, donde se producirán escenarios de baja mortalidad, pero con elevada morbilidad, con lo que se hace necesario un esfuerzo de preparación de los centros sanitarios en función de un riguroso análisis y caracterización de riesgos16. Para lo cual se debe intentar responder a una serie de interrogantes que deben ser respondidas en función del nivel de amenaza: ¿Hay amenaza NBQ? o si ¿Somos objetivo?. Ambas cuestiones están íntimamente relacionadas, ya que a pesar de que el índice de vulnerabilidad frente al terrorismo NBQ en nuestro entorno pueda resultar bajo, no se puede olvidar la necesidad de prepararse frente a lo improbable. De hecho, la organización religiosa «Verdad Suprema» reveló a la sociedad que las Armas de Destrucción Masiva (ADM) no sólo estaban al alcance de los estados, sino que había organizaciones o individuos que eran capaces de alcanzar la capacidad operacional de diseminación de agentes NBQ y que estaban dispuestos a utilizarlas17,18. Estas dos primeras preguntas llevan implícitas tres cuestiones derivadas ¿Se puede? ¿Se sabe? y/o ¿Se quiere? Debiendo ser conscientes que la respuesta sin preparación es el prologo al desastre, de ahí deban integrarse en el sistema de respuesta a incidentes NBQ todos los niveles asistenciales, desde la asistencia prehospitalaria a la hospitalaria; integrándose en el sistema de respuesta a emergencias NBQ los protocolos y procedimientos de intervención dentro del Plan de Emergencia o de Catástrofes del centro sanitario en función de la entidad del mismo o del sistema organizativo implantado en el área19. Dentro de la categorización de emergencias el sistema sanitario debiera ser capaz de responder, con mayor o menor eficacia, a los desastres o catástrofes, sea cual sea el origen que la genera. Debiéndose adecuar los protocolos en función de la alarma y del número de víctimas generados en el incidente, primando la respuesta coordinada y progresiva en función de una economía de medios y de acuerdo al principio de precaución20. Aunque desde el punto de vista NBQ hay que tener en cuenta que una sola víctima puede provocar que el centro sanitario resulte afectado en su operatividad. Sirva de ejemplo la transferencia de contaminación de un paciente ingresado en urgencias tras un intento de autolisis con un compuesto organofosforado que provocó la transferencia de la contaminación a tres miembros del personal de urgencias que le estaban atendiendo, dejándoles inoperativos, hecho que probablemente no se hubiera producido si hubieran seguido las instrucciones del centro de toxicología que les había asesorado en lo relativo a descontaminación del paciente21. Este incidente, y salvando las distancias con un incidente NBQ, nos muestra que la respuesta debe ser rápida, coordinada, proporcionada e integral. Los centros sanitarios deben ser capaces de activar de forma prácticamente inmediata, cuando todavía se está generando la alarma de un incidente NBQ, el plan de emergencias, para así ser capaces de dar una respuesta eficaz al incidente en función de la gravedad del mismo. La triste experiencia alcanzada en atentados terroristas muestra que el tiempo inicial de llegada de víctimas en masa, la mayor de las veces por sus propios medios, tras un ataque terrorista suele situarse, aproximadamente, entre los 20 y 60 minutos de producido éste22,23. De hecho en el ataque iraquí sobre la ciudad de Hosseiniyeh con neurotóxicos, 300 afectados llegaron en los cinco minutos tras el ataque, alcanzando los 1700 en las siguientes horas; mientras que en el atentado de Tokio, el Hospital de St. Luke atendió a 641 personas el primer día y 349 en los siete siguientes, habiendo sido realizados el 93% de los traslados hacia los centros sanitarios por personal no sanitario en vehículos particulares24. De ahí la importancia de la inmediata activación del plan de emergencias ante la primera noticia, ya que en tanto se organiza la respuesta in situ, el centro sanitario ya está recibiendo víctimas. Por añadidura es necesario conocer la realidad del entorno de los centros sanitarios, para en función del análisis de riesgos establecer un mapa de riesgos que determine la amenaza potencial para el centro sanitario, y por tanto el nivel de preparación deseable del mismo frente a un incidente de estas características. Destacándose la importancia del centro coordinador como regulador de flujos hacia los centros sanitarios preparados para atender a este tipo de víctimas, así como la importancia de una adecuada gestión de stocks de productos farmacológicos específicos para poder atender a las víctimas de un incidente NBQ25,26. PREPARACIÓN HOSPITALES ANTE INCIDENTES NBQ En función del agente causal que haya provocado el incidente NBQ, y fundamentalmente en ambiente químico, hay que tener en cuenta que pueda haber un peligro de transferencia de contaminación al conjunto de la cadena de rescate, incluido la contaminación secundaria del personal que atiende a las víctimas en el centro sanitario, priorizando en ambiente químico la descontaminación sobre el tratamiento27, independientemente de la clasificación asignada28, clasificación que resulta más complicada si cabe por el estado mental que presentan las víctimas29. Lo cual significa que las víctimas deban descontaminarse antes de la entrada al centro sanitario, de ahí que el hospital deba disponer de este tipo de instalaciones, fijas o portátiles, denominadas de for


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