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MEMORIAL INGENIEROS 90

MEMORIAL DE INGENIEROS N.º 90 I N G E N I E R O S 12 Por otra parte, dada la dificultad en obtener humo de sílice y plastificantes, se descartó esa posibilidad, con lo que haber conseguido hormigones de resistencia característica cercana a los 500 kp/cm2 se considera un doble éxito. Y por último, pero no menos importante, está la cuestión del curado del hormigón. En la tecnología de los compuestos del cemento Portland, se entiende como curado el conjunto de medidas que se adoptan para prevenir tanto la evaporación del agua de amasado en tiempo cálido como que esta se pueda congelar en tiempo frío. Esta agua es fundamental para asegurar el desarrollo de las reacciones de hidratación de los componentes del cemento, a partir de los cuales se produce el endurecimiento y la consiguiente adquisición de resistencia mecánica (Bizzotto, Astori y Sanguinetti, 1999). Las condiciones de curado influyen en la densidad final del hormigón y esta se refleja en la resistencia alcanzada. Un curado defectuoso puede producir pérdidas de resistencia que varían entre un 10 y un 20%. Las diferencias son mucho más marcadas a edades tempra-nas y se van reduciendo a medida que pasa el tiempo, pero nunca llegan a desaparecer. Sin embargo, a pesar de la importancia del curado, este proceso final es la cenicienta de la construcción. No constituye un apartado más de la factura final y raras veces se en-cuentra un especialista de curado en las obras. Muchas veces una obra bien diseñada y bien ejecutada se deteriora demasiado pronto por ausencia de un curado adecuado (Neville, 2006). Como conclusión, podemos decir que la fabricación de un hormigón de altas prestacio-nes conlleva muchos requisitos que son sobradamente conocidos por los laboratorios y cumplidos por las plantas de hormigón prefabricado, pero que no son nada fáciles de llevar a cabo cuando una pequeña unidad de zapadores trata de hacer hormigón in situ, por ejemplo, para una obra de fortificación. Estas dificultades son: determinación de aquella dosificación que reporta una alta compacidad y por tanto la mayor resistencia, obtención de áridos de calidad y granulometría adecuada, obtención de otros compo-nentes como son el humo de sílice y los plastificantes, aplicación de suficiente energía de compactación, proceso de curado, etc. A continuación descubriremos una posible solución a estos problemas. 4. La solución: sacos terreros rellenos de HRFA La protección del personal propio siempre ha sido fundamental, pero hoy en día, si cabe, lo es más dado el carácter asimétrico de muchos de los conflictos en los que los ejércitos de todos los países intervienen. Uno de los aspectos de esa “protección” tiene que ver con el uso de los sacos terreros. Por otra parte, el carácter destructor de las armas actuales hace necesario que la pro-tección en base a sacos terreros requiera importantes espesores. En este artículo se apuesta por la reducción de hasta dos tercios de los espesores necesarios de sacos terreros ordinarios mediante la sustitución por sacos terreros rellenos de HRFA. Otro aspecto nada desdeñable es la durabilidad. La construcción de obras de fortifica-ción por medio de sacos terreros ordinarios se ve menoscabada por diversas eventua-lidades: pequeños movimientos de los sacos, roturas de alguno de ellos, pérdida de la estabilidad del conjunto, etc., que motivan la degradación de la obra con el paso del tiempo. Sin embargo, la construcción por medio de sacos terreros rellenos de hormigón proporciona a la obra de fortificación una permanencia ilimitada en el tiempo, mayor estabilidad del conjunto y, en definitiva, una mayor durabilidad.


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