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Douhet de destruir los medios del adversario en el terreno. Como consecuencia de ello, estaba convencido de la necesidad de desarrollar cazas con gran autonomía para escoltar a los bombarderos. Así, preveía el desarrollo del crucial escolta de largo alcance (P-51), cuya entrada en servicio se produjo durante la II GM, aunque solo después de las catastróficas experiencias de las fuerzas estadounidenses en los bombardeos sobre Alemania, a la luz del día y sin cazas de escolta (siguiendo la teoría de la Escuela ACTS). La similitud de ideas del comandante Pastor y las de Douhet sobre el colapso del enemigo, la visión del comandante Spencer sobre la necesidad de cazas de escolta de gran autonomía y la clara petición de Kindelán de una aviación independiente, así como los discursos, estudios y textos publicados en la época, demostraban la madurez alcanzada por el pensamiento aeronáutico. Sin embargo, lo que había sido tan difícil de lograr en el ámbito organizativo, a través de discusiones, tensiones internas y dura resistencia, pronto se lograría por la fuerza, al comienzo de la guerra civil española, con la organización, por ambas partes en conflicto, de una fuerza aérea independiente. La madurez de ambos, pensamiento y organización, impulsada por los acontecimientos de la Guerra Civil, conduciría, más tarde, a la creación del "Ministerio del Aire" y del "Ejército del Aire" en 1939. GRANDES VUELOS DE LA AVIACIÓN ESPAÑOLA Otro logro importante de la Aviación española, en el período entreguerras, lo constituyeron los grandes vuelos de la Aviación Militar española realizados en 1926-1933. Al final de la I GM, en la que se habían diseñado y construido aviones capaces de transportar cargas cada vez más pesadas a mayores distancias, los aviadores en el entorno internacional comenzaron a llevar a cabo grandes vuelos. Ello permitió la utilización de la aviación con el propósito pacífico de vincular personas y de ampliar el comercio, pero también el hecho de que los aviadores se enfrentaran a un viejo reto: el cruce del océano Atlántico. En España, inmersa en la guerra contra Marruecos, todo el esfuerzo aéreo se dedicaba a apoyar las operaciones militares. Sin embargo, en otoño de 1925, cuando las operaciones en Alhucemas habían terminado con éxito, los aviadores españoles proyectaron la realización de tres grandes vuelos a regiones del mundo estrechamente vinculadas con España: Argentina, Filipinas y Guinea Ecuatorial. El primer vuelo, realizado a Buenos Aires (1926) por un hidroavión Dornier Wal ("Plus Ultra"), cubrió 10.270 kilómetros en la primera travesía del Atlántico Sur con un avión aislado. El segundo vuelo, realizado el mismo año, inicialmente contaba con tres Bre- La Patrulla Atlántida en Valencia especial Poder Aeroespacial 569


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