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MEMORIAL DE INFANTERIA 74

MISCELÁNEA 105 ACTIVIDADES DE LA CONGREGACIÓN Las actividades de la Congregación a lo largo de su exis-tencia fueron muy variadas. En la festividad de la Inmacu-lada de 1921 ofrecieron una velada-concierto en su local de la calle de la Trinidad, 14. Al año siguiente dieron otra velada en homenaje a los protectores, ofreciéndose a los asistentes las «piezas dramáticas» El asistente del coronel, sainete en un acto, y Don Juan el justiciero, parodia acadé-mica de Don Juan Tenorio, en dos actos y en verso, original de un congregante, así como seis «piezas de música», una de las cuales fue interpretada por un congregante y otra por el coro de la Congregación. Una vez terminadas las obras, el salón-teatro fue inaugu-rado en el mes de febrero con un espectáculo compuesto por la parodia del Tenorio Don Juan en Toledo, cuyo autor era el alumno Luis Alamán, seguido de las Coplas del tío Calandrias, cantadas por el alumno Sabas Contreras, y de la jota El guitarrico, interpretada por el también alumno Evaristo Sabat, destacado barítono. Los domingos y días festivos se celebraban veladas de cine, para las que se recomendaba «que los niños y niñas que traigan (que no deben ser menores de siete años) vengan acompañados de sus padres o personas de la familia, pero no de la ser-vidumbre, pues siendo actos puramente de sociedad de-seamos toda la corrección que exige el escogido público que nos honra». Cuando el público aumentó en número se tuvieron que trasladar las veladas al salón de conferen-cias del Palacio Arzobispal, amablemente cedido por el vicario capitular. En el mes de enero de 1923 se proyecta-ron los dos primeros episodios de la serie El Rey del Circo. En homenaje al recién nombrado director de la Acade-mia, el coronel Pérez de Lema, en abril de 1923 tuvo lugar otra interesante y concurrida velada, que fue muy cele-brada por los asistentes. Continuaron en 1924 las sesiones de cine en el Palacio Arzobispal, proyectándose durante la Semana Santa la película El Galileo y continuándose el Domingo de Pas-cua la serie de Duncan La lucha contra el destino. A finales de 1921 se había adquirido una nueva máquina, «última palabra de la industria cinematográfica», que atrajo a nu-meroso público, que se lamentaba de que el salón no tu-viese mayor aforo. En el mes de octubre se proyectó Quo Vadis, El fantasma del monte encantado y La bota de oro. A finales de 1924 se solicitó al cardenal primado que con-cediese permiso para instalar, en uno de los locales del Círculo, una capilla con reservado y dedicada a la Inmacu-lada. Satisfecha la petición, enseguida se dio fin a las obras. En la capilla, considerada «una verdadera joya de arte y buen gusto», se colocó un artístico y valioso sagrario. La inauguración, por el cardenal primado, tuvo lugar el día de Reyes de 1925, y en ella se permitió la celebración de actos religiosos a las damas de la Congregación de la Inmaculada. Capilla La capilla era «alegre, luminosa y decorada con sobrie-dad y buen gusto. Sobre el altar, bajo rico dosel de ter-ciopelo con cenefas de tapiz, hay una preciosa escultura de María Inmaculada. El sagrario es una verdadera joya del siglo xvii, del más puro Renacimiento español. Las cuatro caras son otras tantas placas de plata repujada; las columnas de concha y nácar; los basamentos de éba-no, y todo él con graciosas incrustaciones de caoba y adornos y remates de bronce. En la cornisa de la capilla se lee, en bellos caracteres góticos, el “Tota pulchra…”, y al fondo, en un cuadro de honor, los nombres de los cincuenta congregantes que han rendido su vida en aras de la patria». Como en años anteriores, en 1924 se instaló un belén en el que aparecían «figuras artísticas, grupos de movi-miento fantástico, celajes por combinación de bombillas eléctricas y otras muchas mejoras que atraen estos días a multitud de visitantes». Formaba parte del nacimiento una reproducción de la Puerta del Sol en lo alto de un picacho y un anacrónico Ford bajando entre peñascales. En 1925 la prensa informaba de la velada que se celebra-ría el 8 de febrero en el Palacio Arzobispal, en la que se puso en escena el sainete La venida del General y la zar-zuela El ocho por ciento, cuya música había sido compuesta por un antiguo congregante. Al mes siguiente se felicitó el día de san José a quienes celebraban su onomástica proyectando la película Chiquilín hospiciano y en la Semana Santa del mes de abril, en colaboración con las señoras de la Congregación de María Inmaculada, se procedió a la recogida de alimentos para distribuirlos entre las familias necesitadas. Al llegar las vacaciones de verano se suspendían los actos, que se reanudaban al comienzo del curso. Así, en el mes de septiembre de 1925 los cadetes se encontraron a su llega-da con las reformas que se habían realizado en el vestíbulo


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