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Hace 55 años Typical Sevilla 11 octubre 1964 Horas antes de que se iniciara el gran festival de Tablada, la tonadillera Lina, admirando la montura de Sebastián Almagro, con la que más tarde habría de hacer diabluras, se arrancó a bulerías, rematándolas con un ¡y …olé!, tal y como exhibe el velero en su deriva. Mendía, falto de combustible, inició un aterrizaje de emergencia con tren metido, chocando con el talud del ferrocarril de Minas del Rif. La fortaleza del avión, aún cuando las planos y motor se desprendieron, le libró de la muerte, pero, por, complicaciones, hubo de amputársele una pierna. Nuestro personaje, yendo muy escaso de combustible, optó muy acertadamente por aterrizar en el antiguo aeródromo Herraiz, consiguiendo gasolina de una compañía de infantería acampada en las cercanías. Así, pudo alcanzar Melilla, donde un avión «tirado a la Bartola» y otro seriamente destruido evidenciaban el desastre. Requerido por el comandante Salvador, se incorporó como profesor a la Escuela de Caza de Morón y en 1942 marcha a Rusia formando parte de la 3.ª Escuadrilla Azul; vuela el potente Focke Wulf FW-190 y en cierta ocasión, contaba Luquitas cómo, tras un agotador combate mano a mano con un cazador soviético, incapaces ambos de derribarse, en una trepada juntáronse tanto, que viéndose las caras, como caballeros se saludaron militarmente y regresaron en solitario «cada mochuelo a su olivo». En las heladas estepas, cumplió 57 servicios, intervino en cinco combates y se adjudicó una victoria: un Ilyushin Il-2. Por contra, cuatro pilotos muertos y un prisionero habían quedado allí. A su regreso, en 1943 contrae matrimonio en Sevilla con Ascensión de Béthencourt y Carvajal (foto), quien le daría seis hijos. Tres años más tarde dejaba el Ejército del Aire e ingresaba en la compañía Iberia para convertirse en uno de los tan prestigiosos «brahmanes», de los que se decía «eran los mejores pilotos del mundo». Comenzó volando trimotores Junkers, bien conocidos de su anterior época militar; luego pasó a los Douglas, el Super; los reactores y el fabuloso Jumbo. En 1969 alcanzaba las 20 000 horas de vuelo y, cinco años después, al cumplir los 60, se jubilaba. El último vuelo Nueva York–Madrid lo haría acompañado de su hijo Ramón, teniente del Ejército del Aire y profesor (F-5) en la Escuela de Reactores quien, poco después, ya capitán, entraría en la compañía. Hoy, habiendo volado Luquitas al mas allá, estamos convencidos de que se ha ido realmente satisfecho, tras haber vivido intensamente y disfrutado de una aviación irrepetible; con el orgullo de que la saga continúa, ahora con un nieto que lleva su nombre también, Ramón Luca de Tena, piloto de Vueling. *Denominación popular de los alféreces provisionales. Hace 35 años Recuerdo Morón 24 octubre 1984 La coincidencia de que la población cordobesa de Dos Torres estuviese bajo el patronazgo de Nuestra Señora de Loreto, casualmente descubierta por el comandante Fernando Valero, motivó que, establecidos los oportunos contactos, entre dicha localidad y la base naciera una sólida relación de amistad. La hermandad de N.ª S.ª de Loreto de Dos Torres nombró presidente de honor al coronel jefe del Ala y hermanos honorarios a todos los componentes de la misma. Desgraciadamente, antes de que se llevara a cabo una reunión conjunta, el 9 de septiembre de 1982, en el curso de un ejercicio de tiro en Las Bardenas, Fernando perdía la vida en un F-5, que tan bien conocía y tanto lo quería. Persona extraordinaria y aviador excepcional, merecía un recordatorio que sirviese de ejemplo y estímulo. Hoy, con la presencia de su viuda e hijas, el coronel jefe de la base, Casimiro Muñoz, el alcalde de Dos Torres, López Moreno, acompañado de una numerosa representación y muchísimos compañeros se ha descubierto, en los terrenos del Escuadrón de Mantenimiento, un monumento en el que ha participado, aportando su escudo esculpido en granito, la citada población. Nota de El Vigía: Este cronista jamás olvidará la simpatía, atención, y… paciencia de la que hizo gala el entonces capitán Valero aquel 26 de junio de 1970 al darme, en un F-5, el bautizo supersónico (foto). REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Octubre 2019 827


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