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BREGUET XIV Avión biplano, biplaza de reconocimiento y bombardeo ligero diurno, que empezó a nutrir a la aviación militar francesa en mayo de 1917 y del que se fabricaron más de 5000 unidades. Su carrera en España empezó en julio de 1919, cuando un ejemplar, llegó en vuelo a Cuatro Vientos. En ese mis-mo 40 año, la Aviación Militar compró otros ocho aparatos, que pasaron a formar una escuadrilla en Tetuán. En 1921 siguieron las adquisiciones, pero con motor Fiat A-12bis, en vez de Renault 12F de los anteriores, que con-tinuaron hasta mediados de 1922. A finales de este año los grupos 1 y 2, de Tetuán y Larache, contaban con unos cuarenta y ocho aviones en total, de este modelo. Desde 1922, sirvieron en la que posteriormente se de-nominará Escuadra de Sevilla, donde, hacia 1926-27, se transformaron algunos aparatos con el motor Rolls-Royce Eagle VIII, de 360 c.v., que también sirvieron en Marrue-cos, con el Grupo 3, de Larache. En Sevilla siguieron los Breguet XIV, a partir de febrero de 1927 estuvieron encuadrados en el Grupo 22 hasta 1931. Y en Granada estuvieron desde octubre de 1926 hasta diciembre de 1930. En 1929, y nuevamente en Sevilla, otros ejemplares re-cibieron el motor Hispano 8F, de 300 c.v., en sustitución del Fiat, algunos de los cuales siguieron en servicio hasta 1934. El Breguet nº 114, responsable de proteger al del jefe de la escuadrilla en su misión de lanzamiento, iba pilotado por el cabo José María Gómez del Barco y llevaba como obser-vador al alférez Felipe Iruretagoyena. Cuando los aeroplanos llegaron sobre Solano, Gómez del Barco comenzó a ame-trallar las trincheras desde donde los rifeños atacaban a los soldados españoles, siendo a su vez atacado por el fuego de fusilería y ametralladora del enemigo. El piloto entonces des-cendió disparando en vuelo rasante para atraer los disparos de los moros, siendo su avión alcanzado varias veces por los proyectiles enemigos, pero mientras tanto el capitán Capaz pudo lanzar las barras de hielo. José María Gómez del Barco Había nacido en Valladolid, el 19 de marzo de 1901. Luego de terminar el bachillerato en el Colegio de San José, de la Compañía de Jesús, se dedicó a aprender el oficio de mecánico. En 1921 se presentó voluntario en Ingenieros, y fue desti-nado, como soldado, al aeródromo de Tauima, y al año siguiente, ya con los galones de cabo, marchó a Burgos como alumno, en la 6ª Promoción de Pilotos de Tropa, realizando las pruebas regla-mentadas, en Cuatro Vientos, y recibiendo el título de piloto militar en mayo de 1924. Fue destinado a Tetuán, al Grupo Expedicionario de Breguet XIV, donde desde el primer momento se distinguió por su valor, disciplina y habilidad para el pilotaje, y donde cuando únicamente llevaba tres meses destinado como piloto, realizó la hazaña que le llevaría a ver su valor calificado de “heroico”. La recuperación de sus heridas, pese a lo importantes que eran, fue rápida, y tras su paso por los hospitales militares de Tetuán, Ceuta y Sevilla, fue dado de alta en septiembre, incorporándose de nuevo a su escuadrilla un mes después. Ascendió en noviembre, tras obtener el número uno en los exámenes para sargento, Destinado en la 1ª escuadrilla del Grupo Fokker, mandada por el capitán Eduardo González Gallarza, intervino en las operaciones de desembarco en la bahía de Alhucemas. El 17 de septiembre resultó su aparato derribado. Por Real Orden de 26 de octubre de 1925, le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando, que le sería impuesta en la plaza de Espa-ña de Tetuán, en un brillante acto militar, por el general Sanjurjo, Alto Comisario y Jefe del Ejército de África. En enero de 1926 fue ascendido a suboficial, y poco después fue destinado a la escuadrilla de Experimentación, en Cuatro Vientos; dos años más tarde recibiría la estrella de alférez. Ascendió a teniente en 1930, y efectuó un curso de paracaidismo. Fue destinado al Grupo de Hidros n° 6, en Los Alcázares al que perteneció hasta 1932 en que pasó destinado a los Servicios de Instrucción, en Cuatro Vientos, donde se encontraba destinado en julio de 1936. Gómez del Barco, aunque ajeno a la política activa, era hombre de firmes ideas religiosas y patrióticas; se negó a prestar servicio en las fuerzas del Frente Popular, siendo separado del Servicio y arrestado en su domicilio de Madrid del que desapareció, encontrándose su cadáver en la carretera de Aravaca donde había sido asesinado en la madruga-da del 18 de septiembre. En una de estas pasadas, Gómez del Barco, recibió un disparo en la sien cerca del ojo izquierdo y casi de seguido otro le atravesó el hombro derecho, sin embargo, el joven aviador, a pesar de las graves heridas y del dolor, mantuvo su apoyo de protección al Breguet de su jefe que pudo ter-minar su cometido sin ser alcanzado por el fuego enemigo. El alférez había autorizado al cabo aviador que regresara al aeródromo, pero éste se negó a hacerlo hasta que el capitán le indicó que la misión había concluido con éxito, recuperán-dose Gómez del Barco en Sania Ramel con toda seguridad, aunque poco después hubo que ser sacado del aeroplano desvanecido y muy desangrado. Por su conducta tan heroica, en la Orden de la Jefatura de Aviación del 26 de agosto se publicó un artículo único, en el que se narraba su comportamiento y se solicitaba del Co-mandante General del Territorio su ascenso al empleo supe-rior y se le proponía para la Cruz Laureada de San Fernando. AMETRALLAMIENTO EN BENI AROS (26-09-1924) En el verano de 1924, las fuerzas españolas en Marruecos se habían replegado en el frente occidental a una línea fuerte definida por Ceuta-Tetuán-Larache y Arcila, y a la de Tánger con Fez. De esta forma, las unidades españolas po-drían, cuando las circunstancias lo aconsejaran, devolver con fuerza duros ataques a las harkas rifeñas. El 26 de septiembre de 1924, tres aeroplanos Napier des-pegaron del aeródromo de Auámara, próximo a Larache, con la misión de proteger a la columna al mando del coronel Prats, que trataba de evacuar a los contingentes defensores de Tahar Berda y García Acero. Cuando llegaron a la zona de combate, los aviadores divisaron que la columna española iba a caer en una emboscada, pues detrás de un altozano próximo había una gran fuerza marroquí atrincherada y pre-parada para atacar a las tropas españolas. Sin dudarlo, los tripulantes de los tres aviones Napier se dirigieron a bom-bardear y ametrallar a los rifeños, pero al salir de la primera pasada el aeroplano pilotado por el teniente Gómez Spencer, que llevaba como observador al capitán Ochando Serrano, recibió varios impactos del fuego marroquí, uno de los cuales alcanzó en un muslo a Ochando. El piloto Gómez Spencer,


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