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Respecto a las instalaciones utilizadas para la instrucción en tierra, también es posible observar la extraordinaria evolu-ción. 76 En concreto en el área tecnológica. Desde la primera torre de lanzamiento del año 196444 hasta la actual -apta pa-ra la práctica simultánea de cuatro saltadores y en dos mo-dalidades de salida, frontal y lateral- pasando por los muros donde se practicaba el salto a la lona o la toma de tierra, y a los descensores en los que simulan a ocho saltadores a la vez una amplia variedad de tomas de tierra. Pero donde ha sido notable la evolución de la enseñanza, es en el curso de apertura manual con la instalación de un simulador de caída vertical o túnel de viento vertical y el si-mulador de campana abierta. Hasta la inauguración de los simuladores en el año 2006, el curso de apertura manual tenía una duración de seis sema-nas y se realizaban unos sesenta lanzamientos. A partir de ese momento el curso se redujo a tres semanas y los lanza-mientos a una treintena. Aunque lo más importante llegó de la mano de la seguridad del alumno en la realización de los primeros lanzamientos45, sin mencionar el ahorro en horas de vuelo y mantenimiento de las aeronaves y consiguiente em-pleo en otras actividades docentes u operativas. En las páginas precedentes se ha mencionado el uso de la boina por parte del personal del Primer Escuadrón de Para-caidistas. La adopción de la boina como prenda de cabeza especifica de unidad, para los profesores e instructores de la escuela, ocurrió dos años después de que la obtuviera el Pri-mer Escuadrón de Paracaidistas a su regreso de las opera-ciones en Sidi-Ifni (África Occidental española). El hecho tuvo lugar el 20 de octubre de 1960, según se acredita en una anotación del diario de operaciones, «Esta tarde han salido por primera vez, equipados con la boina negra, los instructo-res de esta escuela (cabos primeros y soldados de primera) a la hora de paseo. Llevan el uniforme malo, de sarga, que dentro de unos días se les va a cambiar por el que los sas-tres están confeccionando de granito». Dos días después, y siguiendo el mismo diario, es posible lucirla oficialmente con ocasión de la entrega de emblemas a los alumnos del 56.º curso, «… por primera vez los profesores e instructores del Aire han formado con la boina negra. El hecho se produ-ce con ocasión de la entrega de títulos a 232 paracaidistas del Ejército de Tierra pertenecientes al 56.º curso básico». Así las cosas, tres días después la jefatura de la Escuela dictó la correspondiente norma reguladora en la Orden de Día, «… la uniformidad del personal de la escuela, a partir de la fecha será la siguiente: Jefes, oficiales y suboficiales con uniforme de paseo: guerrera, pantalón recto y gorra. Jefes, oficiales y suboficiales con uniforme de trabajo: chaquetilla, pantalón recto y boina. Jefes, oficiales y suboficiales con uni-forme de campaña: uniforme de salto y boina. Cabos prime-ros, cabos y soldados paracaidistas: siempre con boina con todos los uniformes». A los ocho años del inicio de la aventura paracaidista, nues-tra escuela emuló a la argentina y sirvió de germen al naci-miento del paracaidismo militar portugués. El 15 de abril de 1955, desde Portugal, llegaron a la base aérea de San Javier, la Ribera, los doscientos veintiocho oficiales, suboficiales y tropa que seguirían el 22.º curso básico. Personal acompa-ñado por cuatro oficiales y tres suboficiales portugueses con el título de cazador paracaidista ya en su poder. Pero para llegar a este momento, debemos retrotraernos dos años, al 5 de octubre, y observar la presentación de dos alféreces portu-gueses, Fernando Soares Cunha y Antonio Rosado Serrano, acompañados de los sargentos José Freire de Sousa y Alfredo José de Sousa Andrade para efectuar el curso básico como alumnos del 13.º curso. Personal que recibió el título acredita-tivo el 19 de diciembre de 1955. Y que, al finalizar el curso se integró en otro de perfeccionamiento que en ese momento se estaba desarrollando en la escuela. Los oficiales y suboficia-les  del 22.º curso, el curso de los portugueses, tal y como se le conoce en la cronología de la escuela, realizaron su primer lanzamiento el día 27 de mayo, evento que contó con la asis-tencia del agregado militar portugués, así como de represen-tantes del Ministerio de Defensa luso. Como prueba de la importancia del acontecimiento, los jefes de las banderas paracaidistas de los Ejércitos de Tierra y Aire españoles también asistieron. El salto de la tropa se demoró hasta el día 3 de junio. Todos finalizaron el curso el día 9 de julio con la entrega de títulos46. Boletín Oficial del Ministerio del Aire librando presupuesto para la cons-trucción de la torre de lanzamiento. Imagen: AEMP Aprendiendo a volar en el túnel de viento. Imagen: Archivo del autor


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