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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA OCTUBRE 2017

Proyecto para las obras de riego de los campos del Urgel (Cataluña), Zermeño,1766. su empleo de mariscal de campo y no ascendió a teniente general hasta 1755. En cualquier caso, guió a los ingenieros hasta su unificación con el Cuerpo de Artillería bajo la dirección única del conde de Aranda (1756). No duraría mucho la fórmula, ya que artilleros e ingenieros, ramas de un tronco común, estaban inmersos en un notable proceso de especialización y diferenciación que hacía inviable su unión, como se había experimentado por la época en Francia. Durante esa interinidad (1749-1756), Zermeño abordó además, y entre otros expedientes, la creación oficial del Montepío de Ingenieros, la reforma de la enseñanza de las academias de matemáticas y el aumento de sueldo para el personal del Cuerpo enviado a América. SAN FERNANDO DE FIGUERAS Pero sobre todo proyectó numerosas obras militares, especialmente en Cataluña, instalado en su capital. Es de reseñar el inicio de la construcción de la fortaleza de San Fernando de Figueras (Girona) en el Ampurdán (1753), donde dejó a su hijo Pedro Martín (Zermeño) Paredes como encargado de obras y al que designaría, a partir de 1756, ingeniero director del Principado de Cataluña. En el período de unión entre ingenieros y artilleros, Zermeño ostentó el cargo de director de los primeros en Navarra (1756-1758), donde realizó el proyecto de fortificación de Pamplona y otras propuestas para San Sebastián. También ejerció de comandante general de la plaza de Orán (1758-1765). Tras la separación de los artilleros (1761), los tenientes generales Ricardo Wall y Maximiliano de la Croix se convirtieron en los jefes del Cuerpo de Ingenieros hasta que, en 1766, Zermeño fue nombrado comandante general de ingenieros e inspector de las plazas y fortificaciones Archivo General Militar de Madrid del Reino, dirigiendo de nuevo y desde Barcelona el Cuerpo. Sin embargo, sólo ostentó el tradicional título de ingeniero general a partir de 1769, después de insistir en el asunto ante Carlos III. En los últimos años de vida, instalado en la cúspide del prestigioso Cuerpo de Ingenieros, Zermeño evidenció la necesidad de aumentar su número y crear una sección especializada en puentes, canales y caminos, medidas materializadas tras su muerte. Sí vieron la luz las nuevas ordenanzas para el servicio del Cuerpo de Ingenieros en guarnición y campaña (1768), en vigor hasta 1803. Además, Zermeño continuó su actividad proyectos, allende Europa, las fortificaciones de Santiago de Cuba, Manila (Filipinas), Valdivia (Chile), Puerto Cabello (Venezuela), San Fernando de Omoa (Honduras) y Montevideo (Uruguay). Falleció en 1773 en su casa de Barcelona, donde entre trabajo y trabajo pasó buena parte de su vida, siendo sustituido por su hijo Pedro de forma interina. En la Ciudad Condal dejó concluido el barrio de la Barceloneta, viejo proyecto de su maestro Verboom y uno de los mejores ejemplos del urbanismo de la Ilustración en su época. CAPACIDAD Y SABER HACER Durante su vida se esforzó en recuperar el reconocimiento de la hidalguía familiar, consumidas sus credenciales en las llamas de la Guerra de Sucesión, pero llegó a alcanzar, desde sus humildes comienzos y gracias a sus buenas capacidades y saber hacer, los escalones más altos del Cuerpo de Ingenieros, el mejor baluarte de la monarquía española, cuna de oficiales dedicados, hechos a sí mismos en el yunque del estudio y la experiencia, la combinación perfecta del militar ilustrado del siglo XVIII. constructiva. Desarrolló entre otros Materia de estudio JORNADAS de análisis, exposiciones, visitas guiadas… analizan y acercan la labor del conjunto de los ingenieros militares —así como el trabajo de algunos de sus nombres más sobresalientes— a expertos y no versados en la materia. A tales actuaciones se suman los libros que, quizás, aportan la reflexión más pausada. Más numerosos de lo que pudiera parecer, son muchos los títulos que se pueden encontrar sobre la materia en papel y en formato electrónico. Estas líneas apuntan tres de los títulos publicados por la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa (http://publicaciones.defensa.gob.es), aunque son varios más los editados por el Departamento y otros sellos. El primero de ellos, aunque no el más reciente, está dedicado a Los ingenieros militares Juan y Pedro Zermeño: paradigmas de la Ilustración (2013). Padre —el protagonista de estas páginas— e hijo dejaron un amplio legado de obra militar y civil. De este 2017 es, por su parte, Proyección en América de los ingenieros militares. Siglo XVIII. Es la cuarta entrega del grupo de trabajo de la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona y se adentra en la proyección de la obra de los integrantes del Cuerpo ilustrado en los territorios americanos con una mirada global y que incluye su conexión con el control de aquellas tierras. El tercer ejemplo aquí citado, y el más veterano de los tres expuestos, vio la luz en el año 2006 y se centra en Los ingenieros militares de la Monarquía Hispánica en los siglos XVII y XVIII. Germán Segura García 58 Revista Española de Defensa Octubre 2017


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