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Cuatro Vientos, siendo incorporado a la 1.ª Unidad de Aviación en la que prestó juramento de fidelidad a la bandera 38 el 1 de septiembre. El 19 de enero de 1920, pasó destinado al Aeródromo de Zeluán en Melilla, donde se presentó el 24 de enero. En el aeródromo quedó prestando servicio de mecánico en el taller de automóviles. Los moros ponían asedio y cerco a Zeluán el 24 de julio de 1921. El aeródromo distaba de la alcazaba de Zeluán poco más de un kilómetro, que también quedó sitiada. Escaseaban en el primero los víveres y municiones para continuar la defensa y en la segunda faltaba el agua. Por ello, se ordenó rápidamente que se hiciera servicio de aguada para suministrarla a la alcazaba y a este servicio, se agregó una vez más el soldado Francisco Martínez Puche de forma voluntaria. A media mañana del día 28 de julio, salió del aeródromo, en unión del soldado de Aviación Isaac Eguiluz Mas, conduciendo la provisión de agua. Consiguió llegar a la alcazaba, cumplieron su misión bajo el fuego enemigo, pero de regreso al aeródromo, transportando víveres y municiones, el vehículo quedó averiado siendo igualmente hostigados por los certeros disparos de los kabileños, muriendo ambos soldados a consecuencia de los mismos. Por los motivos citados, la Orden del Ejército de España en África, en fecha 11 de abril de 1925, publicaba la apertura de juicio contradictorio para la concesión de la Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando, de 2.ª Clase, Laureada, al soldado de Aviación D. Francisco Martínez Puche, siéndole concedida el 11 de julio de 1929. A media mañana del día 28 de julio, salieron del aeródromo conduciendo la provisión de agua, consiguieron llegar a la alcazaba, no obstante las dificultades que hubo de vencer al atravesar el poblado y estación de ferrocarril de Zeluán, ocupado por numeroso enemigo, y una vez cumplida su misión, en la alcazaba, salieron de ella con víveres y municiones; pero no pudieron regresar al aeródromo, pues frente al poblado de Zeluán, el enemigo, parapetado en el terraplén de la vía, que esperaba el regreso del camión, abrió intensísimo fuego sobre él, ocasionando la muerte de sus dos conductores, malogrando con ello una empresa que con tanto valor y espíritu se había iniciado. En medio de esta tensión, el domingo 24 de julio, desde el aeródromo de Cuatro Vientos, el aviador inglés Hareward de Havilland había despegado rumbo a Melilla llevando como pasajero al piloto y periodista español José Espinosa. El avión, un Bristol Tourer se dirigió al aeródromo de Zeluán, donde esperaban encontrar a los oficiales de la escuadrilla. Planeaban sobre el recinto y poco antes de aterrizar, desde tierra recibieron disparos de fusilería, alcanzando uno de ellos el fuselaje del aparato. Seguidamente sobrevolaron Nador, pero comprobaron que tampoco podían tomar tierra allí, entonces pusieron rumbo a Melilla, donde aterrizaron en la meseta de Rostrogordo, junto al fuerte de Cabrerizas Altas. Provocaron el asombro de las autoridades locales, que consideraban que no existía en la ciudad ningún lugar apto para efectuar esta maniobra. El lunes 25 los aviadores-periodistas, regresaron a Madrid, la aventura sirvió para poner en marcha un nuevo aeródromo, el de la Hípica. La pista de la hípica que los pilotos de la desaparecida 2.ª Escuadrilla, ya, habían habilitado como aeródromo pese a las limitaciones de la instalación, apenas si era un campo rectangular de 300 metros en su lado mayor, donde el día 29 aterrizaron los capitanes Luis Manzaneque Feltrer y José Carrillo Durán a los mandos de un Bristol Tourer matriculado como M-AAFA y alquilado por la Aeronáutica Militar a la empresa bilbaína Sociedad del Monte Archanda. El mismo día Manzaneque y Carrillo efectuaron un servicio de reconocimiento intentando localizar la columna Navarro. Durante los días 30 de julio y el 1 y 2 de agosto, el incansable Bristol efectuó continuos servicios de reconocimiento y de lanzamiento de abastecimientos sobre las sitiadas posiciones de Monte Arruit y Zeluán. Para poder despegar en un campo tan corto, los abastecimientos no podían superar los 50 kilos de víveres o municiones en cada vuelo. Se llegaron a ensayar lanzamientos de municiones con paracaídas. Por eso, tampoco podían ir allí los DH-4 de Tetuán. De hecho, el primero que lo intentó capotó al acabársele la pista de aterrizaje. Durante esos días el capitán Carrillo ocupó siempre el asiento de observador mientras que a los mandos, el capitán Fernández Mulero, sustituyó en alguna ocasión a Manzaneque. Durante esos días el Bristol fue el único medio aéreo que tuvo el mando para recibir información de la situación además de ser empleado para abastecer a los cercados en Monte Arruit, donde el general Navarro se defendía con 800 hombres, alcazaba de Zeluán y aeródromo. Desarrolló una labor meritoria y aunque sus esfuerzos no lograron cambiar el triste final de los hombres de Monte Arruit, su sola presencia sirvió para mantener la moral de la población de Melilla. El 2 de agosto pudo aterrizar en la hípica la escuadrilla organizada en Tetuán. Al mando del capitán Apolinar Sáenz de Buruaga, estaba compuesta por tripulaciones y cinco de Havilland DH-4. Esos aparatos, junto con el Bristol de Manzaneque, fueron los que se dedicaron a tareas de reconocimiento y al abastecimiento de las posiciones sitiadas de Zeluán y Monte Arruit. Para ello tuvieron que realizar peligrosas maniobras de despegue y aterrizaje en el campo de la Hípica, que llegó a encontrarse batido por tiros de fusil. A los pocos días cayó el aeródromo de Zeluán, pero antes fueron quemados los aviones para evitar que pudiesen ser utilizados por los rifeños. La guarnición del aeródromo logró cruzar las líneas enemigas y llegar hasta la alcazaba, donde Bristol Tourer M-AAFA. Mundo Gráfico n.º 521 26-10-21 (R) Capitanes Manzaneque Feltrer, piloto, y Carrillo, observador, en el Bristol Tourer


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