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aquellos grupos, marchando siempre a reducida altura hacia el Imamegait, sufriendo intenso tiroteo del enemigo, recibien-do 46 un impacto que le destrozó el codo derecho. Por avería del aparato no pudo dejar el mando al observador y con gran serenidad, a pesar de la herida, controlando el biplano con la mano izquierda realizó otra pasada, para que los moros no se dieran cuenta de que los habían alcanzado, y lanzar él mismo la única bomba que le quedaba. Efectuado el ataque se dirigió al aeródromo, en donde a pesar de la herida, aterri-zó de forma perfecta. AMETRALLAMIENTO EN EL MONTE HEZZANA (4-07-1927) El éxito del Desembarco de Alhucemas traería la derrota de Abd-el-Krim a finales de mayo de 1926, lo que llevaría con-sigo la pacificación del frente oriental. En la zona occidental, sin embargo, continuaba una fuerte y tenaz resistencia en La Yebala de núcleos de rebeldes rifeños; solamente quedaba a comienzos del verano de 1927 un último reducto por conquis-tar, y era el macizo del monte Hezzana, defendido por la cábila de El Ajmás. La fuerte resistencia de estos rifeños no pudo im-pedir que después de un continuo e intenso bombardeo aéreo, el 4 de julio, los hombres del teniente coronel López Bravo, pu-dieran abrirse paso hacia la cima del monte Hezzana, Los aviadores españoles continuaron patrullando armados las cumbres del macizo y observaron que, aunque aparen-temente algunos rebeldes parecía que deseaban rendirse, sin embargo, desde algunos de los barrancos próximos se efectuaba un nutrido fuego de fusilería contra los aeroplanos españoles. Informado de ello el comandante jefe del aeró-dromo de Auámara y jefe del tercer Grupo de escuadrillas de Breguet XIX, el capitán Félix Matanza Vázquez decidió salir ese mismo día como observador con uno de los aeropla-nos, pilotado por el jefe de su escuadrilla, el capitán Gallego Suárez-Somonte para proteger a las tropas propias en la co-ronación de la cima del monte Hezzana. Felipe Matanza Vázquez Nació el 19 de abril de 1886 en Aguilar de Cam-poo en la provincia de Palencia. Después de terminar sus estudios de bachillerato en Santan-der, en 1907, ingresó en el Ejército como soldado de Caballería, en el Regimiento de Cazadores de Talavera nº 15, el 28 de febrero de 1908. En sep-tiembre de 1909, pasó como alumno a la Acade-mia de Infantería, de la que salió con el grado de segundo teniente el 23 de junio de 1912 y marchó a Marruecos con el Batallón de Cazadores de Lle-rena nº 11. En junio de 1913 recibió el bautismo de fuego en una acción en la que su unidad llevó la parte más dura del combate. Poco después ascendió a teniente un año más tarde fue seleccio-nado para realizar el curso de piloto aviador, comenzando por realizar ascensiones en globo y continuar en septiembre de 1914 las prácticas y vuelos para obtener el título de piloto militar que le fue concedido en diciembre de ese año. Al año siguiente participó en numerosas misiones de reconocimiento aéreo y como resultado de una acción de bombardeo efectuada el 16 de mayo de 1915, le fue concedida la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo. En 1917 se le entregó el mando del aeródromo de Auámara cuando se reorganizaron las escuadrillas mixtas de los aeroplanos De Havi-lland Rolls y de Breguet XIV A-2 para proteger los aeródromos de Sania Ramel y Auámara. El 31 de marzo de 1917 obtuvo el título de Observador, y en mayo del mismo año fue destinado al aeródromo de Cuatro Vientos. En 31 de julio de 1918 ascendió a capitán y se le destinó al aeródromo de Sevilla, como Jefe del Parque y de la Sección de tropa, desempeñando interinamente la Jefatura de la Base y causando alta de plantilla en la Aeronáutica Militar. En 1920 se le nombró profesor de vuelos para los alumnos de Zaragoza, a cuya escuela se incorporó el 20 