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El Ministerio de Defensa prepara nuevas medidas para mejorar la conciliación de la vida familiar y profesional dos las militares que han perdido la vida en estas operaciones: Idoia Rodríguez en 2007 y Niyireth Pineda en 2011, ambas en Afganistán. Por otro lado, los Ejércitos cuentan con 879 mujeres de origen extranjero, la mayoría de Colombia y Ecuador; de ellas solo una no está nacionalizada española. PROGRESIÓN La incorporación de la mujer se ha realizado de forma progresiva, a medida que se iban efectuando adaptaciones de diversa índole. Obligó a cambiarlo todo: a diseñar nuevos uniformes, a habilitar dormitorios y aseos separados en buques y acuartelamientos, a adaptar las pruebas físicas de ingreso —las mismas, pero con otras marcas—… «Se hizo sin previo aviso y sin preguntar —recuerda la teniente coronel María Gracia Cañadas, que en 2016 fue la primera mujer al mando de una unidad tipo batallón, el GACA XII—. Lo cual no es malo, pero pilló un poco de sorpresa. Las instalaciones no estaban preparadas, aunque ese fue un mal menor, porque con buena educación no hubo ningún problema. Algunos se preguntaban: ¿qué hacemos con estas?, ¿cómo las tratamos?». «Antes de ingresar en la Academia General Militar —explica la teniente coronel médico Pilar Hernández Frutos, primera mujer en la Legión y en una misión internacional, la de Bosnia—, fui a una tienda especializada, donde pregunté de qué se componía el uniforme de legionario. Me dijeron que debía venir él a probarse la teresiana, la guerrera y el pantalón, pero les dije que este último debía ser una falda». Conoce bien las dificultades iniciales una de las primeras militares de tropa, la cabo primero permanente del Ejército del Aire Blanca Losada, cuya llegada al Cuartel General del Mando Aéreo de Combate (MACOM) «fue una revolución, y rápidamente tuvieron que habilitar un cuarto donde pudiera estar». Más difícil que estas adaptaciones de vestuarios e instalaciones ha sido conciliar la vida privada con la laboral, principal obstáculo en la carrera profesional de las mujeres. Lo ha vivido la teniente coronel Inmaculada Sierra, jefa de Neurofisiología Clínica del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, quien reconoce que en algunas ocasiones ha temido «no dar la talla, como médico o como militar», y ha extendido los sacrificios a su familia, «pero he tenido la suerte de que 30 AÑOS de la mujer en las FAS tanto mi marido, también médico militar, como mis hijos, lo han asumido con gusto ». La sargento primero del Ejército del Aire Belén González agradece que, cuando se quedó embarazada, se le aplicara la adecuación del servicio para mantenerla alejada de ciertos equipos que podían poner en peligro de gestación, en su actual destino en el Ala 12 de Torrejón. Para mejorar la conciliación, Margarita Robles, que el próximo 18 de septiembre mantendrá una reunión monográfica sobre este asunto con los representantes de las asociaciones profesionales de militares, ha anunciado la implantación de un plan de choque para dotar de guarderías a todos los acuartelamientos. Asimismo, pretende potenciar la inclusión del criterio de género a través de la normativa, la enseñanza y las campañas de divulgación; incrementar las competencias del Observatorio Militar y de la Secretaría Permanente; y dedicar especial atención a las familias monoparentales, parejas de militares y militares con hijos en custodia compartida. La ministra de Defensa se ha comprometido también a priorizar el papel de las mujeres como agentes de paz y a potenciar, sobre todo a través de nuestra participación en misiones en el exterior, su valor como elemento transformador clave en la búsqueda de soluciones duraderas, como aseguró el 11 de julio en la Cumbre de la OTAN. Doce días después, el 23, Margarita Robles celebró una reunión con Alicia Cebada y Mariola Urrea, de la Fundación Mujeres por África, en la que se abordó un plan de acción en dicho sentido. Esta iniciativa entronca con el mandato de Naciones Unidas formulado en el programa Mujer, Paz y Seguridad. Santiago F. del Vado/Víctor Hernández Fotos: Pepe Díaz Una cabo en el buque Juan Carlos I, buque insignia de la Armada. En la UME, una militar adiestra a un perro para rescates entre escombros. Hélène Gicquel Septiembre 2018 Revista Española de Defensa 11


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