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MISCELÁNEA decidieron establecerse en una posición defensiva en Crecy. En la famosa batalla se enfrentaban dos sistemas. Felipe VI había vencido a los rebeldes flamencos de Cassel con un planteamiento impecable, consistente en rechazar las provocaciones y obligar a los rebeldes a abandonar su ventajosa posición cercándoles, impidiendo su acceso al agua, devastando sus tierras, quemando los campos. Exaltados por su líder, éstos descendieron y avanzaron en silencio sobre el campamento francés, llegando hasta la tienda del rey. Felipe tardó en reponerse psicológicamente de la sorpresa, pero finalmente se incorporó a la reacción que terminaría por desorganizar y derrotar a los rebeldes. Tal vez este éxito generó una confianza excesiva en Crecy. En el consejo de guerra aliado nadie ponía en duda el resultado, pero tras el reconocimiento muchos instaron a esperar al día siguiente para el ataque. Se decidió el ataque inmediato sobre la fuerte posición. Al frente marchaban los ballesteros genoveses sin protección y con sus armas inutilizadas por la humedad (los repuestos habían quedado atrás con el bagaje), empujados por las siguientes formaciones ansiosas de luchar. Felipe llegó a dar la contraorden de abortar el ataque, pero, sin una cadena de mando eficaz, fue desobedecida. Los arqueros ingleses situados a los flancos y con mayor alcance desarbolaron a los genoveses antes de alcanzar la distancia eficaz de sus armas. Actuaban en masa con una precisión y velocidad de tiro producto de una larga instrucción. Disparaban a gran distancia por el segundo sector y podían pasar posteriormente a la puntería directa, con efectos devastadores sobre las compactas formaciones de la época. La elección del terreno era clave: flancos seguros, espacio de batalla limitado y obstáculo natural reforzado para frenar el avance enemigo obligándole a prolongar su permanencia en la zona de muerte. Batalla de Crecy. Wikipedia Commons. Lorenzo Piazzoli 87 Este ejército “venido a menos” iba a vencer batalla, tras batalla, tras batalla. No lo habían inventado, pero sí llevado a la cúspide del triunfo al verdadero hombre de armas, liberado de barreras mentales e incluso del propio caballo cuando así convenía, que como hemos visto representaría como pocos Gonzalo, con permiso -en el plano individual- de Bayardo. Antes de Duplin Moor, los ingleses habían empezado a contar con los hobelar, infantería montada irlandesa que podía hacer también misiones de caballería (reconocimiento y seguridad) en vez del choque de la pesada. Su número se incrementó hasta esta batalla, que introdujo importantes innovaciones: los principales caballeros ingleses “aprenden a desmontar para el combate”; no queda otra, pues es el rey quien está a la cabeza con los barones. Más interesante, se utilizan “organizaciones operativas” mixtas, ya que cada batalla recibe un contingente de caballería, mientras los arqueros despliegan en cuñas que enlazan los bloques3 conformando un engranaje compuesto. A partir de 1337 se encabalgó a algunos arqueros y posteriormente su número creció rápidamente. PRÁCTICOS CONTRA INDOMABLES. DUGUESCLIN Y EL PRÍNCIPE NEGRO CRECY (1346) La época de la guerra de los Cien años se caracterizó, entre otras cosas por el empleo deliberado de las cabalgadas, incursiones destructivas. Esta era una política deliberada que había recomendado en 1300 el funcionario Dubois a Felipe IV de Francia, tras llegar a la conclusión de que, como el ejército francés era imbatible en campo abierto, sus adversarios se refugiaban en los castillos, cuya toma exigía demasiados medios y paciencia4. Era una idea vieja, bien explotada en la Reconquista y con especial maestría por Alfonso VI, quien se hizo con el reino de Toledo mediante una aproximación indirecta que aunó presión y diplomacia; una obra de arte de la aplicación práctica de la influencia, hoy inalcanzable en Occidente. La contribución al arte de la guerra y a la historia de la infantería de Eduardo, el “Príncipe Negro” merecería un estudio exclusivo. Fue armado caballero a los 16 años en Crecy (1346), donde recibió su bautismo de acero al mando de una de las alas de la vanguardia. Su contribución al arte de la guerra y a la historia de la infantería merecen un estudio detallado. Los ingleses, tras una marcha en profundidad hacia Flandes, retrocedían perseguidos por un muy superior ejército multinacional encabezado por tres reyes: Felipe VI de Francia, Jaime III de Mallorca y Juan de Bohemia, hasta que 3 Ibid. 4 Rogers, Clifford, J., “La época de la Guerra de los Cien Años”, en Keen, Maurice “Historia de la Guerra en la Edad Media” Ed. Libros Antonio Machado (2010), pág. 179.


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