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a cabo en unas condiciones climatológicas que dificultaron mucho su realización. Aún así, en algunos casos se sabe que sirvieron para distraer algunas unidades de refuerzo alemanas. Por último, en lo referente a la invasión en sí, la parte más conocida, las cifras hablan por sí solas en lo que respecta a la magnitud y complejidad a nivel aeronáutico. Y es que, durante la noche del día 5 de junio de 1944, trece mil hombres de seis regimientos aerotransportados norteamericanos y siete mil paracaidistas británicos pertenecientes a otros seis batallones serían lanzados sobre Normandía utilizando más de mil aviones y setecientos planeadores. Los planeadores serían utilizados como parte de la punta de lanza de la invasión y como forma de transportar rápidamente equipo pesado y refuerzos una vez realizado el desembarco anfibio. Durante la primera noche aterrizarían ciento cuarenta y uno sobre territorio francés con resultados muy dispares. Su ratio de éxito, en lo que al aterrizaje sobre el objetivo se refiere,entre un cuarenta y un sesenta por ciento. Se trataba de aeronaves sin motor y construidas con materiales ligeros que eran remolcadas por bombarderos y soltadas sobre territorio enemigo. A partir de ese punto, los pilotos de los planeadores estaban solos, teniendo que navegar de noche y a oscuras, sin ninguna referencia sobre el terreno y ayudados de un cronómetro y una brújula para llegar a su destino. Por otro lado, los paracaidistas sufrieron una suerte similar, ya que no fue posible realizar lanzamientos precisos debido a las condiciones climatológicas existentes y al intenso fuego antiaéreo alemán. Esto tuvo como resultado una gran dispersión, en algunos casos sobre zonas donde no estaba previsto lanzar paracaidistas. Este punto, unido al atalaje que portaban, hizo que muchos de ellos llegasen al suelo sin apenas equipo de combate y en unas condiciones deplorables, lo que produjo el elevado número de bajas que sufrieron estas unidades. No obstante, esta dispersión redundó en la diversión de una mayor cantidad de unidades alemanas, que tuvieron que enviar patrullas en todas direcciones en lugar de preocuparse por atacar las playas donde desembarcaron las tropas aliadas. Si bien la Operación Overlord supuso un punto de inflexión en la contienda mundial, las operaciones llevadas a cabo en su apoyo que hemos tratado de forma somera en este artículo, constituyeron en muchos casos, no solo un precedente, sino también un cambio en la doctrina del empleo de aeronaves en operaciones militares que, en algunos casos, llega hasta nuestros días. BIBLIOGRAFÍA CRANE, C. C., Bombs, cities and civilians. Lawrence: University Press of Kansas, 1993. DAVIS, R. G., Bombing the European Axis powers: a historical digest of the combined bomber offensive, 1939-1945. Montgomery: Air University Press, 2006. KERSHAW, R., Sky Men: the real story of the paras, Hodder & Stoughton an Hachette, 2010. TUCKER, S. C., The Second World War, Palgrave Macmillan, 2004. 552 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Julio-Agosto 2019


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