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Revista del IEEE 6

179 Pedro Fatjó Gómez y Guillem Colom Piella La potencia menguante... El Libro Blanco establecía un conjunto de funciones estratégicas que deberían fundamentar la acción exterior, la de seguridad y la de defensa: • Conocimiento y anticipación, con la preparación de los medios de defensa y seguridad, reforzando los servicios de inteligencia y creando un Consejo de Defensa y de Seguridad Nacional con la participación de todos los ministerios implicados en la seguridad. • Prevención, mediante la mejora del sistema de seguridad colectiva para reducir los riesgos y solucionar pacíficamente las controversias internacionales durante las crisis y los posconflictos, cooperando en las labores de estabilización y reconstrucción. También se impulsaría el desarme, la diplomacia preventiva, la integración de la seguridad en las políticas de ayuda al desarrollo, el seguimiento de situaciones frágiles o el refuerzo de las capacidades locales de prevención de crisis. • Disuasión, de naturaleza nuclear y concebida como la garantía última de la integridad del territorio, la población y las instituciones del país. Se asentaría sobre cuatro submarinos lanzamisiles y dos escuadrones de aviones de ataque con base en tierra y embarcados. Igualmente, se mantendrían los recursos científicos, tecnológicos e industriales necesarios para sostener y modernizar la capacidad nuclear. • Protección, a fin de neutralizar ataques contra el territorio y la población, coordinando la seguridad interior, la protección civil y las fuerzas armadas, modernizando la vigilancia aeroespacial y potenciando la capacidad reactiva de los poderes públicos. • Intervención, de forma autónoma en caso de amenazas sobre residentes franceses en el extranjero, ya que en los demás supuestos las intervenciones tendrían lugar en un marco multinacional. La intervención se concentraría en tres ejes geográficos: Atlántico-Golfo de Omán-Índico, Mediterráneo-Oeste de África- Antillas y África subsahariana, con el pre-posicionamiento de las fuerzas en la fachada atlántica africana, en el golfo arábigo-pérsico y en el Índico. El documento también planteaba las capacidades militares y la entidad de las fuerzas armadas, que deberían ser capaces de llevar a cabo los siguientes cometidos: proyectar 30.000 efectivos en un plazo de seis meses y sostenerlos durante un año, manteniendo simultáneamente otros 5.000 soldados en alerta para otras misiones. La punta de lanza de la fuerza aérea serían los aviones de combate Mirage 2000 y Rafale, pudiendo proyectar hasta setenta unidades – con un ritmo de actuación elevado en la fase de coerción y sostenido en la fase de estabilización – a distancias de hasta 8.000 kilómetros del territorio francés. La Armada debería estar en condiciones para http://revista.ieee.es/index.php/ieee evolución.


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