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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 340

con Corea del Norte: «El presidente Xi Jinping no quiere ver turbulencias ni muertes. Sé que le gustaría hacer algo, que está intentado todo lo que esta en su mano, pero es posible que no pueda», afirmó en una entrevista Trump. China absorbe el 90 por 100 de los intercambios comerciales con Pyongyang y, según los informes tanto de la CIA como del IISS británico, los trasvases de material e información procedentes del gran vecino han sido determinantes en la carrera armamentística y nuclear del régimen norcoreano. Pero ahora unos y otros coinciden en que el «juego» se ha ido de las manos y nadie, absolutamente nadie, sabe realmente qué hará y hasta dónde está dispuesto a llegar Kim Jong Un. REARME OBSESIVO Detrás del telón de acero que asfixia Corea del Norte desde hace medio siglo se oculta una tiranía hereditaria y paranoica que ha hecho de la amenaza bélica su principal signo de identidad. El programa de armamento esta omnipresente en carteles callejeros, en exposiciones, en libros para niños, o en la televisión. Y de los tres líderes supremos que ha tenido —abuelo, padre, e hijo— el actual es el más desequilibrado e imprevisible. Kim Yong Un, de 27 años, ha manifestado una y otra vez cual es su máxima aspiración: Donald Trump y su homólogo de Japón, Shinz Abe, durante una rueda de prensa conjunta celebrada en Washington en abril. golpear, aunque solo fuera una vez, a sus todavía enemigos (la guerra acabó en 1956 en un armisticio, no en un tratado de paz). En este momento, y según el Military Balance, Corea del Norte dispone de un arsenal de entre 1.000 y 1.500 misiles. El primer paso, en la década de los 60, fue un desarrollo propio (por aquel entonces con el asesoramiento y material de la Unión Soviética) de los cohetes de artillería tácticos. En 1976, el régimen adquiere el primer programa de misiles Scud procedentes de Egipto. Ya en 1984, los norcoreanos —según constató la CIA en un informe— estaban construyendo su propia versión, los Hwasongs (o Nodong-A). Considerados de corto internacional de desplegarse hasta 4.500 kilómetros. El gran anhelo del régimen, los misiles intercontinentales que superen el límite de 5.000 kilómetros han encontrado en Kim Jong Un el mejor mentor para su desarrollo. Ya están aquí y, por ahora, en pruebas, pero el futuro de su empleo real es una incógnita. La historia de las ambiciones nucleares de Pyongyang comenzaron en 1993 cuando el padre del actual líder, Kim Jong Il, amenazó con abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear y presionó para conseguir compensaciones económicas a cambio de permitir inspecciones de la OEA en sus instalaciones nucleares, declaradas por el régimen civiles pero que los servicios de inteligencia occidentales consideraban de uso militar (sobre todo la de Yongbyong). Ese mismo año, Jong Il modificó la Constitución y definió a la República Popular Democrática de Corea como «potencia nuclear». La primera prueba de un artefacto nuclear fue en 2006 y la segunda en 2009, y se cree que estos dos lanzamientos fueron con dispositivos de fusión de plutonio, pero se especula que la del 2013 ya fue con uranio enriquecido. Este último, es mucho más complejo de conseguir, ya que aún teniendo abundantes reservas naturales de ese material, Corea ha necesitado más centrifugadoras y, sobre Cherris May/EFE todo, tecnología para hacerlo. El actual líder, como no podía ser de otra manera, tuvo que dejar al mundo constancia de que ahora él estaba en el poder y era capaz de todo: el 6 de enero de 2006, su agencia oficial anunció que el país había realizado su cuarta prueba nuclear —la segunda desde el «reinado» de Un— y que se trataba de una bomba de hidrógeno. Los expertos concluyeron que, en realidad, era una bomba de fisión mejorada (el seísmo que produjo fue de 4,1 en la escala de Ritzer, y la de hidrógeno provocaría 6,8) pero poco importa la diferencia: es una bomba atómica con un poder de destrucción jamás utilizado hasta ahora. Rosa Ruiz alcance, el régimen norcoreano dispone actualmente de un arsenal de unos 700 misiles de este tipo (es su arsenal más poderoso, ya que sería clave para un enfrentamiento con su vecino del Sur), que tras sucesivas mejoras son ya los Hwasong-5 (conocido también como Scud-B) y Hwasnong-6 (Scud-C). Respecto a los cohetes de medio alcance, Pyongyan comenzó su construcción a finales de los 80: son los Nodong, basados también en los Scud pero un 50 por 100 más largos y con un motor más poderoso. Se cree que posee cerca de 200 misiles de este tipo y la inmensa mayoría preparados para poder transportar armas de destrucción masiva. Según el IISS de Londres, el actual sistema de medio alcance norcoreano tiene variantes (los conocidos como Musadan o Nodong- B y Taedonpong-X) capaces de alcanzar hasta los 1.600 kilómetros (además de Corea del Sur, podrían alcanzar sin problemas a Japón). En 2016 probó más de 20 misiles balísticos de medio alcance y realizó el lanzamiento simultáneo de tres proyectiles Rodong con una trayectoria de 1.300 kilómetros y que cayeron en el mar de Japón. El 14 de mayo, víspera de la primera cumbre entre Donald Trump y el presidente chino, Xi Jinping, el ejército norcoreano probó con éxito un misil al que denominó Hwasong-12, y, según su agencia oficial, es la última versión de proyectiles de medio alcance capaz Junio 2017 Revista Española de Defensa 49


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