Si, como hemos visto, los 32 ejemplares recibidos de los italianos en agosto de 1938 estaban numerados del 21-32 al 21-63, y los dos que estaban en el Parque de Baleares el 29 de mayo de 1939 eran los 21-86 y 21-87, tuvo que haber otros que recibieran las matrículas 21-64 a 21-85, es decir, veintidós aviones más. Pero ¿cuáles, si solo quedan por con-tabilizar 108 los trece de Zaragoza? Por otro lado, sabemos que en la magna concentración de Barajas del 12 de mayo de 1939 estuvieron presentes 22 SM.81 nacionales y nueve de la Aviación Legionaria. De los primeros conocemos, por fotos, las matrículas de veintiuno, cinco de las cuales eran las 21-64, 66, 69, 71 y 72, lo cual indica que por entonces la Aviación Nacional había recibi-do nueve aviones más o, dicho de otra forma, que ya había asignado nuevas matrículas (las comprendidas entre la 21-64 y la 21-72) a otros tantos aerodinos. Ahora, la cuestión es la siguiente: ¿eran esos nueve SM.81 los que estaban en vuelo en Zaragoza el 29 de mayo y los mismos que, días antes, habían estado en Barajas o eran otros distintos? En este último caso, ya tendríamos los veintidós que nos faltaban, es decir, los nueve italianos de Barajas, los nueve en vuelo en Zaragoza y los cuatro en re-paración en este campo. Por desgracia, no disponemos de documentos que resuelvan esta duda. No obstante, quizás tenga importancia para respaldar la te-sis de que los nueve de Barajas y los nueve de Zaragoza no eran los mismos, el hecho de que, el 24 de mayo de 1939, el coronel italiano F. Lanzafame, a la sazón jefe de la Intenden-za Aviazione Legionaria, con sede en Zaragoza, remitiera a la Jefatura del Aire un escrito en el que, en contestación a uno de esta de dos días antes, informaba de los nombres de los componentes de las comisiones italianas encargadas de la entrega del material legionario a la Aviación Nacional. Infor-maba el coronel que los comisionados en los aeródromos de Valenzuela y Sanjurjo eran el teniente coronel Francesco Ri-zzi, el capitán Federico Barbarossa y el teniente Silvio Mag-ni, mientras que en el de Tablada eran el teniente coronel Tommaso Enea, el comandante Umberto Tolino y el teniente Clemente Pistagnesi. Y ¿por qué esto puede ser importante? Porque enten-demos (esperamos que de forma acertada) que, si dichas comisiones fueron constituidas en esa fecha para entregar el material a España, los trece SM.81 que se hallaban en Za-ragoza cinco días después no habían sido cedidos con ante-rioridad y, por tanto, no deberían haber recibido todavía sus matrículas nuevas, asignadas por la Aviación Nacional, que serían, por tanto, las 21-73 a 21-85 que nos faltan. Por otro lado, nos consta que a dos aviones más les fueron adjudicadas las matrículas 21-88 y 21-89. En este caso, no tenemos la más mínima idea sobre su procedencia, aunque sospechamos que bien pudiera tratarse de dos inicialmente dados de baja, pero que, finalmente, fueran recuperados y rematriculados. Curiosamente, ambos tuvieron posterior-mente como única unidad de destino durante su vida en acti-vo el Grupo de Estado Mayor. Unidades de SM.81 Las unidades hispanas equipadas con este material man-tuvieron hasta el 1 de septiembre de 1939, cuando les fueron asignadas unas nuevas, las denominaciones que ha-bían ostentado durante la guerra, es decir, que siguieron lla-mándose 15-G-21, 16-G-21, 17-G-21 y 18-G-21. A partir de entonces, en virtud de la Norma 10011, aprobada por el mi-nistro del Aire, algunos SM.81 quedaron encuadrados en los Grupos 112 y 113 de bombardeo, adscritos a 16.ª Escuadra, a la que se le asignó como sede el campo vallisoletano de Villanubla. Los demás se hallaban en revisión en el Parque Regional de León. A mediados de febrero de 1941 España fue azotada por un tremendo temporal, acompañado de intenso viento huraca-nado los días 15 y 16 (el más violento del siglo XX, según los meteorólogos), a consecuencia del cual resultaron muy da-ñados cuatro de los cinco SM.81 que se hallaban entonces en el campo de Villanubla. Fueron estos los 21-34, 41, 46 y Otra vista de los SM.81 de Barajas (AHEA)
AEROPLANO 35
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