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MEMORIAL ARTILLERíA, nº 177/1 - Junio 2021
de
ñale el mando conjunto
como prioritarios, siempre
integrados.
Este escenario más
probable, en el corto plazo,
reclama que se refuerce
el adiestramiento
de las unidades antiaéreas
en España en estrecha
coordinación con
nuestras grandes unidades.
La nueva amenaza,
... la Artillería Antiaérea se debe orientar
en la consecución y mantenimiento de la
defensa de una dimensión aérea que garantice
la libertad de acción de la unidad
de maniobra, aunque seguirá en disposición
de proporcionar la protección de los
puntos vitales nacionales...
con un estudio técnico de sus capacidades,
también nos dice que la defensa antiaérea orgánica
de la brigada es insuficiente en alcance
y cota, por lo que será necesario contar con
una defensa «para» la brigada con sistemas de
mayor capacidad, que se deben incluir igualmente
en el adiestramiento, por tanto, en los
ejercicios nacionales e internacionales de nivel
brigada o superior.
La escasez de recursos y la evolución de la
doctrina militar nos deberían llevar, además,
a revisar la actual doctrina de defensa antiaérea.
En primer lugar, algo que ya está en
marcha, pendiente de publicación, a la reconsideración
de la defensa antiaérea como parte
de la función de combate fuegos, en lugar de
protección. A partir de ese cambio se debería
revisar la redacción actual de los manuales
para reforzar el papel de todos los sistemas
en la defensa de grandes unidades, simplificando
la cadena de mando, delimitando las
responsabilidades de cada escalón. Todo ello,
por supuesto, en el marco de la Fuerza 2035.
MATERIALES DE ARTILLERÍA
ANTIAÉREA
Ante la baja probabilidad de que se lleve
a cabo la prevista modernización y adquisición
de materiales antiaéreos, se plantea la
inevitable necesidad de prolongar la disponibilidad
operativa de los materiales actuales.
Esto es un reto muy considerable, dada
la edad y generación tecnológica de estos materiales.
Además, aun suponiendo un notable
ahorro, no dejará
de conllevar un cierto
coste en mantenimiento
ya que no se
hace en adquisición.
Los principales sistemas
de armas antiaéreos
tienen ya
muchos años a sus
espaldas. El sistema
HAWK es de los años
60, su última modernización
se acometió a principios del siglo xxi.
El sistema PATRIOT, comprado de segunda
mano a Alemania, data de los años 80. El Mistral
y el NASAMS son tecnologías de finales de
los 90. Los cañones de 35/90 están modernizados
en este siglo, pero no dejan de ser un
producto de los años 70. A esto se suma que,
conforme avanza la tecnología, se reduce la
vida operativa de cada nueva modernización
y aumenta su precio. A cambio, los sistemas
antiguos tienen la ventaja de que la reparación
de sus componentes es menos compleja
que los módulos más recientes.
El modelo de mantenimiento español, en
contraste con otros países, descansa mucho
en personal y capacidades militares, no
externalizadas. Esto concede otra ventaja,
que es la gran formación y conocimiento de
nuestros especialistas, que llegan a conocer
hasta las particularidades de cada pieza, de
cada elemento de un mismo sistema de armas.
Por eso, una de las claves a corto plazo
está en acercar lo más posible el mantenimiento
al usuario. Las tareas que antes se
reservaban a los escalones superiores deben
descansar en los escalones inmediatos inferiores.
El operador es capaz de afrontar algunas
tareas de segundo escalón, los segundos
acometer las de tercero, los terceros realizan
las de cuarto e, incluso, algunas que se supone
que son del fabricante.
No sólo esa cercanía es factible, sino que
se debería prescindir del fabricante como
proveedor de repuestos. En primer lugar,
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