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bimotores capaces de volar con un solo motor y con capaci-dad para transportar de 10 a 14 pasajeros. Resalto la capacidad, puesto que es la demandada por las compañías aéreas, aunque posteriormente fue creciendo a 20, incluso a 30 en modelos posteriores, pero es la demanda la que impone la capacidad. Desde luego sus formas redon-deadas 58 llamaban la atención de cualquier observador. Los primitivos DC-1 evolucionaron a los DC 2, aviones con los que contó la LAPE y posteriormente, con la guerra pasa-ron al Ejército. Con uno de ellos se realizó el conocido abas-tecimiento del cuartel de Santa María de la Cabeza. Y acabo este apartado recordando lo que dice el pasajero al que esperan: «A mi edad ya no se tiene miedo a nada ¿Por qué no pro-bar a volar y quedarme con las ganas? Lo único que siento es que me estoy haciendo viejo, ahora que comienzan estas cosas tan interesantes» Continuando con el texto de La forja de un rebelde encon-tramos que: «Las más importantes firmas alemanas trabajan intensa-mente en la aplicación del magnesio y sus aleaciones en los motores de explosión para aeroplanos. La materia prima venía de España y la barrera de patentes impedía su explota-ción industrial. Sin los alemanes don Rafael no hubiera teni-do comprador para su magnesia» Incluso uno de los personajes dice que geólogos e ingenie-ros alemanes están dispuestos a buscar un sitio para cons-truir un aeródromo en Asturias y poder importar fácilmente las materias primas. El magnesio era muy utilizado en aviación, no solo en aleaciones para motores, también en la fabricación del du-raluminio. Pero, aparte de las prácticas comerciales que se descri-ben, considero que es necesario sumergirnos en el sistema de patentes que a lo largo del libro aparece repetidamente. Las patentes representan un reconocimiento al resultado de la investigación, cuyo primer antecedente en España se remonta al año 1522 con la Primera Real Cédula de Privilegio de Invención que protege de por vida un nuevo instrumento para hacer navegar a los navíos cuando hay calma. En las fechas en que se escribe la novela, está en vigor el Real Decreto-Ley de 192912 que reforma la Ley de propiedad industrial de 16 de mayo de 1902, del que reproduzco el artí-culo primero: «Artículo 1.° Propiedad industrial es la que adquiere por sí mismo el inventor o descubridor, con la creación o descu-brimiento de cualquier invento relacionado con la industria; y el productor, fabricante o comerciante con la creación de signos especiales con los que aspira a distinguir, de los simi-lares, los resultados de su trabajo. La ley no crea, por tanto, la Propiedad Industrial, y su fun-ción se limita a reconocer, regular y reglamentar, mediante el cumplimiento de las formalidades que en esta ley se fijan, el derecho que por sí mismo hayan adquirido los interesados por el hecho de la prioridad de la invención, del uso o del re-gistro, según los casos». En otros artículos señala que se autoriza a los inventores a perseguir civil y criminalmente a quienes lesionen sus dere- Fokker VII de la LAPE. Se observa un extraordinario parecido con el Ford IV AF Douglas DC 2 de la LAPE, EC-XAX, nº 21 (Hércules)


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