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MEMORIAL CABALLERIA 81

Historia y Patrimonio HISTORIA Tras todas estas transformaciones, las unidades de caballería cambiaron totalmente de fisono-mía, y para 1980 el Villaviciosa contaba con veintitrés AMX-30; el Pavía, el Almansa y el Farnesio con cuarenta M-47 E; mientras que el Montesa y el Alcántara cambiaron sus M-48 iniciales por nuevos transformados en su versión A5. Quedaban M-41 todavía en el Santiago, el Numancia y el España, que pronto fueron sustituidos también por M-47 E, así como una sección del grupo ligero VI de Vitoria por razones obvias. Aunque la caballería de 1984 era conceptualmente la misma de 1966, era una caballería muy distinta. Con aumentos y disoluciones había seis escuadrones más, pero lo más importante es que ya no quedaba ningún escuadrón dotado exclusivamente de ruedas. Había 31 escuadrones lige-ros –de ellos, 19 dotados de carros y 12 de autoametralladoras–, 19 escuadrones de carros –de los que 10 eran de carros transformados y 9 de M-41 con dos secciones–, y finalmente los mismos 7 mecanizados anteriores, pero ya todos dotados del M-113. A su vez, ya estaba todo dispuesto para recibir al nuevo vehículo característico de la caballería: el VEC, de los que ya había algunos en experimentación. EL PLAN DE MODERNIZACIÓN DEL EJÉRCITO DE TIERRA El anunciado Plan META, que venía con tremendos augurios de drásticas reducciones, fue a la postre una reordenación de la anterior estructura. Significó la disolución de todos los grupos DOT, pero todos los regimientos (excepto Ceuta y Melilla) se estructuraron en dos grupos con un total de cinco escuadrones y además se consiguió crear una nueva brigada de Caballería, la Castillejos, a cambio de que la anterior, la Jarama, perdiera un regimiento para que las dos tuvieran tres. Pero lo más importante, aunque todavía tardó varios años en completarse, fue la dotación del nuevo vehículo de exploración de caballería, que cambió totalmente la configuración de los escuadrones ligeros al sustituir uno a uno a todos los vehículos rueda. Los primeros se recibieron sin torre. En un primer grupo se instalaron 32 torres de cañón Reinh Metall de 20 mm. Después fue el turno de 188 torres con cañón M-242 de 25 mm, a las que se añadieron finalmente otras 100 torres H-90 de las desguazadas Panhard. El total abarcó 340 VEC, de los que a día de hoy quedan 187, todos con la torre de 25 mm. Sin embargo, el viejo problema de las grandes unidades «mecanizadas» no estaba resuelto: na-die podía determinar con exactitud la diferencia táctica entre una brigada acorazada y una brigada de caballería. Tampoco en los patios de los cuarteles había apenas diferencia, salvo los distintos toques de clarín o corneta que interpretaban sus bandas de guerra. Si la brigada acorazada explora (con limitaciones), explota y persigue y la brigada de caballería también lo hace, fácil es adivinar un lejano futuro tras las alegrías iniciales. Pero el gravísimo problema «táctico/conceptual» de la nueva caballería fue la creación de unos grupos dentro de los regimientos, por una parte orgánicos (cuestión admisible) y por otra tácticos, lo que dio lugar a dos unidades de empleo diferente cuando realmente se trata del mismo esfuerzo pla-neado y apoyado por el regimiento. Ninguna caballería del mundo había estructurado cuatro/cinco escuadrones en dos agrupamientos orgánicos. Nos encontramos ante un clásico problema orgánico que la infantería resolvió en favor del batallón en lugar del regimiento, mientras que la caballería lo resolvió al contrario. Al formarse el Cuerpo General de las Armas con escalafón único y perfiles de carreras únicos, comenzó una disfunción también institucional que traspasó la frontera del milenio y que en fechas muy recientes está en vías de solución. Es importante señalar, puesto que ya está casi en el olvido, que hasta hace casi treinta años cada Arma tenía su propio escalafón y carreras independientes. Pero si la medida era necesaria por no perder vacantes de teniente coronel y proporcionarles mando, el problema surgió en el campo táctico (al menos teórico). Desde mi punto de vista, esta situación solamente se sostiene si se trata de un único esfuerzo de regimiento, planeado y apoyado por su plana mayor con dos planas mayores exclusivamente de conducción. Lo que ya es difícil de 96 Memorial de Caballería, n.º 81 - Junio 2016


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