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MEMORIAL ARTILLERIA DIC 2016

Historia 87 Inscripciones y grabados en los cañones de artillería Imagen superior: figura 1. Recámara de bombarda de principios del S. xv, cañones de Carlos V y piezas venecianas. Imagen inferior: figura 2. Distintas aleaciones usadas de bronce. unimos el óxido y el progresi-vo debilitamiento por el uso, dispondremos de unas piezas de muy dudosa fiabilidad. Para solucionar este pro-blema se recurre a utilizar un metal obtenido por fusión y moldeo, como era el bronce. A finales del S. xiv se inicia la construcción de piezas en bronce, recurriendo para tal menester a los expertos en el tratamiento de este material: los maestros campaneros. Estos, para la fundición de las campanas utilizaban un bronce llamado “metal de campanas” compuesto por un 78% de cobre y un 22% de estaño, que proporciona-ba a las campanas una gran sonoridad. (Fig. 2) Pero esta aleación que daba a las campanas una resistencia aceptable al ta-ñido, presentaba una gran debilidad a los esfuerzos de un disparo por la fuerte pre-sión de los gases, por lo que las piezas fundidas con esta aleación acababan reventan-do a los pocos disparos1. Tampoco aportaban mu-chas mejoras los artífices de batir moneda, que colabora-ban en la fundición de caño-nes, ya que en la confección de (1) Existen, a lo largo de la historia, varios ejemplos que demuestran la debilidad de las piezas así construidas por ejemplo: • El hungaro Urban Venguerez construye para Mahomet II (1452) dos gigantes-cas bombardas que se utilizan para asediar y destruir los muros de Cons-tantinopla. No obstante una de las bombardas revienta al segundo día ma-tando al fundidor y a varios ayudantes. • James II, rey de Escocia (1460), muere al reventar el cañón llamado “El León”. • Jean Mague, fundidor de la pieza co-nocida como “bombarda de Luis XI” muere con 14 más en 1478, al reven-tar la pieza que había fabricado. ... los artesanos implica-dos en la fundición de ca-ñones dedicaran todo su tiempo y atención a con-seguir mejores aleaciones antes que a embellecer los tubos con grabados de escudos y nombres. monedas usaban una aleación todavía más endeble: 75% de cobre y 25% de estaño. En esta situación ¿Puede un maestro fundidor sentir-se tan orgulloso de su trabajo como para poner su nombre en unas piezas que reventa-ban al 3º o 4º disparo? ¿Algún monarca se sentiría orgulloso de poseer unas piezas que re-ventaban sin obtener en su uso los resultados deseados? Se entiende por tanto que los artesanos implicados en la fundición de cañones dedica-ran todo su tiempo y atención a conseguir mejores aleacio-nes antes que a embellecer los tubos con grabados de es-cudos y nombres. Al final, y gracias a la ex-periencia acumulada y al


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