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PROCLAMACIÓN DEL CANTÓN El gobierno autorizó a los Voluntarios de la República a desempeñar en Cartagena la guardia en los castillos militares alternando con la tropa. Comenzaron a hacerlo en la Atalaya el 4 de julio y posteriormente en el resto de castillos. Ante las protestas del gobernador militar Guzmán el día 10 de julio el gobierno ordenó relevar los voluntarios por tropas profesionales. Los cantonales cartageneros, ante esta circunstancia y otras, como la llegada del Regimiento Iberia a la ciudad, que podría actuar en su contra, y la partida de la Almansa y Vitoria, buques que los insurrectos quería sumar a su bando, decidieron adelantar la insurrección, prevista como vimos para la tercera semana de julio. El día 11 Voluntarios de la República reforzaron el castillo de Galeras, horas antes del relevo previsto. Las tropas del Regimiento África enviadas para hacerse cargo de la guardia, se encontraron las puertas del castillo cerradas y no pudieron acceder. Un importante baluarte cartagenero había caído en manos revolucionarias. En la mañana del día 12 desde Galeras se disparó un cañonazo y se izó la bandera roja, señal para el inicio del levantamiento. Grupos de intransigentes con fuerzas de Voluntarios de la República, ocuparon el Ayuntamiento, las puertas de la ciudad y distintos puntos estratégicos. El Ayuntamiento dimitió, se constituyó en sus locales una Junta Revolucionaria que proclamó el Cantón Murciano. El Alcalde de la ciudad pidió auxilio al gobernador militar, pero este se limitó a decirle que carecía de medios. Guzmán, eso sí, reforzó la guardia en el gobierno militar, parque de artillería, cuartel de antiguones, y castillos y baterías aun controladas por el Ejército. Ese día hubo un intento de extender la revolución cantonal a los buques de la escuadra. Un bote con varios cantonales a bordo se acercó al costado de la Almansa, fondeada en medio del puerto, con una bandera roja y gritando “¡Viva la República Federal!, ¡Abajo la tiranía!”, aunque los gritos fueron contestados por la dotación no se llegó más allá ante la actuación de la oficialidad del buque. A la vista de los acontecimientos, el coronel 1er jefe del 3er Regimiento de IM, Francisco Gamarra Gutiérrez, reunió a sus tropas en el cuartel y las arengó. Éstas dijeron que “estaban dispuestas a morir en defensa del orden y en el cumplimiento de su deber”. Por la tarde llegaron procedentes de Murcia el Gobernador Civil de la provincia y Antonio Gálvez, “Antonete”, diputado provincial y carismático líder cantonal. Ambos, junto con el Presidente de la Junta Revolucionaria, se trasladaron al Gobierno Militar para entrevistarse con Guzmán, gestionar el reconocimiento de la Junta e impedir que entrara en la plaza el Regimiento Iberia que se encontraba en La Palma. Los cantonales temían una acción del Regimiento que abortara la sublevación y al gobernador civil le preocupaba un derramamiento de sangre en caso de enfrentamiento. Guzmán les dijo que no podía hacer nada sin la autorización previa de Gobierno. Acabada la reunión Guzmán informó por sendos telegramas a sus superiores, el capitán general de Valencia y el Ministro de la Guerra, en los que solicitaba instrucciones (“...En vista del estado amenazador de la población, nada satisfactorio, accedo (a la no entrada de las tropas del Iberia) hasta recibir nuevas órdenes e instrucciones...”). Al parecer no recibió contestación hasta la una de la madrugada siguiente cuando ya era tarde. 42 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA El día 13 de julio “Antonete” Gálvez con su hijo y su secretario se aproximaron en un bote a la Almansa. Tras una arenga a la dotación, que fue contestada con vítores al cantón, logró que el buque se uniera a la sublevación, sin que en esta ocasión pudiera hacer nada la oficialidad, e izaron una bandera roja. El comandante y oficiales, entre ellos el teniente de IM José Baeza, jefe de la guarnición del Cuerpo, fueron apresados y encerrados en sus camarotes con vigilantes armados. El mismo procedimiento se repitió con la Vitoria a pesar de la resistencia de su oficialidad y del teniente de IM Pelayo, que había conseguido dominar la sublevación del mes de mayo. Posteriormente se unen a la sublevación el resto de buques de la Fuerza Naval del Mediterráneo, que agrupaba los buques más poderosos de la Armada en esa época. En la Numancia los oficiales, con parte de la guarnición del Cuerpo, presentaron cierta resistencia y hasta se efectuaron varios disparos. El día 14 por la mañana llegó en tren procedente de Madrid, el general Juan Contreras Román, destacado militar y conocido intransigente, que sería el máximo jefe de las fuerzas militares de mar y tierra cantonales. Contreras exigió al gobernador la entrega inmediata de los fuertes que todavía estaban en su poder. Guzmán alegó cuestiones de seguridad si los fuertes pasaban a manos de los voluntarios, pero Contreras le dio garantías de que quedarían en manos de mili- HISTORIA Mariscal de campo de Infantería de Marina Guzmán Saquetti. Hacia 1870.


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