Page 91

MEMORIAL DE INFANTERIA 74

MISCELÁNEA Abdel Salam Faraj (02) 91 Sayyid Qutb (1906-1966) es el gran ideólogo moderno. De lenguaje fácil y esquemático, sintetiza tanto a Ibn Tay-miyyah como a Maududi, y lo hace de forma comprensible para las masas musulmanas, de ahí las constantes reedi-ciones de sus obras. Además, su vida de sacrificio y sufri-miento —finalizada en la horca de la prisión del régimen nasserista— le confiere una atractiva aureola de mártir. Qutb desarrolla todo un sistema que parte del Tawhid (la unicidad): todo lo que no está con ella está contra ella, también los gobernantes, y por supuesto los infieles y los apóstatas. A esto añade también el concepto de la Yahiliyya (ignorancia), en la que vivían los hombres antes de la llegada del Profeta, que ahora se equipara al mundo occidental, ejemplificado en el caso de los EE. UU., donde vivió varios años y de donde volvió impactado, negativa-mente, por su estilo de vida. Su primera gran obra, Hitos en el camino, auténtico vade-mécum integrista, no para de reeditarse, y su A la sombra del Islam da una lectura moderna, y por supuesto de ca-rácter salafista, a las azoras del Corán. Más tarde vendrá Justicia social en el Islam, en el que, con un lenguaje de indudable atractivo y simplicidad, marca las líneas de lo que debe ser un buen gobierno islamista y al mismo tiem-po descalifica tanto el capitalismo como el comunismo. Para Qutb, el único sistema de gobierno legítimo es el representado por una teocracia, y esta debe tener como objetivo, en primer lugar, la comunidad de creyentes, sus-tituyendo el panarabismo nasseriano por un natural pa-nislamismo, y después, siguiendo el Mandato, el mundo. Para lograrlo, Qutb recurre al Yihad, que será la respuesta a la presión ofensiva (cruzadista) de Occidente; y esto es una obligación para todo buen creyente. Qutb es el más leído y reeditado de los pensadores musulmanes. ABDEL SALAM FARAJ Y LOS ÚLTIMOS SECUACES (FINALES S. XX) Los escritos de Sayyid Qutb no son baldíos. En todo el mundo islámico, ineficaz en lo productivo e irredento en lo ideológico, generan discusión, activismo y seguidores, de los que surgirá una pléyade de organizaciones más o menos importantes y más o menos duraderas. Uno de ellos será un ingeniero egipcio, Abdel Salam Faraj, de breve pero impactante existencia (1954-1982), que funda Al Yihad y, lo que es más importante, escribe The neglected duty / The absent obligation —no me consta su traducción al español—, donde abraza el yihad como una obligación para todo musulmán en cuanto medio para acabar con todo gobernante que no aplique la sharía, y por lo tanto apóstata; y esto como un primer paso para la instauración de un Estado islámico que solo puede contemplar su ex-tensión a nivel mundial. Por supuesto, su teoría, además de en Qutb, se apoya en los escritos de Ibn Taymiyyah. Cabe apuntar aquí que Faraj no es un innovador en lo que a salafismo se refiere. Su aportación principal consiste en la afirmación del yihad como el sexto pilar de la religión islámica, asunto que, a tenor de los visto estos últimos años, parece haber calado en el ánimo de algunos. Su obra es una de las más buscadas y leídas entre los nuevos re-dentores de la fe islámica. Uno de sus seguidores será Jalid al Istambulí, el oficial del ejército egipcio que acabará con la vida de Anuar el Sadat y por lo que el mismo Faraj será ejecutado. A MODO DE CONCLUSIÓN Comprobamos que el pensamiento radical islámico es reaccionario, como no podía ser de otra manera. Se refe-rencia en el pasado, los salafs, los compañeros del Profeta; una referencia más mítica que real y, por supuesto, ana-crónica. Es teocrático en cuanto a que todo lo somete al gobierno de Dios que se realizará mediante un imán, o un déspota ilustrado en lo religioso y sin apelación posible por parte de los fieles, súbditos. Este gobierno se justifica en la unicidad de Dios y, de resultas de ello, de la Unma. Tiene un afán universalista, pero antes debe limpiar la casa propia, para lo que justifica el derrocamiento de aquellos Abdel Salam Faraj gobernantes impuros, es decir, que no aplican la sharía.


MEMORIAL DE INFANTERIA 74
To see the actual publication please follow the link above