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23 rra italo-turca) en noviembre de 1911, este hito del primer bombardeo aéreo es, de alguna forma, compartido. El 5 de noviembre de 1913 la escuadrilla expedicionaria española intervino en la campaña de Marruecos, actuando por primera vez en un conflicto real como una unidad militar de aviación organizada y llevando a cabo el primer bombardeo aéreo mediante el concepto de fuerza aérea y con procedimientos y material específico. Como se verá más adelante, la utiliza-ción de globos, desplegados en 1909 para el conflicto, con un impacto significativo en misiones de reconocimiento, ob-servación y corrección de tiro de artillería, se vio complemen-tada, a partir de 1913, cuando las operaciones aéreas fueron ejecutadas conjuntamente con aeroplanos, cuya influencia en la guerra fue aún mayor. En los aeródromos africanos se forjó el carácter de la Aviación española, caracterizado por los arriesgados vuelos a baja altura, que fueron denominados «vuelos a la española». Más adelante se ampliará la partici-pación de la aviación militar en este conflicto. Como ya se ha visto, a España, implicada por aquel enton-ces en el conflicto con Marruecos, también llegaron las ideas nacientes sobre el poder aéreo, fundamentalmente a través de los contactos y conexiones con homólogos aeronáuticos de países de nuestro entorno. Muy por delante de su tiempo, Giulio Douhet sentaba las bases del pensamiento aéreo casi 30 años antes de la completa puesta en práctica de sus ideas. Estas ejercieron una enorme influencia en el resto de los profetas del aire en los países desarrollados, sobre todo en EE.UU., Reino Unido y Francia. El resultado de sus ideas se vería en el perIodo entreguerras, cuando estos países, en particular EE.UU. y Reino Unido, desarrollaron sus respecti-vas teorías de bombardeo estratégico. Habiendo editado los textos sobre el Dominio del Aire y medios auxiliares en 1910, Douhet añadiría después, en 1921, que tras la I Guerra Mun-dial no tenía que modificar ninguna palabra de lo escrito en 1910, a pesar de que el concepto del Dominio del Aire no se había afianzado aún con claridad. Por su parte, en el Reino Unido, los bombardeos sobre Londres comenzados en 1915 a cargo de los dirigibles pro-dujeron una drástica iniciativa: la constitución de una fuerza aérea, la Royal Air Force (RAF), independiente el 1 de abril de 1918, al mando de H. Trenchard, para llevar a cabo una acción directa contra el corazón industrial alemán. En plena Primera Guerra Mundial, Trenchard desarrolló una estrate-gia que hizo progresar enormemente a la aviación británica. Como es conocido, el efecto sinérgico del teórico Douhet (Italia), el pragmático Trenchard (Reino Unido), el publicista Mitchell (EEUU) y el creativo ingeniero naval ruso estadou-nidense Severski fue decisivo para el progreso del poder aéreo. En España, posiblemente la primera publicación aérea sobre doctrina fue una serie de artículos en la prensa escritos por el entonces comandante Alfredo Kindelán Duany que, tras ser recopilados en un folleto titulado «La Flota Aérea española. Bases para su organización», fueron impresos en 1916. Así mismo, además de todas las actividades puramente aeronáuticas citadas, en 1915 el primer hidroavión militar es-pañol, un Curtiss JN2 modificado, hizo su primer vuelo sobre el Mar Menor (15.12.1915) como preludio de la creación de la Escuela de Hidroaviones de Los Alcázares (Murcia). Además, en septiembre de 1917 se firmó un decreto gubernamen-tal por el que se creó la Aviación Naval y en abril de 1918 un marino español, el mayor Manuel O’Fellan y Correoso, escribía el libro «Ideas para la organización del Servicio de Aviación Naval en España», cuya introducción incluía un aná-lisis de organizaciones extranjeras, estableciendo las bases de la autonomía de la Aviación Naval dependiente solo de la Armada e independiente, aunque en estrecho contacto, de la aviación militar9. Resulta, por tanto, evidente que todos los acontecimientos relacionados con la aviación militar española demostraban una clara conexión con lo que estaba sucediendo en el resto de Europa y el deseo muy temprano de los pioneros aéreos españoles de un poder aéreo independiente, ya fuera aero-naval o puramente aéreo. (c) La aviación militar incrementa su madurez (1919-1926) En el período entre el final de la Primera Guerra Mundial y 1926 hubo una dura lucha por la independencia de la aviación y una efervescencia doctrinal sobre la utilización del poder aéreo. El contacto con aviadores de otros países con-tinuó siendo la norma. En julio de 1919, el general e ingeniero Francisco Echagüe Santoyo, ex agregado militar en París du-rante la Primera Guerra Mundial y designado jefe del Servicio de Aeronáutica Militar, impulsó una importante evolución orgánica de la aviación. A su vez, en 1920, cada una de las cinco escuelas de vuelo en los aeródromos de Cuatro Vien-tos, Getafe, Tablada, Los Alcázares y Zaragoza, esta pos-teriormente sustituida por la recién organizada escuela de Aeródromo de la aviación militar española en Nador, norte de Marruecos (AHEA)


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