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87 Las previsiones iniciales al respecto de los Vildebeest eran que la producción propiamente dicha comenzaría a mediados de 1933, para quedar concluida en agosto de 1934. Se trataba de un trabajo que, si bien por sí solo no podía devolver la acti-vidad de las dos factorías de CASA a los niveles del pasado, al menos permitiría mantener por el momento el nivel de empleo en Cádiz y evitar nuevos ajustes de plantilla en Getafe. Al margen de la construcción de aeronaves, las actividades del taller de fundición de Getafe seguían constituyendo una importante fuente de ingresos para CASA. La facturación de ese taller en 1931 fue de 254.498 pta. y en 1932 subió hasta 488.536 pta. El 18 de agosto de 1932 se había firmado con la I. G. Farbenindustrie de Fráncfort la cesión de licencias de fundición para España de las aleaciones de magnesio designadas genéricamente con el nombre de Elektron. El primer contrato para la nueva sección de magnesio creada en Getafe con un coste de 105.000 pta., fue un pedido de cuatrocientas ruedas establecido por la Compañía de Auto-buses de Barcelona. Era pequeño en cuantía, pues ascendió a unas 180.000 pta. y fue preciso realizarlo a beneficio indus-trial cero para poder competir con las ruedas construidas por medios convencionales, pero abrió una nueva e importante actividad en el seno de CASA15. Buenos propósitos, magros resultados El Consejo de Ministros celebrado el 2 de agosto de 1932 inició el debate acerca de los presupuestos del Estado español para el ejercicio 1933. El día anterior el presidente de ese consejo, Manuel Azaña Díaz, había realizado unas declaraciones a la prensa oficial que tuvieron un amplio eco. En ellas el sector de la defensa recibió una especial aten-ción. Tras indicar que las amplias reformas en curso todavía estaban lejos de su conclusión, y reconocer que la situación española no era favorable en cuanto a materias primas estra-tégicas, indicó Azaña que España necesitaba una industria fuerte con gran capacidad de producción que, en caso de necesidad, fuera capaz de abastecer las necesidades de una campaña militar. Para Azaña, la importancia de la aviación en el terreno mi-litar crecía por días, y por ello era preciso dedicarle la mayor atención y los mayores esfuerzos: «He de proponer al Go-bierno la reorganización de la Aviación en España, centra-lizando la dirección de este servicio en un organismo único que desarrolle un solo plan –a largo plazo– y administre los recursos que el Parlamento quiera votar. De los cálculos hechos resulta que en un plazo de cinco años habríamos de llegar a un presupuesto de 150 millones para la Aviación Mi-litar, a fin de ponerla en proporciones indispensables con los demás recursos defensivos del país»16. El Consejo de CASA tomó debida nota de las declara-ciones de Manuel Azaña, y examinó en su sesión del 11 de octubre siguiente las posibilidades que podían suponer para la empresa. En esa línea se decidió proceder de inmediato a la reparación de una partida de aviones Breguet XIX cuyo presupuesto aún estaba en tramitación, para poder atender con la debida diligencia a nuevos contratos de los que, posi-blemente, se tenía ya alguna noticia. Los propósitos del presidente Azaña cristalizaron en la creación de la Dirección General de Aeronáutica en el seno de la Presidencia del Consejo de Ministros, mediante un Estructuras de aviones Vildebeest en la factoría de Getafe con sus motores instalados


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