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AEROPLANO 30

protección a nuestros bombardeos en el frente del Ebro. El 6 de noviembre mi avión CA-111 fue averiado combatiendo en el frente del Ebro cerca de Villalba de los Arcos. El piloto Sapiña se retiró del frente para regresar a nuestro aeródromo, pero a la altura de Cabacés tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en un terreno próximo a nuestras líneas. Sapiña llegó con un vehículo al aeródromo y al verme dijo acongojado: “Lo siento, Capellades, he roto el Tres Patitos que con tanto esmero cuidabas”. Como quiera que nuestro avión tenía tras la característica CA el número 111, a cada numerito “uno” le llamábamos “patito”. Así fue como bautizamos a nuestro avión con el nombre de Tres Patitos. Yo, el mecánico Egurrola y un ayudante salimos con un vehículo y su conductor, poco antes del anochecer, hacia el pueblo de Cabacés, para intentar recuperar el avión. Al llegar fuimos al puesto de una compañía de carabineros y uno de sus hombres nos acompañó hasta el aparato. Éste había capotado en una hondonada de un terreno accidentado. El carabinero nos recomendó que tuviésemos cuidado con las luces para alumbrarnos, ya que la artillería nacional bombardeaba fácilmente nuestras posiciones que estaban a su alcance. Ante la dificultad de recuperar el aparato completo por falta de tiempo –solo podíamos trabajar hasta poco antes del amanecer– decidimos desmontar los componentes de más fácil con nuestra misión. De igual modo lo sentirán los mecánicos acceso. Desmontamos tres ametralladoras, algún instrumento de abordo, las dos magnetos, varias bujías Los mecánicos de la aviación gubernamental que sirvieron en las escuadrillas de la aviación y las dos ruedas del tren de aterrizaje. Luego desmontamos nos sentimos orgullosos de haber cumplido nacional dos cilindros con los émbolos aunque tuvimos problemas para separar una parte del anillo carenado. Como estaba a punto de amanecer y la compañía de carabineros se retiraba de la posición avanzada de nuestras líneas, optamos por romper el tubo de combustible del depósito e incendiamos el avión. Al quedarme sin avión estuve compartiendo servicio con los mecánicos de mi patrulla, hasta que nos designaron a mí y a Sapiña el avión CA-141 para formar parte de la patrulla del jefe de la escuadrilla. Mi compañero Esteban también fue destinado como mecánico a esta patrulla. El 15 de noviembre sufrimos un bombardeo en el aeródromo de Monjos, afortunadamente sin daños materiales salvo algún agujero en el fuselaje de dos aviones. Mi compañero Esteban tuvo que cambiar una rueda que tenía el neumático perforado. Sin embargo hubo que lamentar una víctima. El jefe de nuestro grupo, Juan Comas, que había venido con su avión en misión oficial, fue herido en una pierna. El médico de la escuadrilla lo mandó al Hospital de Vilafranca del Panadés, donde los cirujanos tuvieron que amputarle la pierna. El ejército nacional, desde que inició la contraofensiva en el frente del Ebro, hostigó a nuestras fuerzas que tuvieron que retroceden, a pesar de oponer gran resistencia. Mientras, nuestra escuadrilla cumplía diversos servicios en el sector de Villalba de los Arcos, Gandesa y Flix. Los combates aéreos eran cada vez más frecuentes y a menudo algún avión era alcanzado por los disparos pero, mejor o peor, regresaban a nuestro aeródromo. A principios de diciembre mi avión recibió un disparo que deterioró lateralmente el tubo de entrada de admisión al cilindro del motor. El avión era necesario, y lo inmediato que se me ocurrió fue colocar un trozo de chapa de cobre envuelta con cinta, firmemente apretada con dos abrazaderas confeccionadas de artesanía. En poco tiempo el avión estaba disponible para el próximo servicio. Al regreso de cada servicio revisaba el apretado de las abrazaderas. El 9 de enero de 1939, poco después del amanecer, me reuní con mi compañero Esteban cerca de la caseta de mando. Cuando me disponía a volver al lugar donde estaba mi aparato, vimos la formación de unos aviones que venían a baja altura. De inmediato me apresuré corriendo hacia mi aparato, pero antes de lograrlo, los aviones –que resultaron ser nacionales– entraron en vuelo rasante sobre el aeródromo ametrallándolo; no tuve otra opción que echarme al suelo detrás del tronco de un olivo. Cuando me levanté y justo al llegar para subir a la carlinga de mi aparato, los aviones ametrallaron de nuevo. En este ametrallamiento incendiaron y quemaron completamente cuatro aviones. Después me informaron que mi compañero Esteban había sido herido y evacuado al hospital de Vilafranca del Panadés. Después de ese infausto día no volví a ver a mi compañero. El 12 de enero nos retiramos al aeródromo de Montmeló, el 18 al de Cardedeu, el 21 al de la Garriga y el 29 al de Tona. Mientras efectuamos estos traslados protegíamos a las fuerzas de nuestro ejército que se bate en retirada. Por orden del Estado Mayor el día 30 nos trasladamos al aeródromo de Tortellá (Gerona). Aquí dejamos los aviones, cansados, envejecidos, con muchas horas de vuelo y nos hicimos cargo de otros aviones > Escuadrilla de aviones en vuelo Grumman GE-23, biplaza, cazabombardero 84 de reconocimiento y asalto, con tren de aterrizaje retráctil, motor Wright Cyclone R-1820 F52 de 775 cv. Armamento: dos ametralladoras sincronizadas con el motor, dos de automáticas instaladas en el ala superior y una de móvil en la cabina del ametrallador. > Avión Polikarpov I-16 (Mosca) en pleno vuelo.


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