fuerzas armadas ´ SIMULACRO DE CATASTROFE en Aragón UN intenso temporal de nieve, lluvia y viento afecta al norte de España, y muy especialmente La Unidad Militar de Emergencias coordina la intervención de 3.500 efectivos civiles y militares a la provincia de Huesca, provocando numerosos cortes de carreteras, fallos en el suministro eléctrico, incidentes medioambientales y tecnológicos, colapso de edificios y desprendimientos que dejan aisladas a numerosas poblaciones. A esta situación, ya de por sí complicada, se suma un seísmo de cuatro grados de intensidad que ocasiona aludes en las zonas cercanas al epicentro, al norte de Sallent de Gállego. Ante la magnitud de la catástrofe, el Gobierno de Aragón activa sus planes territoriales de Protección Civil, declara una emergencia de nivel 2 y solicita la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Pero las previsiones meteorológicas no mejoran. El nivel de alerta naranja por riesgo de inundaciones pasa a rojo, por lo que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, declara la emergencia de interés nacional —nivel 3— y, con ello, asume la gestión de la emergencia. A partir de ahí, la dirección operativa de la catástrofe queda en manos del jefe de la UME, teniente general Miguel Alcañiz. «Había que poner en marcha misiones de búsqueda y rescate, asegurar la viabilidad y los ejes de comunicación, llegar a las poblaciones aisladas para asistir a los damnificados, hacer frente a los riesgos tecnológicos y recuperar los servicios esenciales», explicaba el segundo jefe de la unidad, general de división Manuel Gimeno, desde el Mando Operativo Integrado (MOPI) que se instaló en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, en Jaca (Huesca). 44 Revista Española de Defensa Mayo 2019
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