Page 73

REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015

JMª. Alonso de Vega REVOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN En 1868, murió Narváez siendo Presidente del Consejo de Ministros y la Reina Isabel II nombró como sucesor a González Bravo. Su comportamiento rozó desde el principio el absolutis-mo dictatorial y enseguida se ganó la oposición acérrima de los militares progresistas. Temiendo una conspiración, González Bravo decidió desterrar a estos militares a lugares apartados del epicentro político. Ros de Olano fue destinado al cuartel de Deva, en Guipúzcoa. Al llegar el verano de ese año, la Corte de Isabel II se desplazó al Escorial y luego a una residencia veranie-ga en San Sebastián. Poco después, el brigadier Topete encabezó la sublevación de la Marina en Cádiz, a la que se unió el general Prim en esa ciudad. Pronto apoyarían este levantamiento otras guarniciones militares de Andalucía. Esto sería el principio de la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, que acabaría con el destronamiento de Isabel II. En septiembre de ese año, se enfrentaron las tropas sublevadas contra las realistas en la bata-lla llamada del Puente de Alcolea, Córdoba, que terminó con el triunfo de las primeras y su avance hacia Madrid. El Presidente González Bravo dimitió y se sucedieron una serie de ceses y nom-bramientos fugaces38. En estas azarosas circunstancias, a Ros de Olano, que contaba entonces con 60 años, se le adjudicó la Capi-tanía General de Madrid. El general acudió entonces a la Puerta del Sol, donde, rodeado por turbas multitudinarias, se arrancó del uniforme los signos de la monarquía, manifestó su adhesión a los sublevados y arengó al pueblo al grito de “¡Viva la libertad y la soberanía nacional!”39. Perdida la causa realista, Isabel II se exilió a Francia después de 35 años de reinado. El Gobierno Pro-visional de Serrano recompensó a Ros de Olano con la Dirección General de Artillería40 y el nombramiento de Presidente del Consejo Supremo de la Guerra41. En 1870 las Cortes eligieron por mayoría Rey de España a Don Amadeo de Saboya. Mientras Amadeo de Saboya viajaba a Madrid para tomar posesión del trono, su principal valedor −y amigo íntimo de Ros de Olano−, el General Prim, fue asesi-nado en el atentado de la calle del Turco. Poco después, Ros de Olano sería parte de la comitiva que en Cartagena, a bordo del buque Numancia, recibía al rey propuesto y le informaba del terrible asesinato de Prim. Dos años más tarde, nuestro general sería uno de las pocas personas que acompañase a Amadeo a la estación de Mediodía en su despedida de España y regreso a su patria, cuando ya se había iniciado la República y al monarca se le denegara hasta una pareja de la guardia civil que le escoltase42. Las Cortes votaron la República el 23 de febrero de 1873 y a lo largo de los once meses que duró hubo explosiones de anar-quía y brotes cantonales por todo el país. Los cantones preten-dían constituir algo así como una federación de ciudades, siendo Cartagena la primera en proclamarse cantón y la última en ren-dirse a las tropas gubernamentales43. En el mismo mes de julio de 1873 en que surgían las pro-clamaciones cantonales, nuestro general celebraba la boda de su hija Isabel Ros de Olano y Quintana, futura Vizcondesa de Ros, con Alfredo de Vega, teniente coronel de Infantería y descen-diente de Juan de Vega, capitán de los Ejércitos con Carlos V y virrey de Sicilia con Felipe II44. Durante los meses de la República, Ros de Olano se dedicó a escribir, apartado de toda actividad política. Retomó la narra-ción 208  Sanid. mil. 2015; 71 (3) Figura 3. Ros de General de Division. de Jornadas de retorno escritas por un aparecido, libro de memorias que no llegaría a concluir45. A pesar de su carácter prudente y moderado, se unió al gru-po constitucionalista que dirigía Sagasta. Durante el periodo de restauración borbónica que siguió a continuación, con Alfonso XII como monarca de España, Sagasta se alternaría sucesiva-mente en la Presidencia del Gobierno con Cánovas del Castillo, líder del partido conservador. En 1877 Ros de Olano fue nombrado senador vitalicio, cargo que ocupó hasta su muerte46. ROS DE OLANO Y LA FRANCMASONERÍA Existió una estrecha relación entre Ros de Olano y la franc-masonería. Desde luego, no era nada de que extrañarse en esos tiempos. Desde la época de represión de Fernando VII, se ha-bía ido intensificando una firme tradición de masones en la ofi-cialidad, así como entre famosos políticos e intelectuales. Mu-chos de los amigos de Ros de Olano, muy conocidos en la vida pública, eran masones: Sagasta, Olázaga, Prim, Zorilla y otros. La estancia en Barcelona en 1877 acrecentó las relaciones de nuestro general con la masonería. Se reunió con frecuencia con Rosendo Arús, Gran Maestre de la Logia y muy popular pos-teriormente por haber legado en su testamento una importante suma para la fundación de la biblioteca en Barcelona que lleva su nombre. En esa biblioteca se puede encontrar un ejemplar del último libro que publicó Ros de Olano, poco antes de su muerte, y que dedicó a su amigo Arús. Tras el fallecimiento de Ros de Olano, su yerno Alfredo de Vega continuaría la estrecha relación con la masonería catala-na, llegando a alcanzar el título de Gran Comendador y Gran Maestre del Gran Oriente Nacional47. LOS ULTIMOS AÑOS En 1879, con 71 años de edad, Ros de Olano, “el general pru-dente”, no tenía ya el menor deseo de verse envuelto en turbu-


REVISTA DE SANIDAD FAS JUL SEP 2015
To see the actual publication please follow the link above