Page 7

REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015

142  Sanid. mil. 2015; 71 (3) Editorial El personal de las Fuerzas Armadas, tiene que ser consciente de los riesgos a los que nos enfrentamos en las zonas que desple-gamos, así como la posibilidad de “traer” a territorio nacional enfermedades que no existían en nuestro entorno o que gracias a los esfuerzos de salud pública habíamos sido capaces de erra-dicar. Con la expansión de los movimientos de población es im-portante aumentar nuestro nivel de vigilancia para poder atajar un brote en los primeros momentos. De ahí la importancia que para las Fuerzas Armadas constituye potenciar la vigilancia epi-demiológica y la inteligencia sanitaria para conocer los riesgos y amenazas sanitarias a los que se enfrentan nuestros efectivos fuera de nuestras fronteras, para así establecer las medidas de prevención y control para evitarlas. Una de las medidas de control prioritarias en la lucha contra las enfermedades infectocontagiosas emergentes y remergentes es la educación sanitaria del personal. El conocimiento sobre la prevención de enfermedades permite la mejora del resto de las medidas, pues permite la reducción de conductas y prácticas de riesgo, sea cual sea el ámbito o la forma de transmisión de la enfermedad. Si somos capaces de instruir y adiestrar en la pre-vención de enfermedades a nuestro personal de forma adecuada, gran parte de los riesgos se reducen de forma exponencial. La vacunación de los efectivos, siempre que esté disponible la vacuna, constituye nuestra línea Maginot contra muchas de estas enfermedades, pero si acompañando a éstas, nuestro perso-nal no incorpora ciertas normas sanitarias ni practica consejos preventivos, la efectividad de las mismas se verá comprometida. Resultando fundamental, a la hora de establecer un programa de inmunoprofilaxis, conocer la situación epidemiológica de la zona de despliegue. La adherencia del personal a los tratamientos quimioprofi-lácticos, en especial contra la malaria, constituye la herramienta básica de control frente a la enfermedad. Pero la quimioprofi-laxis necesita el cumplimiento estricto de medidas de educación sanitaria, junto con el establecimiento de un programa de vigi-lancia y control de vectores, así como la mejora de las condicio-nes de vida en los lugares de despliegue para disminuir el riesgo de resultar infectado. Por otro lado, desde un punto de vista institucional resul-ta fundamental establecer los protocolos de respuesta y control frente a enfermedades emergentes y reemergentes, el desarrollo e implantación de Instrucciones técnicas como la referente a este tipo de enfermedades emergentes o reemergentes como el ébola o la tuberculosis para permitir el control de la aparición poten-cial de este tipo de brotes. La epidemia de ébola ha demostrado que las Fuerzas Arma-das están preparadas para responder a los retos que se plantean en brotes epidémicos, ya sea en la gestión de casos, realizando aeroevacuaciones en condiciones de bioseguridad, o formando al personal sanitario para poder trabajar con seguridad y en un futuro próximo poder atender a los pacientes con enfermedades emergentes o reemergentes de alta transmisibilidad. Alberto Cique Moya Tcol. Veterinario. Servicio de Sanidad Ambiental y NBQ Mª Elga Mayo Montero Cte. Médico. Servicio de epidemiología e Inteligencia Sanitaria Instituto de Medicina Preventiva de la Defensa “Capitán Médico Ramón y Cajal”


REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015
To see the actual publication please follow the link above