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30 AÑOS de la mujer en las FAS La presencia de la mujer, iniciada en 1988, ha sido uno de los pilares de la modernización de las Fuerzas Armadas Integración en IGUALDAD ESTE mes se celebra una importante efeméride: los treinta años de presencia femenina en nuestras Fuerzas Armadas. En septiembre de 1988, 26 mujeres ingresaban en las Academias y, aunque su acceso se restringía entonces a los Cuerpos de Ingenieros de los Ejércitos y la Armada y a los ahora llamados Cuerpos Comunes —Jurídico, Intervención, Sanidad y Músicos—, era la primera vez que la institución militar acogía a mujeres como miembros de pleno derecho, en el mismo régimen que sus compañeros varones. Lo que hace tres décadas era una novedad es hoy una realidad consolidada, en la cual, día tras día, hombres y mujeres conviven y desempeñan sus tareas con total normalidad, bajo un modelo de igualdad legal y efectiva. La integración se ha extendido a todos los puestos y empleos, de manera que actualmente los militares de uno y otro género tienen idénticas tareas, formación, retribuciones y régimen disciplinario. En términos cuantitativos, sin embargo, su participación en las Fuerzas Armadas es aún escasa, con 15.286 mujeres en activo, lo que supone el 12,7 por 100 de unos efectivos de 120.596 personas. «Es un porcentaje muy superior al de otros países de Europa, pero, obviamente, deja mucho que desear», advirtió el 27 de junio en el Congreso la ministra de Defensa, Margarita Robles. Para elevarlo, haciendo que la profesión militar resulte atractiva a las mujeres, la titular del Departamento se propone promocionar el «buen hacer» de las militares, mejorar las medidas de conciliación de la vida personal, familiar y profesional -—que benefician a mujeres y a hombres—, y extremar la persecución del acoso sexual y por razón de género. UN LOGRO DE TODOS «El espíritu militar no tiene nada que ver con el sexo», declaraba a RED Patricia Ortega aquel mes de septiembre de 1988 en que se convirtió en la primera mujer que ingresó en las Fuerzas Armadas, pues el Cuerpo al que optaba, el de Ingenieros Superiores de Armamento y Construcción del Ejército, fue el primero que publicó los resultados de los exámenes. Treinta años después, la hoy coronel del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos afirma que la integración «es fruto del esfuerzo continuo de todos los militares; no solo de las mujeres, sino también de los hombres de la institución, protagonistas con nosotras». Un proceso en el que, añade, «los pocos mandos y compañeros varones que expresaron actitudes y comentarios inapropiados nos hicieron más fuertes, rigurosas y exigentes». «Al incorporarme a esta profesión —explica, por su parte, la capitán de Infantería de Marina Verónica Marqueta— no me sentí diferente a mis compañeros, porque la enseñanza que se nos daba era la misma y también la responsabilidad que se nos exigía. Y uno de los momentos más significativos fue cuando me nombraron capitán de la sexta compañía del segundo batallón de desembarco de la BRIMAR; liderar un grupo de personas requiere seriedad para cualquier militar, independientemente de que se trate de un hombre o una mujer». La integración femenina en los Ejércitos es el reflejo de la evolución experimentada en las últimas décadas en nuestro país, donde ya no quedan espacios excluidos para la mitad de la población. Presenta también, según la coronel Ortega, «las mismas sombras y luces que el resto de esta sociedad masculina, con un 87,3 por 100 de hombres en la institución». Con todo, constituye uno de los tres pilares de la modernización de las Fuerzas Armadas en la España democrática, junto con la incorporación a misiones en el exterior y la supresión del servicio militar. Se pasó así de unos Ejércitos orientados al Septiembre 2018 Revista Española de Defensa 7


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