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101 complejo juego político entre Burgos y Berlín (al que Roma, a veces, asistía como convidado de piedra) que, a partir de la primavera de 1938, deparó consecuencias notorias tanto para Franco como para sus aliados, tanto en el campo militar como en el del aprovisionamiento bélico al bando nacional. En este artículo vamos a explicar el origen de esta decisión, así como las medidas adoptadas por españoles, alemanes e italianos para paliar sus posibles efectos. Vientos de guerra en Europa: el Memorándum de Hossbach En primer lugar, dado que los sucesos bélicos de Espa-ña –así como la retirada de la Legión Cóndor- estaban íntimamente relacionados con la política exterior de Berlín (y también la de Roma) queremos aportar y examinar el con-texto alemán antes de la primavera de 1938. Para ello, es de obligada referencia el Memorándum de Hossbach, documen-to elaborado el 5 de noviembre de 1937 por el coronel de Estado Mayor Friedrich Hossbach, ayudante militar de Adolf Hitler y jefe de la División Central del Estado Mayor General de la Whermacht1, en el que se refleja el resultado de la reu-nión secreta mantenida en la cancillería de Berlín entre Hitler y sus colaboradores más cercanos: el ministro de la Guerra, Werner von Blomberg, el ministro de Exteriores, Konstantin Werner von Neurath, los comandantes de la Whermacht (ge-neral Werner von Fritsch), Armada (almirante Erich Raeder) y Luftwaffe (Hermann Goering). La historiografía clásica de la preguerra considera que en este documento el canciller del Reich expresó claramente sus objetivos expansionistas a la hora de obtener el lebens-raum (espacio vital) para el pueblo alemán, destacando que ese objetivo se tenía que hacer a costa de los territorios del este europeo, en concreto de Austria y Checoslovaquia, cuyas consecuencias depararían a Europa una nueva confla-gración (de hecho, el Memorándum de Hossbach se usó en el Juicio de Nuremeberg por parte de la acusación aliada). Para el tema que nos ocupa, nos interesa subrayar que Hit-ler, partiendo de la situación industrial, militar y económica alemana (que como veremos, guarda estrecha relación con la España de Franco), planteó tres casos a los que el Reich debería hacer frente si quería cumplir los objetivos del le-bensraum, para lo cual habría una guerra que debería produ-cirse entre 1943 y 1945 con Francia, Checoslovaquia, Austria y Gran Bretaña. En relación con ellos, Hitler hizo su propia evaluación de la guerra de España: «El Führer, dados los últimos acontecimientos en el desarrollo de la guerra en España, considera que su fin no debe llegar muy rápidamente. Teniendo en cuenta el tiempo perdido por Franco en su ofensiva2, una prolongación de las hostilidades por tres años está dentro de las posibilidades. Por otra parte, una victoria de Franco al 100 % no es deseable desde el punto de vista alemán, al contrario, tenemos interés de ver prolongarse la guerra y mantener la tensión en el Me-diterráneo. Cuando Franco sea dueño de toda la pe-nínsula Ibérica, los italianos no podrán intervenir más y deberán abandonar las islas Baleares. Puesto que nos interesa ver la guerra prolongarse en España, nuestra política dentro de poco será la de apoyar a los italianos para que se queden en sus islas. Pero si se instalan firmemente, Francia e Inglaterra no podrán tolerarlo y pueden llegar a declararle la guerra a Italia3; en ese caso, España, si está totalmente en manos de Franco, intervendrá probablemente junto a Italia. Es poco se-guro que esta lleve las de perder en un conflicto de es-ta naturaleza. Ella podría siempre procurarse la materia prima necesaria por medio de Alemania4». ¿Por qué deseaba Hitler prolongar la guerra de España? ¿Había alguna relación con las materias primas que podría suministrar a Italia en caso de un conflicto con Francia y Gran Bretaña? Sencillamente, porque Alemania, a raíz de la intervención de la LC a favor de Franco, le obligó a acep-tar como pago a crédito de la ayuda alemana una serie de acuerdos comerciales que englobaban el suministro de ali-mentos y materias primas (sobre todo minerales de carácter estratégico) para la industria militar y la economía alemana5. El III Reich tenía muy claro la importancia económica que le podría proporcionar Franco (de ahí que le interesara que la guerra se prolongase) para poder surtirse de materias primas vitales de cara al futuro conflicto europeo. En este sentido, con vistas a nuestro siguiente análisis, no debemos olvidar que, pese a las contraprestaciones en minerales de Franco, hay que tener presente cuáles eran los objetivos fundamen-tales marcados en noviembre de 1937 para Hitler: el previ-sible enfrentamiento militar contra Austria y Checoslovaquia que, inevitablemente, repercutiría en las tropas desplazadas a España6. ¿De dónde partió la propuesta de repatriar a la Legión Cóndor? La pregunta es pertinente dado el especial contexto políti-co militar que se estaba viviendo en España y en Europa central. La sugerencia de repatriar a la LC de España ¿salió de un círculo próximo a Franco, eufórico por los resultados bélicos de la campaña de Aragón, deseoso de restar prota-gonismo militar y político (así como reducir el coste económi-co) de su principal aliado? ¿Salió de Hitler, deseoso de iniciar su política de lebensraum en Centroeuropa y que necesitaba todos sus efectivos militares? O, como también se ha suge-rido ¿fue producto de la desesperación del general H. Volk-mann, jefe de la LC (conocido en España con el apodo de Veith), ante la oposición de Franco a seguir las propuestas alemanas de aplicar una estrategia de guerra moderna para acabar con el conflicto español? Si analizamos cronológicamente la bibliografía, el origen apunta inicialmente a Volkmann. Ramón Hidalgo Salazar di-ce que fue el jefe de la LC quien propuso su salida de Espa-ña tras la batalla de Alfambra (5-8 de febrero de 1938) que culminó con la reconquista de Teruel. Según Hidalgo, «esta tentativa de retirada» de la presencia alemana (sin especifi-car si se refería a hombres o material) fue una excusa que puso Volkmann por su temor de no estar en Alemania ante las posibles acciones de la anexión de Austria (el Anschluss o reunificación que se produjo el 12 de marzo de 1938). Para este autor, en realidad, este argumento escondía algo más profundo: la oposición del general alemán a la recon-quista de Teruel, pues Volkmann estaba más interesado SAR el Infante de Orleáns preside esta foto en la que aviadores españoles y alemanes confraternizan durante el homenaje a la Legión Cóndor en Berlín (AHEA)


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