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Editorial Hacia un nuevo modelo organizativo y de gestión del cambio oncluimos con este editorial la visión a futuro de nuestro Ejército del Aire iniciada hace algunos meses y lo hacemos con una de las C principales herramientas que facilitan el funcionamiento de cualquier institución: su organización. Somos conscientes del cambio que está sufriendo el entorno, caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad: nuevas y viejas amenazas que se unen a los cambios sociales, económicos y tecnológicos y a las que hay que responder con un dinamismo que exige cambios organizativos. El EA se encuentra en este momento estudiando el cambio necesario, abordando el futuro al mismo tiempo que incorpora orientaciones de alto nivel, como la recientemente aprobada estrategia de seguridad nacional aeroespacial, y que lleva a cabo modificaciones doctrinales en consonancia con los nuevos tiempos, como la nueva doctrina aeroespacial. No es un proceso sencillo, pues el marco actual está sometido a limitaciones legales y administrativas cuya modificación será también preciso estudiar para lograr que se produzca un cambio efectivo. os cambios que se vislumbran afectarán tanto a la organización para el mando y control de las operaciones como a la gestión del funcionamiento en el día a día de nuestra institución. Paradójicamente, el EA y la mayor parte de las fuerzas aéreas L han avanzado mucho más en cuestiones operativas, es decir, en los procesos para conducir operaciones que en las cuestiones relacionadas con la administración y la gestión. En los últimos años hemos modificado en varias ocasiones la estructura de nuestros centros de operaciones, hemos creado y también modificado la composición de nuestro JFAC, hemos adaptado sus plantillas en función de las enseñanzas aprendidas con cada ejercicio y, con ellas, hemos variado los ritmos de batalla y la relación con las unidades subordinadas o con el resto de mandos componentes o conjuntos. De la misma forma, no hemos dudado en incorporar nuevos sistemas informáticos, de comunicaciones o de teleconferencia, ni en implementar mecanismos de gestión del conocimiento que permitiesen la difusión de la información de manera rápida y oportuna para una conducción de operaciones más efectiva. Nuestro gran reto consiste en trasladar toda esa creatividad a la gestión administrativa de nuestro Ejército del Aire. Podría darse la circunstancia de que seamos más atrevidos modificando conceptos en entornos operativos que en el ámbito de la gestión diaria, ambiente, a priori, mucho más permisivo. Esta resistencia al cambio es posible que esté alcanzando su punto de fractura a causa de tres factores: la falta de asignación de recursos económicos al EA, que afecta a todas las áreas de gestión; una escasez de personal que ya es crónica y que, de no corregirse en breve plazo, impactará en las misiones que podrá realizar el EA en los próximos diez años, y una demanda creciente de las misiones que se requieren del EA en todos los ámbitos de su operación, fundamentalmente la acción del Estado desde el aire que se le exige en tiempo de paz. os estudios de prospectiva recientemente publicados para el horizonte 2035-2040 (como L el Entorno operativo 2035, del Centro Conjunto de Desarrollo de Conceptos, o el Panorama de tendencias geopolíticas 2040, del Instituto Español de Estudios Estratégicos) apuntan en la dirección de unas Fuerzas Armadas en las que prevalecerá la calidad y preparación de sus miembros sobre la cantidad. Sus estructuras actuales, tradicionales, verticales y jerarquizadas, deberán desarrollarse de forma que puedan responder con agilidad a un entorno en constante cambio. El EA es consciente de esta realidad, pero también de que es difícil seguir haciendo más con menos: para llevar a cabo cambios de entidad, se requieren recursos que, en este momento, están dedicados por completo al sostenimiento de aeronaves e infraestructuras. Y también personal, cuyo déficit ha sido cuantificado en función de las necesidades que tienen las unidades y mandos aéreos para cumplir las misiones asignadas al EA. Circunstancias coyunturales aparte, nos movemos irremediablemente hacia un futuro para el cual la organización del EA debe estar preparada. Por eso hay ya modificaciones en marcha que se enmarcan dentro del rumbo general de modernidad al que pretende orientarse nuestro cambio organizativo, basadas fundamentalmente en una racionalización y simplificación de estructuras a nivel tanto de los estados mayores como de la fuerza, así como otros cambios derivados de la implantación de nuevas unidades. Solo se necesitan los recursos adecuados para poder ponerlos en marcha. e trata, en suma, de encontrar una cultura organizativa con la que sigamos evolucionando y con la que podamos identificarnos en el futuro S todos los que formamos parte del Ejército del Aire. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2019 419


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