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REVISTA DE SANIDAD FAS ENE MAR 2016

R. García Cañas, et al. La medición normal de un compartimiento en reposo oscila entre 0 y 8 mm Hg; por lo tanto, cuando la presión intracompartimental se eleva por encima de 35 mmHg se considera como un Síndrome Compartimental Agudo. Whitesides y cols. concluyeron que se ne-cesita una fasciotomía cuando la presión intracompartimental se aproxima a 20mm Hg por debajo de la tensión arterial diastólica5. El Síndrome Compartimental Agudo debe ser considerado como una verdadera urgencia con la finalidad de evitar un des-enlace fatal para la extremidad afectada. Por lo tanto, está in-dicada la realización de una descompresión inmediata del com-partimento afectado mediante fasciotomías extendidas, y éstas deben preceder a cualquier otro acto quirúrgico. La incidencia de Síndrome Compartimental Agudo tras pro-cedimientos transradiales es muy baja, ocurriendo en menos de un 0,5% de los casos. Las causas más frecuentes de síndrome compartimental están relacionadas con la formación de un he-matoma debido a la perforación de la arteria radial o alguna de sus ramas2,6. El uso excesivo de la anticoagulación también ha sido relacionado con casos de síndrome compartimental2,7. Araki et al. comunicaron un caso de síndrome compartimen-tal tras un procedimiento transradial que no fue producido por sangrado ni hematoma, describieron un edema en antebrazo producido por isquemia muscular secundaria a un espasmo ar-terial8. Tizón-Marcos et al. revisaron la base de datos Pubmed desde 1992-2007, encontrando únicamente 5 casos de síndrome compartimental tras procedimiento transradial; además reali-zaron un estudio retrospectivo de 51.296 procedimientos tran-sradiales realizados en el Hôpital Laval (Québec, Canada) en-tre 1994 y 2007, dónde sólo encontraron 2 casos de Síndrome Compartimental Agudo en antebrazo, estimando una incidencia del 0,004%2. Omori et al. han publicado 4 casos de síndrome compartimental secundarios a cateterismo, todos ellos se debie-ron a sangrado arterial y se localizaron en brazo9. Qvist et al. comunicaron 1 caso de síndrome compartimental silente tras cateterización de arteria radial para monitorización continua intraoperatoria10. El caso clínico presentado es una clara muestra de una de la complicaciones más graves de los procedimientos vasculares per-cutáneos. La paciente presentó un cuadro clínico evidente y esta-blecido, además de las “five P’s” referidas en los textos clásicos, nuestro caso presentó poikilothermia (en el contexto de un síndro-me compartimental, se refiere a la diferencia de temperatura entre el miembro afecto y su homólogo contralateral) por lo que en los que los textos más recientes, ya se viene hablando de las “six P’s”. Así mismo corroboramos el diagnóstico con una medición de la presión intracompartimental, obteniendo un registro superior a 35mm Hg. Se han descrito casos de síndrome compartimental en antebrazo tras cateterismo transradial secundarios a sangrado ar-terial, hematoma a presión y edema post-espasmo arterial, nues-tro caso fue debido a la formación de un hematoma a tensión en el compartimento anterior del antebrazo2,7-10. Durante la intervención quirúrgica se descartó el uso de la anestesia locorregional, ya que interferiría en la valoración postquirúrgica del estado neurológico del miembro tratado. La técnica de cierre utilizada en nuestro caso, está amplia-mente indicada en la mayor parte de las fasciotomías, aunque deben realizarse modificaciones si se trata de fasciotomías en los muslos11. Se sugiere no utilizar esta técnica en situaciones de 36  Sanid. mil. 2016; 72 (1) alto riesgo de progresión de infección (fracturas abiertas, fascitis necrotizante,…)12. Comparada con otras técnicas alternativas, tales como. el cierre primario, el injerto de piel de espesor par-cial, el cierre por segunda intención o la utlización de terapia V.A.C.® (“Vacuum Assisted Closure” (cicatrización asistida por vacío))13-15, esta modalidad de cierre es de fácil realización, rá-pido aprendizaje y corto tiempo de ejecución. Su realización ofrece ventajas de una más rápida recuperación, disminución de la morbilidad asociada a la herida, menor necesidad de re-intervenciones, menor estancia hospitalaria y, finalmente, mejo-res resultados estéticos12. En conclusión, esta técnica de cierre diferido conocida como “shoelace technique” (técnica del cordón de zapato) es de fácil ejecución y debería ser considerada como alternativa de primera elección para el manejo de fasciotomías16. En el contexto de la Sanidad Militar, el Síndrome Com-partimental Agudo constituye una de las complicaciones más frecuentes que presentan los pacientes con fracturas de huesos largos; por lo tanto, se hace aún más necesario por parte de los cirujanos militares conocer este cuadro clínico, ya que en la gran parte de las ocasiones no se dispondrá de dispositivos para el diagnóstico; así como su manejo quirúrgico tanto en la forma de fasciotomías profilácticas como terapéuticas17-19. CONCLUSIONES El Síndrome Compartimental Agudo constituye una urgencia quirúrgica, ya que de no ser tratada oportunamente, pone en peligro la funcionalidad, por las secuelas neurológicas, o incluso la viabili-dad del miembro afectado, pudiendo ser necesaria su amputación. Los procedimientos transradiales son una técnica muy utili-zada en la actualidad y tienen una baja tasa de complicaciones. No obstante, está técnica no está exenta de riesgos, que aunque infrecuentes son potencialmente graves y deben tenerse en cuenta. El manejo de las complicaciones regionales asociadas al ca-teterismo por vía radial, debe ser conocido por el personal sani-tario que emplee técnicas transradiales. Es necesario conocer la sintomatología de alerta de un sín-drome compartimental, y aplicar los mecanismos iniciales de prevención, tales como, retirada de yesos y vendajes compresi-vos, y elevación del miembro afectado. Si con estas primeras me-didas, el cuadro no evoluciona satisfactoriamente, procederemos a la realización de una fasciotomía como parte de un procedi-miento quirúrgico urgente y resolutivo. Los autores de este trabajo creemos en la importancia de que el personal sanitario de las Fuerzas Armadas conozca el diag-nóstico y tratamiento del Síndrome Compartimental Agudo, por tratarse de una patología frecuente en el medio militar. BIBLIOGRAFÍA 1. Shroff A, Siddiqui S, Burg A, Singla I. Identification and management of com-plications of transradial procedures. Curr Cardiol Rep. 2013 Apr;15(4):350. 2. Tizón-Marcos H, Barbeau GR. Incidence of compartment syndrome of the arm in a large series of transradial approach for coronary procedures. J In-terv Cardiol. 2008 Oct;21(5):380-4. 3. Volkmann R. Die ischaesmische muskellahmungen und kontrakturen. Zen-tralbl Chir. 1881;8:801.


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