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El director ejecutivo de la EDA explica que tras la elaboración de la Estrategia de Seguridad europea, en 2016, «los cometidos de la Agencia se han incrementado en cantidad y calidad». primera, establecer los instrumentos que permitan priorizar el esfuerzo de defensa en Europa, para lo que había que determinar qué capacidades y tecnologías son necesarias (algo que la UE ha conseguido con la elaboración del Plan de Desarrollo de Capacidades y de la Agenda Global de Desarrollo de Tecnologías) e identificar aquellas actividades industriales que queremos preservar en Europa para no depender de terceros países. Y esta primera función ya es una realidad. La segunda es conseguir que la Agencia se mantenga como la plataforma principal de apoyo a los programas de cooperación de capacidades en materia de seguridad y defensa en Europa. En este momento hay unos 100 proyectos ad hoc que están siendo desarrollados en la Agencia y, por referirme al porfolio de ellos en el ámbito de investigación tecnológica, se han incrementado tanto en su valor como en su número en un 25 por 100 en los últimos cuatro años. Y la tercera gran misión es la de actuar como interfaz o como enlace entre los ministerios de Defensa y las políticas que a nivel europeo se desarrollan en distintos campos. Y donde hubiera fondos implicados, que actuáramos como operador central o como gestor de esos fondos. —¿Hay ya ejemplos de este cometido? —Sí, varios. El caso de Cielos Abiertos es un buen ejemplo: se trata de un programa civil puesto en marcha hace ya varios años por la UE y cuya aplicación era fundamental para las Fuerzas Aéreas (primera «compañía aérea» de Europa en número de aviones) pero en cuyo desarrollo inicial no se habían tenido en cuenta las necesidades operativas y de entrenamiento de defensa. Ahora, en la Agencia consolidamos las posiciones que los Ejércitos del Aire tienen y nos aseguramos de que la Comisión las tenga en cuenta a la hora de emitir sus regulaciones. Y, al mismo tiempo, cuando había fondos que pudieran pagar la modernización de algunos de nuestros sistemas aéreos o de nuestras bases también hemos asegurado el acceso a los Ministerios de Defensa a estos fondos. Hay muchos otros ejemplos de ámbitos en los actuamos de interfaz, como de la energía utilizada por las Fuerzas Armadas, el de la seguridad marítima, el espacial, el de las utilización y transporte de sustancias químicas, etcétera. dos requisitos para que la Defensa europea diera un auténtico salto cualitativo: uno era la utilización de fondos del presupuesto de la Unión para defensa y el otro, potenciar la EDA, porque lo cierto es que hasta 2016, la Agencia —que el próximo mes de junio cumple quince años— no había sido utilizada en su plenitud. Y eso fue así por decisión de los Estados miembros. Sin embargo, ahora sí hay una clara intención de utilizarla en su plenitud. Por ello, el reto más importante para mí en estos cuatro años ha sido adaptar la Agencia a estas nuevas misiones que nos han encomendado. Y lo hemos conseguido centrándonos en tres misiones. La Mayo 2019 Revista Española de Defensa 55


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