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111 Javier Lion Bustillo El Estado Islámico y Jabhat al-Nusra, ¿nuevos actores... La mayoría de los salafistas libaneses se sintió agredida por el asesinato de Rafik Hariri, considerando que los suníes de la región estaban siendo oprimidos por los chiíes y sus aliados. De ahí que en las elecciones de 2005 se cerraran distintos acuerdos más o menos explícitos entre ellos y el Movimiento de Futuro para que apoyaran las listas del segundo. No podemos olvidar que la influencia de la familia Hariri es muy grande en zonas como Beirut Oeste, pero no tanto en el Norte, una región enormemente empobrecida y bastante olvidada por los sucesivos gobiernos. Allí los clérigos islamistas y sus seguidores resultan decisivos en los resultados electorales. Ello explica el que en ocasiones algunos dirigentes del Movimiento de Futuro hayan recurrido al lenguaje confesional para movilizar al electorado suní, lo que ha facilitado su colaboración con los islamistas más radicales, pero al precio de minar las bases de la convivencia en el país12. Muchos yihadistas se sintieron también agraviados por Hezbollah durante su guerra contra Israel en el verano de 2006, ya que la milicia chií decidió conservar en sus manos el control de la lucha. De hecho, ese monopolio ha causado graves tensiones, puesto que el mismo dota a Hezbollah de una imagen de defensor inquebrantable del mundo árabe, un papel del que se ven privados los radicales suníes13. Otro fenómeno destacado en estos años fue la llegada de yihadistas vinculados a al-Qaeda a la zona de Trípoli, con vistas a contactar con grupos locales. Con el desarrollo de la guerra civil iraquí, el escenario libanés cobró interés para al-Qaeda en Irak, liderada por Abu Musab al-Zarqawi, ya que se convirtió en un territorio tanto de reclutamiento como de refugio ocasional para sus militantes, especialmente el Norte del país. Por otra parte, algunos de sus actos parecían indicar objetivos más ambiciosos, como el intento de atentado contra la Embajada italiana en Beirut (desactivado por las fuerzas de seguridad en septiembre de 2004) o el lanzamiento de cohetes contra asentamientos israelíes en diciembre de 2005, buscando así mostrar una cierta contribución a su proclamado objetivo de luchar contra Occidente y el sionismo. Precisamente, este propósito explicaría el interés por extender sus vínculos al Líbano Meridional y al Sur de la Bekaa. Otro objetivo posible eran las tropas de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas para el Líbano (FINUL), las cuales recibieron en ocasiones amenazas a cargo del dirigente de al-Qaeda Ayman al-Zawahiri14. En el otoño de 2006, comenzaron a surgir noticias en torno a la formación de un nuevo grupo yihadista, Fatah al-Islam, dirigido por Shakir al-Absi. El mismo estaba compuesto de varios cientos de combatientes no solo palestinos y libaneses, sino también de todo el Oriente Medio, muchos de los cuales habían participado previamente en la guerra de Irak. La organización pasó a adquirir una posición de predominio en Nahr el-Bared, con una ideología centrada en convertir el Líbano en un área de yihad, considerando a las 12  NERGUIZIAN, op. cit., pp. 9-11. ABDEL-LATIF, Omayma, «Lebanon´s Sunni Islamists: A Growing Force», Carnegie Middle East Center Papers, n.º 6, 2008, pp. 1-6. 13  GADE, Tine, «Fatah al-Islam in Lebanon: Between Global and Local Yihad», Norwegian Defence Research Establishment, FFI Rapport 02727, 5/12/2007, pp. 47-49. 14  GADE, op. cit., pp. 54-56. http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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