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REVISTA IEEE 9

42 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 9 / 2017 y defensa (Área 2); Interacción de las Fuerzas Armadas con la sociedad (Área 3), y Politización o neutralidad política de las Fuerzas Armadas (Área 4). Las áreas 2 y 3 analizan, respectivamente, el vínculo entre las Fuerzas Armadas y aquellos civiles a los que se confía la responsabilidad de ejercer el legítimo poder del Estado —lo que Snider denomina «el nexo cívico-militar»8—, así como el existente entre la sociedad civil y los militares que la defienden. El área 1 se centra en el control civil, analizando el nivel de autogestión de la profesión por parte de los militares, mientras que el área 4 evalúa específicamente el grado de neutralidad política de quienes llevan el uniforme. En los apartados siguientes se examinarán las cuatro áreas. Un análisis exhaustivo de la literatura existente sobre las CMR ayudará a determinar los temas que deben ser considerados en cada epígrafe. El modelo se aplicará posteriormente a los casos del Reino Unido y Grecia, dos democracias occidentales con distintas trayectorias de militarismo que ofrecen modelos comparables entre sí y con el modelo definido como ideal. Área 1: autonomía profesional (gestión de la profesión) En el ámbito de las relaciones cívico-militares, la expresión «autonomía profesional» alude a la libertad de las Fuerzas Armadas para decidir sobre sus asuntos profesionales sin interferencias o presiones de agentes externos, por los cuales entendemos, naturalmente, a sus dirigentes políticos. El término puede considerarse de dos maneras: política e institucional9. La primera coincidiría con la independencia e incluso el desafío al control civil. En este planteamiento hay un supuesto, no solo de independencia militar frente a los dirigentes políticos, sino incluso de superioridad de los primeros frente a los segundos, siendo la autonomía una variable que depende del grado en que las Fuerzas Armadas están decididas a despojar a los civiles de sus prerrogativas políticas y reclamarlas para sí. Dicho de otro modo: las Fuerzas Armadas pueden graduar la autonomía a voluntad, con la única limitación del autodominio que se quieran imponer. Tal interpretación de la autonomía, que supone unos militares en confrontación con el liderazgo político y deseosos de usurpar las responsabilidades compartidas en el nexo cívico-militar, es muy infrecuente en los Estados democráticos y más propia de regímenes autoritarios o de Estados en transición hacia la democracia. Lo más habitual es que la autonomía profesional se presente en forma de autonomía institucional, una interpretación que se refiere a ella como exclusividad e independencia profesional10. 8  NIELSEN, Suzanne C. y SNIDER, Don M., «Introduction», en American Civil-Military Relations. The Soldier and the State in a New Era, Baltimore, MD: The Johns Hopkins University Press, 2009, p. 3. 9  PION-BERLIN, David, «Military Autonomy and Emerging Democracies in South America», Comparative Politics, vol. 25, n.º 1 (October 1992), p. 85. 10  Ibíd., p. 84. http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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