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59 chos y que el certificado de inscripción se considera prueba de la patente. Las patentes defienden, fundamentalmente, un componen-te económico, aunque también el prestigio para del inventor. Al leer el libro vemos que las patentes en España no requie-ren más que ser solicitadas y pagar los derechos al Estado, por lo que se presentan muchas que no esperan la retribu-ción económica, en cambio, en casi todas las extranjeras re-gistradas en España (además de en sus respectivos países), prevalecerá el componente económico. Como he señalado, el señor Barea trabaja en una agen-cia de comercio en la intermediación para la obtención de patentes, lo que le da acceso a muchos expedientes sobre aviación. Decidí escudriñar el registro de patentes13. Elegí un ran-go demasiado ambicioso, entre 1903 y 1939, intentando seleccionar las relativas a la aviación. Tengo que recono-cer que los primeros resultados me produjeron una ale-gría inmensa, se reproducirán infinidad de nombres que figuran en cualquier historia de la aviación: Hermanos Wright, Brunet, Bleriot, Antoinette, Deperdussin, Vickers, Caproni, Caudron, Hugo Junkers, Herrera, la Cierva, etc., el problema era que cada vez iban apareciendo más re-gistros y dudaba que todos fueran patentes aeronáuticas. Por supuesto, si contenía la palabra «avión», «maquina voladora» o «aeronáutica» no quedaba duda de que eran las que buscaba, pero sobre hélices, podían ser navales o de amasadoras de pan u otros artefactos; en los motores tenía el mismo problema y decidí que solo conservaría los que específicamente llevaran la referencia a aviación. En comprobaciones posteriores observé que mi criterio era aceptablemente adecuado, puesto que aparecía Marc Birkingt, el ingeniero suizo padre del motor Hispano Suiza, pero también La Hispano Suiza (de Barcelona), incluso la Société Française Hispano-Suiza y también la Hispano Air-craft de Guadalajara, su heredera. Respecto a las ruedas, me ocurrió lo mismo, pero al apare-cer, la patente 67207 de 1918 para «Una rueda neumática de llanta rígida», me fijé que el autor era Eduardo Barrón Ramos de Sotomayor y no tuve duda de que se trataba de aviación. Comprobé las patentes del capitán Barrón y aparecieron 7: NUMERO FECHA DENOMINACIÓN 63037 28/09/1916 Timones de balance para estabilización lateral de los aeroplanos. 63811 01/02/1917 Timones de balance para la estabilización lateral de los aeroplanos. 67207 11/06/1918 Una rueda neumática de llanta rígida. 87198 30/10/1923 Un aparato llamado fotocartógrafo. 95394 06/10/1925 Un sistema de trinivelación fotoaérea y aparato correspondiente. 98894 20/07/1926 Un aparato paraltígrafo. 98895 20/07/1926 Un aparato intersectógrafo. No estaba el Barrón Flecha ni ninguno de los otros aero-planos diseñados y fabricados por él en los talleres de Cua-tro Vientos. Dentro de su misma promoción busqué a Herrera y tam-bién contaba con dos patentes a nombre de D. Emilio Herre-ra Linares: NUMERO FECHA DENOMINACIÓN 80315 22/12/1921 Un perfeccionamiento en los postes de anclaje para globos dirigibles. 127649 17/08/1932 Instrumento calculador de ca-racterísticas de aviones. Como en el caso de Barrón me faltaba su invento más reconocido, la escafandra para vuelos de gran altura, pre-cursora de los trajes espaciales, aunque pensándolo de-tenidamente, Herrera publicaba sus estudios en revistas especializadas y no pretendía obtener ninguna retribución económica por su invento. Junkers Ju 52 Capitán Haya en el aeródromo de Cuatro Vientos 1939, donde puede observarse el revestimiento metálico corrugado. Colección Leoncio Hernández


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