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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 858

puesta consta desde cinco hasta ocho huevos. Al tener una dieta fundamentalmente frugívora y generalista, basada en una gran variedad de frutos, semillas y yemas de árboles, aunque no se descarta que ingiera ocasionalmente puestas y pollos de pequeños pájaros así como restos alimenticios ofrecidos por personas como pan o comida elaborada, su éxito como especie invasora está más que garantizado. Actualmente la cotorra argentina no está sujeta a ningún tipo de amenaza en los países de origen, puesto que se la considera como una plaga. En nuestro país, en cambio, debido a que la población está aumentando de forma notable, algunos colectivos como agricultores y responsables de parques y jardines muestran sus quejas por los efectos negativos y daños que producen en ciertas cosechas y en la vegetación, llegando a secar el árbol donde se ubican los nidos en casos extremos. Sin embargo, tras la publicación del Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras, se establece una serie de medidas para que las administraciones públicas las apliquen en la lucha contra las invasiones biológicas. En el caso particular de la cotorra argentina, especie que podría ser considerada como un problema potencial para la operatividad de aeronaves en bases militares y aeropuertos, al impactar contra los aviones, deberían ponerse en práctica planes de manejo y control. SITUACIÓN EN LA BASE AÉREA DE GETAFE La primera vez que se detectó la cotorra argentina en la Base Aérea de Getafe fue el 24 de marzo de 2000, con tres ejemplares observados. En la siguiente cita, diciembre de 2003, se registraron 11 individuos, pero aún no criaba la especie. Han de transcurrir todavía unos años, primavera de 2007, para que se confirme la reproducción de ésta por primera vez: dos nidos sobre dos cedros del Himalaya (Cedrus deodara), y un mínimo de 21 ejemplares en septiembre de ese mismo año (Cano, 2007). En marzo de 2015 la colonia cuenta con 28 nidos, con 60 cámaras (31 de ellas ocupadas) y un mínimo de 56 ejemplares, aunque en octubre de 2013 y en enero de 2014 se observan dos bandadas constituidas por 80 y 76 ejemplares, respectivamente. La cotorra argentina es una especie residente durante todo el año. A finales del invierno empieza a construir, reparar o ampliar sus nidos hechos con ramas de otros árboles que corta con su fuerte pico. En primavera empieza el periodo reproductor y en verano la emancipación de los pollos. También, coincidiendo con la fructificación de los conos de la tuya oriental (Platycladus orientalis), es a principios de verano cuando las cotorras acuden en grandes bandadas a las copas de estos árboles para alimentarse de sus semillas, causando graves destrozos en sus yemas y ramas jóvenes. La distribución y abundancia de estos árboles, tanto los que le sirven de alimento como los que utilizan como soporte para sus nidos, en parques, jardines o en la propia base aérea, podrían ser factores claves en la expansión de esta especie. Debido a su gran capacidad de colonizar nuevos territorios, en 2010 se establecieron dos núcleos reproductores en las afueras de la base, enfrente de la población principal, lo que obligaba a las aves cruzar perpendicularmente las pistas con cierta frecuencia, a una altura baja y en bandadas, aumentando considerablemente el riesgo de colisión, ya que el 74% de los impactos que se han registrado sobre las pistas de la base aérea de Getafe se producen a una altura inferior a los 100 ft, según nuestros datos. De hecho, el 11 de agosto de 2014 se produjo el primer impacto con un T-21 (C-295) del ala 35 de transporte, aunque sin consecuencias para los pilotos y el avión . Según lo descrito hasta ahora, la cotorra argentina podría constituir una amenaza seria para la operatividad de los aviones en la base aérea de Getafe, o en cualquier otro aeródromo con una situación similar. De acuerdo con los resultados del estudio de aves que impactan sobre aviones, que se está llevando a cabo desde 1997, la mayoría de los choques registrados ocurren en niveles muy bajos, entre el suelo y los 100 ft, coincidiendo con la altura a la que se observan las bandadas de cotorras que cruzan las pistas. En los últimos años se ha producido una media anual de 7,7 impactos con aves por cada 10.000 vuelos, si bien, el porcentaje que corresponde a la cotorra es del 1%, poco significativo de momento, aunque podría aumentar si su población crece y se expande en un futuro cercano. MEDIDAS ESPECÍFICAS DE CONTROL El problema de los impactos de aves con aeronaves afecta a todos los aeródromos del mundo, desde los comienzos de la aviación, a principios del siglo XX, hasta nuestros días. En la mayoría de los casos, los impactos que se REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2016 977


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