Breve historia del paracaidismo militar español - Ángel García García

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Breve historia del paracaidismo militar Introducción español Ángel García García Teniente del CE del Ejército del Aire en la reserva Profesor de historia contemporánea de la Universidad de Murcia Se podría iniciar este relato acerca del paracaidismo, 64 como tantos otros, «nacido en origen para la diversión de los emperadores chinos y los reyes de Siam», o también citando que ya Leonardo Da Vinci diseñó un prototi-po del paracaídas en el Renacimiento. Incluso, más reciente-mente en el año 1616, el croata Fausto de Veranzio creó un paracaídas piramidal al que puso por nombre Homo Volans y lo dio a conocer en su obra Machinae Novae. Sin embargo, no va a ser ese el camino, ya que el presente relato sugiere tener otro inicio. El paracaidismo militar español, tal como se practica hoy en la Escuela de Alcantarilla, nació en el seno del Ejército del Aire (EA) una década después de su fundación, aunque con antelación hubo intentos precursores de relevancia. Como cuestión previa debemos distinguir dos modalidades muy di-ferentes en su realización, una, el método de salvamento de tripulaciones, y la otra como un medio de transporte de tro-pas para el combate. En España, la primera se inició casi al mismo tiempo que nació la aviación, la otra tuvo que esperar un par de décadas. Durante los primeros años de la aviación1 el paracaídas era visto como un elemento de demostración de capacidades aéreas en los festivales de la aviación que se organizaban por el mundo, evolucionando como un medio de uso por personal no tripulante de aeronaves. En los inicios de la avia-ción militar, el paracaídas era el medio de emergencia, nota-ble, para salvar la vida de los tripulantes aéreos con ocasión de una avería grave o ingobernabilidad del aeroplano. La utilización del paracaídas ha pasado por tres estadios muy diferentes. Primero fue usado como medio de salva-mento de tripulantes de globos aerostáticos y aeroplanos. Superadas las fases de experimentación, a lo largo de siglo y medio, estas dieron paso al diseño de un paracaídas con cúpula de seda2 que se podía empacar, y en el siglo XVIII a la apertura de una válvula3 en la cúpula de la campana que evitará el balanceo y al invento del arnés o atalaje4 en el si-glo XIX. A principios del siglo XX, se diseñó el primer para-caídas empacado y adaptado al cuerpo. En su segundo estadio se convirtió en medio de transporte de tropas para alcanzar el teatro de operaciones. El tercer estadio corre-sponde al periodo de la Segunda Guerra Mundial y posteri-or a ella. Es cuando el paracaídas amplía su gama de usos, a saber, el lanzamiento de cargas de todo tipo y el frenado de aviones a reacción. No debemos olvidar la difusión que le facilitó el uso deportivo al paracaídas en los cincuenta y sesenta, haciéndolo llegar al gran público5. Esto estimuló no Paracaidismo militar. Fuente: archivo de la Escuela Militar de Paracaidismo (AEMP) Globo aerostático Alcázar de Segovia (Maqueta). Fuente: archivo del autor


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