La cotorra argentina en la Base Aerea de Getafe

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 858

La cotorra argentina invade las pistas de la Base Aérea de Getafe INTRODUCCIÓN Originaria de Sudamérica, donde se trata de una especie muy común y abundante, desde el norte de Bolivia, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil hasta la Patagonia argentina, la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) resulta bastante popular como ave de jaula, lo que ha propiciado su expansión en otros países del continente americano y de Europa a partir de ejemplares procedentes de escapes o sueltas deliberadas (Del Hoyo et al., 1997). Esta especie, introducida por el hombre, se reproduce en libertad cada vez de forma más extendida y numerosa. En Europa existen núcleos reproductores en Italia, Bélgica, la República Checa y España; en el Reino Unido, Alemania y Países Bajos se conoce su presencia, aunque no ha llegado a formar poblaciones viables (Hagemeijer & Blair, 1997). En España, según los datos del primer censo nacional de esta especie elaborado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) en la primavera de 2015, el número de cotorras argentinas se estima en torno a los 20.000 ejemplares. En total se ha hecho el censo en más de 450 municipios, siendo Madrid, Barcelona y Málaga las provincias con mayor número de individuos. Por comunidades autónomas destacan Cataluña y la Comunidad de Madrid, con cerca de 6.500 ejemplares cada una, seguidas de Andalucía, la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. Por lo que respecta a los archipiélagos, en Canarias cría en Tenerife y Gran Canaria, en tanto que en Baleares existen algunas colonias en Mallorca, Menorca e Ibiza. La primera observación en España tuvo lugar en Barcelona en 1975 (Clavell et al., 1991). Posteriormente, finalizando la década de los años setenta fue detectada en Málaga y Tenerife. Desde entonces, década de los ochenta, las citas han sido cada vez más numerosas dado que la población ha ido incrementándose, tanto en número de parejas reproductoras como por la ampliación de su distribución geográfica, colonizando localidades de Zamora, Salamanca, Soria, Navarra, Zaragoza, Galicia o Ciudad Real (Muñoz, 2003). En los últimos años, la expansión continúa y abarca incluso pequeños municipios lejos de las grandes ciudades. Para instalar sus grandes nidos comunales compuestos de varias cámaras, pues se trata de una especie que muestra un comportamiento marcadamente gregario, elige árboles de buen porte en parques y jardines, con preferencias por palmeras, eucaliptos, plátanos de paseo y coníferas, como los cedros, los pinos carrascos o los cipreses comunes, entre otros. La Javier Cano Sánchez* Fotografías del autor *Oficina meteorológica de la Base Aérea de Getafe. 976 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2016


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