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na y, en concreto, entrenando en la piscina del Club con el objetivo de batir el récord de España de su especialidad. Acuña relata al principio que fue llamado por su quinta para unirse al Ejército, siendo destinado al 16º Regimiento de Artillería Ligera de Santiago con destino en Asturias. Sin embargo, no es hasta la entrada del 21 de febrero de 1939 cuando en el curso de una parada aérea sobre buques nacionales fondeados en Tarragona cuando desvela que, antes de servir en Asturias, se presentó como marinero voluntario en el crucero Almirante Cervera, buque en el que permaneció embarcado desde septiembre a noviembre de 193610. Es probable que Acuña viviera en este navío de guerra el bloqueo del estrecho de Gibraltar, donde se combatió con el destructor republicano Gravina, y en el encuentro bélico que se sostuvo frente a las costas de Málaga, donde el Cervera hundió los guardacostas gubernamentales Uad Lucus y Uad Muluya. Al término de esta singladura de guerra, el Almirante Cervera retornó a la base de El Ferrol para iniciar un nuevo crucero por el Cantábrico; fue en ese puerto gallego donde el estudiante de Medicina vigués “desembarcó por propia voluntad”, tal y como se indica en su expediente personal. Las posibles razones por las que dejó el servicio en la Armada, quizás se debieron a que, como deja entrever en su autobiografía, se sentía “inútil” pelando patatas y fregando cubiertas. En enero de 1937 se une al 16º Regimiento Ligero de Artillería de Santiago de Compostela con el que, en calidad de Artillero segundo, parte al frente de Asturias y luego pasa agregado a la 26ª Batería de Montaña equipada con obuses 105/11 con la que se desplaza hasta el monte Naranco. El 15 de abril solicita ser enviado a un sector cerca del monte Escamplero, en concreto a una loma conocida como “La Recuperada” (monte La Berruga) en la que ambos bandos, en el curso de la campaña, habían luchado con ferocidad arrebatándose esta posición unos a otros en varias ocasiones. En su Diario, el futuro piloto menciona su participación en estos combates y alude a las duras condiciones de vida que tuvieron que soportar en sus refugios de la montaña, aunque el jefe de su Regimiento, comandante Ernesto Pons Fernández, hizo un informe muy favorable sobre su comportamiento en batalla11. Acuña dice en sus memorias que en las trincheras asturianas le comunican que ha sido aceptada su instancia para trasladarse a Sevilla, donde debería personarse el 5 de noviembre de 1937 para asistir a las pruebas eliminatorias para realizar el curso de piloto. La notificación debió de llegar a sus manos a finales de octubre de 193712, pero gracias al informe del comandante Pons y a su hoja de servicios sabemos que el 31 de julio ya había causado baja en la 26ª Batería de Montaña para incorporarse al Hospital Provincial de Santiago de Compostela, donde empleó sus estudios de Medicina. LAS ESCUELAS DE AVIACIÓN: BADAJOZ Y JEREZ DE LA FRONTERA En el momento en el que Darío Acuña se presenta en Sevilla como aspirante a piloto militar, el complejo de formación de aviadores nacionales ya estaba muy estructurado y en la base aérea de Tablada tan sólo se hacían las pruebas médicas y gimnásticas de selección del personal, así como la formación premilitar que, en caso de ser superadas, les permitían acceder a la Escuela Elemental de Badajoz. El aspirante gallego comenta con aprensión el temor a no pasar las exigentes pruebas visuales (para lo cual recurrió a aprenderse de memoria el cuadro Snellen que se empleaba para medir la agudeza visual) y recoge la simpática anécdota del aviador Alfonso García- Rodríguez Carracido para superar la talla exigida en la convocatoria de pilotos. Al parecer, a este piloto tan sólo le faltaba medio centímetro para cumplir con lo establecido, pero se dio cuenta de que a la hora de tallar a los aspirantes se les permitía conservar los calcetines, 95 Listado de aspirante publicado en el BOE en el que aparece Acuña Lagos (AHEA).


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