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BOLETIN INFANTERIA MARINA 23

ANTONIO BERETENS Y JUAN TUDON... Batallón Auxiliar de Santa Fe. Uniformidad de los siglos xviii y xix. (E. Gregori) BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA 65 ceso que a veces se prolongaba varios años, o en su defecto se traían de los trópicos para mejorar la robustez de los buques de combate. El sargento Beretens, que había regentado junto a su mujer un negocio de venta de tabacos, y el soldado de Ultramar Juan Tudón se pusieron a experimentar durante sus ratos libres con diversas mezclas, para encontrar una imprimación que fortaleciera la madera e hiciera ignífugos a los navíos de la Armada ante una batalla o accidente fortuito. Tras varios intentos dieron con una materia que, a modo de betún, y mezclado con varios ingredientes, hacía que tablones y cuadernas resistieran el fuego. Los mandos superiores destacados en América tuvieron conocimiento de ello, y las noticias del otro lado del Atlántico no tardaron en llegar a Madrid, notificando la utilidad de aquel “invento”. Se dispusieron los permisos de embarque de ambos para un pronto regreso a España, y S.M. Carlos IV ordenó que se hicieran las pruebas pertinentes en Cádiz ante una junta de generales. Los resultados no se hicieron esperar, y después de verificar la certeza de las afirmaciones, se consideró que el betún era idóneo para impregnar los nuevos buques de guerra en prevención incendios y de la amenazante “bala roja”. Los informes llegaron a Palacio, y aquel joven soldado y el veterano sargento fueron citados en Aranjuez a presencia de S.M., el 9 de marzo de 1793, dando lugar a una segunda prueba en San Lorenzo de El Escorial donde estuvieron presentes el infante D. Antonio Pascual de Borbón y Sajonia, algunos ministros, el secretario de Estado y varios grandes de España. No hubo dudas: la mezcla funcionaba y se tenía que poner en práctica en las nuevas construcciones navales, solicitando el secreto de su composición tal y como ocurría con las afamadas porcelanas que producía la Real Fábrica del Buen Retiro, conocida popularmente como “la China”. El monarca no tardó en pronunciarse: “Habiendo visto el Rey con satisfacción las pruebas que a su Real presencia hizo Juan Tudón, Soldado del Regimiento auxiliar, a fin de precaver e impedir la propagación del fuego en las maderas, se ha servido S.M. concederle licencia absoluta con una pensión anual…” A Tudón le fueron concedidos dos privilegios: la licencia para separarse del servicio, tal y como le fue comunicado a través del conde del Campo de Alange, D. Manuel de Negrete y de la Torre, y una pensión vitalicia propia de hidalguía por su servicio desinteresado al Estado.


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