Editorial - Las Fuerzas Armadas ante el desafío de las enfermedades emergentes y reemergentes

REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015

Sanid. mil. 2015; 71 (3)  141 EDITORIAL Las Fuerzas Armadas ante el desafío de las enfermedades emergentes y reemergentes A través de los tiempos los microorganismos han dirigido los destinos de los ejércitos, cambiando el sentido de la historia. Muchos son los ejemplos que se podrían dar para exponer esta realidad, desde el bacilo de la peste hasta el virus de la viruela, pasando por el virus de la gripe, la rickettsia del tifus exante-mático o el parásito de la malaria. De ellos, hay constancia que los dos primeros han sido utilizados con fines militares en un contexto de guerra biológica. Mientras que el resto, sin nombrar a otros muchos agentes, han tenido consecuencias operacionales muy importantes en los conflictos. Para ilustrar lo anterior baste decir que un cuarto de los sol-dados que defendían la ciudad de Zaragoza durante los sitios de 1808 y 1809 fallecieron como consecuencia de una epidemia de tifus exantemático que asoló la ciudad, hecho que provocó la caí-da de la ciudad en manos de los franceses. En el mismo sentido, se podría decir sin temor a equivocarnos que, el ejército ruso no habría podido derrotar a la “Grand Armée” sin la colaboración del General Tifus, junto con los generales Hambre e Invierno. Las consecuencias operacionales no solo han afectado a los efectivos desplegados, sino que han contribuido a la disemi-nación de las enfermedades con la repatriación de los mismos hacia sus territorios de origen contribuyendo a la emergencia o reemergencia de las mismas. Valgan de ejemplo la epidemia de cólera de 1833 en España, provocada por la repatriación de sol-dados que habían luchando en la guerra de sucesión portuguesa, difundiendo la enfermedad conforme se dirigían al País Vasco y Navarra; la mal llamada gripe española que se difundió por el mundo con los movimientos de tropas en la I Guerra Mundial, o el brote de cólera tras el terremoto de Haití que parece ser fue introducido por las tropas nepalíes desplegadas en socorro del pueblo haitiano. Por otro lado, los efectivos desplegados en zonas endémicas de fiebre amarilla, malaria o encefalitis centroeuropea, entre otras muchas enfermedades, tienen que hacer frente mediante vacunación o establecimiento de quimiprofilaxis a la amenaza de estas y otras enfermedades infecciosas. De hecho tras la 2ª Guerra Mundial se produjo un incremento de casos de mala-ria importados en los Estados Unidos tras la repatriación de los efectivos desplegados fuera de su territorio. Entre 1917 y 2009 el Ejército americano declaró más de 125.000 casos de malaria tras su participación en los diferentes conflictos y operaciones, y todo esto a pesar del desarrollo de los antimaláricos, el cono-cimiento del ciclo biológico, la caracterización de riesgos, y por supuesto el fallo en las medidas preventivas de control por falta de adherencia a los tratamientos y la no adopción de medidas de control. Un aspecto que destaca en todos los posibles ejemplos que podrían ilustrar la aparición de brotes de enfermedad entre los efectivos militares, es que desplegamos en zonas donde se ha producido una ruptura o un grave deterioro, sea cual sea la cau-sa, del sistema de salud pública, bien sea por desastre o por un conflicto, con lo que los microorganismos encuentran las condi-ciones ideales para su desarrollo y proliferación. Ya se trate de microorganismos que son transportados por los efectivos hacia la zona de operaciones o las fuerzas replieguen de áreas endémi-cas con un microorganismo no presente en su lugar de origen, las Fuerzas Armadas en su conjunto tienen que hacer frente a la amenaza de las enfermedades emergentes y reemergentes. Desde 1998 la poliomielitis estaba en vías de erradicación. En el año 2013, sólo tres países presentaban transmisión endé-mica de poliovirus salvaje (Pakistán, Afganistán y Nigeria). Du-rante el año 2013 la situación varió, se notificó un brote de polio en Somalia que se extendió a otros cuatro países del Cuerno de África (Somalia, Kenia, Sudán del Sur y Etiopía, además Israel aisló virus polio salvaje tipo 1 (PVS1) en muestras ambientales de aguas residuales recogidas durante la vigilancia ambiental y por último el conflicto bélico en que se encuentra envuelto Si-ria ha facilitado el descenso de las coberturas frente a la polio y la emergencia de un brote en este país y en la población que se desplaza procedente de él. Con este motivo en Mayo 2014 la OMS declaró la extensión internacional del virus polio como un Evento de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) y alertó a los países libres de polio de la extensión de la enferme-dad dado el aumento de la movilidad de las personas y poblacio-nes. Nuestros efectivos se desplazan por muchas de las regiones con circulación de virus polio y a pesar de las altas coberturas de vacunación infantil frente a la polio en España, esta enfermedad requiere una dosis de recuerdo en la vida adulta ante desplaza-mientos a zonas donde existe riesgo de circulación y exportación del virus polio salvaje. La importancia de las enfermedades emergentes y reemergen-tes es tal que dentro de la Estrategia de Seguridad Nacional se ha incluido como un riesgo relevante para España la expansión a gran escala de determinadas enfermedades y pandemias – fa-vorecida por el desplazamiento masivo de población – así como el tráfico ilícito de animales y de productos de origen animal. Hecho que se está viendo corroborado con la aparición del Sín-drome Agudo Respiratorio Grave, las diferentes variedades de virus gripe con potencial zoonótico y pandémico, la expansión del cólera, la aparición del MERS-CoV o la epidemia de Ébola que tendrá consecuencias sociopolíticas en un futuro próximo debido al impacto que ha provocado, y está provocando en los países afectados. Sin olvidar enfermedades de transmisión vectorial como el Chikungunya, la Enfermedad del Nilo Occidental, o la enferme-dad por virus Zika que están provocando graves problemas de salud pública en las áreas afectadas, y que se están expandiendo gracias a la colonización de nuevos nichos ecológicos de los di-ferentes vectores, como el Aedes aegypti o el Aedes albopictus, en áreas donde no existían anteriormente a merced del calenta-miento global y el favorecimiento de las condiciones de vida de los vectores.


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