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mejorar la coordinación salto a salto aplicando ajustes pun-tuales. 84 En el último salto la composición del equipo quedó fijada en 29 saltadores militares de la Escuela Militar de Para-caidismo, Escuadrón de Zapadores Paracaidistas e integran-tes de la PAPEA, así como 26 saltadores civiles. Como testigos del evento y registro para la posteridad se designaron 4 cuatro saltadores con las cámaras. Tres civiles y un militar de la Armada.71 Al objeto de no cansar al lector con los detalles, resumi-mos que el intento de récord al final quedó en eso, intento. El número de saltadores que lograron unirse fue de 51. Tras tres intensas jornadas de convivencia, compartir emociones y sentimientos encontrados no solo entre los propios salta-dores, sino también entre el personal de tierra72 que apoyó eficazmente los esfuerzos para el éxito de la prueba, lo que quedó fue el embrión de colaboración sembrado para el futu-ro entre el Ejército del Aire y la Real Federación Aeronáutica Española. Semilla, que según uno de los principales prota-gonistas puede fructificar en futuros proyectos a los que no quedaría ajeno un nuevo intento.73 No podemos finalizar la cita sin dar fe del interés desperta-do entre la población murciana, con asistencia a las instala-ciones de la base de más de cinco mil personas, además de muchos integrantes del EA como invitados, y entre los que cabe destacar los generales directores del CESEDEN y de la Dirección de Enseñanza del Ejército del Aire. Hermanamiento entre el pueblo murciano y la base aérea La estrecha vinculación entre la base y la escuela con la población murciana se puso de manifiesto mediada la dé-cada de los años ochenta y en los noventa del pasado siglo XX. El 21 de abril de 1985, presidido por el capitán general de la Segunda Región Aérea y jefe del Mando Aéreo Táctico, con asistencia de autoridades militares y civiles de la comunidad autónoma de Murcia, así como de numeroso público, tuvo lugar la ceremonia solemne de imposición de la Corbata de Honor de la comunidad autónoma de Murcia al estandarte de la escuela. La ciudad de Murcia concedió el 20 de mayo de 1994 la Medalla de Oro de la Ciudad74 a la Base Aérea y Escuela Militar de Paracaidismo. El acto estuvo presidido por el general jefe del Mando Aéreo del Estrecho, y la entrega se realizó por el alcalde de Murcia al coronel jefe de la Escuela. La villa de Alcantarilla también se sumó a los actos de home-naje a la base con la entrega de la Medalla de Oro de la villa75 y la imposición de una Corbata de Honor al estandarte de la escuela con ocasión de los actos conmemorativos del cin-cuenta aniversario de la fundación de la escuela. Ambos actos tuvieron lugar el 18 de mayo de 1997 y fue presidido por el jefe de Estado Mayor del Aire. El alcalde de Alcantarilla realizó la entrega de ambas distinciones al coronel jefe de la escuela. El homenaje postrero No podemos finalizar el presente ensayo sin citar la distin-ción instaurada por la jefatura de la escuela para premiar al personal militar paracaidista del Ejército del Aire que se ha distinguido a lo largo de su carrera como un paracaidista ejemplar. Distinción que se entrega con ocasión de la con-memoración anual del primer lanzamiento paracaidista en la escuela. El premio tiene la denominación de Paracaidista Distinguido y hasta la fecha lo han recibido por orden crono-lógico el suboficial mayor Alberto Henarejos Gómez en el año 2012; comandante Emilio Bonilla Ferres en el 2013; subte-niente José Francisco Jerez Moreno en el año 2014; cabo mayor Pablo Sancosmed Lema en el 2015; capitán Mariano Benegasi Anguiano, alumno del primer curso de paracaidis-mo, en el año 2016, el coronel Miguel Ángel Esteban López en el 2017 y finalmente el subteniente Pascual Meroño en el año 2018. Medalla de Oro Ciudad Murcia (1994). Imagen: AEMP A modo de reflexión final El título del artículo define la intención primigenia del autor para abordar el tema que en las páginas precedentes se ha ido desgranando con mayor o menor fortuna. Brevedad, que no es excusa no solo para obviar los hechos fundamenta-les, así como tampoco aquellos que sin trascendencia mediá-tica tuvieron un alcance determinante en el devenir histórico de la actividad paracaidista. Actividad íntimamente ligada al propio medio aéreo desde sus inicios, y a través de su antece-dente la Aviación Militar y al Ejército del Aire español. Tanto aquella, como su heredera, tras la Guerra Civil de 1936/39, no tuvieron unos inicios fáciles. No se demandaron, pero tampoco se exigieron. Se confió el cumplimiento de la misión al mejor de los elementos de que disponía la organi-zación. El hombre como componente imprescindible a la ho-ra de llevar a cabo acciones no exentas de riesgo, calculado me atrevo a indicar, y altamente satisfactorias por su propia naturaleza. Ejemplos en estas páginas se han desgranado algunos, y se confía hayan servido para transmitir la capaci- Medalla de Oro Villa Alcantarilla (1997). Imagen: AEMP dad de esfuerzo y sacrificio, e incluso en ocasiones incom-


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