de mayo. Finalizado el curso fue destinado a la segunda escuadrilla de Breguet XIV, en Sevilla y el 10 de febrero de 1921 tomó el mando del aeródromo de Larache. En 22 de octubre de 1926 se le designó Jefe del Grupo de la Zona Occidental de Marruecos. Se hizo cargo del Grupo de Breguet XIV y de la jefatura del aeródromo de Larache, e inmediatamente dieron comienzo sus intervenciones con los bombardeos de Taula, Jerbá, Beni-Buhar y Maisera. El 4 de julio de 1927 el capitán Félix Matanza falleció a causa de los disparos recibidos cuando actuaba como observador en un Breguet XIX, pilotado por el jefe de su escuadrilla capitán Gallego Suárez-So-monte, para proteger a las tropas del teniente coronel López Bravo en la coronación de la cima del monte Hezzana. Sus méritos en la guerra de África fueron compensados con cinco cruces de 1.ª Clase del Mérito Militar con distintivo rojo, y su último heroísmo fue premiado con la Cruz Laureada de San Fernando. Pasadas las 5 de la tarde y cuando sobrevolaban la cima del monte recibieron intensos y continuos disparos, por lo que el capitán Matanza ordenó al piloto, para poder localizar mejor a los enemigos que al observar la maniobra habían intensificado el fuego de fusilería, que descendiese con el aparato sobre los barrancos próximos. Entonces, teniendo el capitán Matanza perfectamente localizados a los autores de los disparos, ametralló y bombardeó a los rebeldes en sucesivas pasadas, causándoles numerosas bajas. Al salir de la última, el Breguet XIX recibió varios impactos alcanzando uno de ellos en el pecho a Matanza. El capitán Gallego, al advertir la grave herida del capitán observador, comenzó la maniobra para regresar a Auámara, pero Matanza, haciéndo-le señales con la mano le ordenó dar una pasada más para poder lanzar la bomba que le quedaba y tras soltar ésta indi-có a Gallego que podía regresar. Media hora más tarde llegaba al aeródromo el Breguet pe-ro llevando muerto al capitán Felipe Matanza Vázquez que había sufrido una intensa hemorragia. Sería el último aviador caído en acción en Marruecos. El 10 de julio de 1927, el general Sanjurjo firmó la orden por la que se daba por finalizada la Guerra que tanta sangre costó a los militares españoles. Al día siguiente las siete es-cuadrillas participantes en las últimas operaciones desfilaron en vuelo sobre el territorio. Durante los 13 años y medio que duró la Campaña de Marruecos, la Aviación Militar Española se convirtió en una veterana en todo tipo de misiones, destacando el vuelo a la “española”. Durante las operaciones perdieron la vida 79 aviadores entre pilotos, observadores y ametralladores, y también se perdieron 139 aeroplanos. El valor, heroísmo y sacrificio del personal de aviación fue recompensado con 11 Cruces Laureadas de San Fernando y 24 Medallas Militares Individuales. BIBLIOGRAFIA HEROÍSMO EN EL CIELO – Emilio Herrera Alonso REVISTA AEROPLANO Nº 1 - Los Principios de La Aviación Española en Africa - Jaime de Montoto y de Simón, Pág 126. Nº 2 - El cerco de Afrau, decisiva intervención de la Aviación - Emilio Herrera Alonso, Pág 142. Nº 4 - Valor Heroico: 11 Laureadas en el Cielo de Marruecos - Emilio Herrera Alonso, Pág 9. Nº 5 - La Aviación en el socorro de Tifarauin - Emilio Herrera Alonso, Pág 22. Nº 8 - El desembarco de Alhucemas - Eduardo Alvarez Valera, Pág 5. Nº 9 - La aviación en la retirada de Annual. Emilio Herrera Alonso, pág 18. Nº 21 - Nuestra Aviación en Marruecos - Eduardo Alvarez Valera, Pág 60. Nº 23 - La Escuadrilla de Zeluán - Vicente Garcia Dolz, Pág 4. Nº 23 - Los aviones de Abd El Krim - Julian Oller García, Pág 12. Nº 25 - Nacimiento de la Aviación Española de combate: Ras-Tikermin - En-rique Gudin de la Lama, Pág 30. Nº 26 - 1923: Jornadas de Tizzi-Assa - Enrique Gudin de la Lama, Pág 34.


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