de texto era algo para iniciados. En un manual para hackers hecho en España en 1987 por Ramón Martínez, alias Ender Wiggins, y sexto miembro del grupo Apòstols, se dice: «Existen (sic) sitios de reunión para los hackers. Estos sitios son los chats. Un chat es un sistema con varias líneas RTC o X25 en el cual se puede enviar y recibir mensajes de la gente conectada en las otras líneas». Poco tiempo después apareció IRC (Internet Relay Chat), un protocolo de comunicación en tiempo real basado en texto. Creo que cualquier internauta con edad suficiente recuerda mIRC, el programa con el que se accedía a estas conversaciones en la red, un precedente de las redes sociales, donde te conectabas, buscabas una «habitación» o «canal » donde se estuviera desarrollando una conversación interesante y te unías a ella. Además de conversaciones, se podían intercambiar archivos y usar pequeños programas para mejorar la austero interfaz, pero también, a veces, con no muy buenas intenciones. En la corta historia del protocolo que da vida a estas comunicaciones, hay que destacar su creación en Finlandia allá por el año 1988 y su utilización en el intento de golpe de Estado en la Unión Soviética de 1991, como medio de difundir información sorteando la censura en los medios, y después por los kuwaitíes durante la primera guerra del Golfo. Después vino su popularización, apogeo... y estancamiento. En España el IRC se extendió con la llegada de los primeros proveedores de internet comerciales y la red Infovía, que abarataba el coste de las llamadas para conectarse a la red a mediados de los noventa. En IRC las conversaciones son «presenciales». Los participantes están conectados a través de sus terminales mientras se produce la conversación. Los nuevos sistemas de mensajería son diferidos, y no requieren que los interlocutores estén conectados al mismo tiempo. Los adolescentes han definido el uso de estas comunicaciones desde la aparición de los SMS, y más tarde en la red, con el auge de las redes sociales y los sistemas de mensajería. Una de las cualidades más importantes de los innovadores es captar las posibilidades no exploradas de objetos o utensilios comunes. En una entrevista para la revista Wired, el coronel estadounidense Enrique Oti desvelaba que la USAF utiliza hace unos 20 años mIRC, el cliente de IRC como herramienta de comunicaciones para coordinar los sistemas de mando y control en operaciones, desde coordinar misiones de rescate y ataques hasta monitorear el flujo y reflujo del combate. Un técnico, un operador, el controlador de una misión o el ayudante de un alto mando pueden tener una duda y hacer la pregunta a través del chat, y si alguien de la red tiene la respuesta, la recibirá en segundos. Los responsables de misiones en las que intervienen bases, unidades y equipos muy diferentes tienen hasta treinta ventanas y canales abiertos para recibir y distribuir los flujos de información. Es cierto que esto encaja poco en el concepto de comunicaciones rígidas que establecen los reglamentos, pero desde el servidor a los terminales y clientes están integrados en la red militar, encriptada y protegida como el resto de las comunicaciones. El chat no es menos seguro y es más flexible. En definitiva, es algo práctico, cuyo desarrollo no ha costado demasiado, ya que se trata de software y protocolos de código abierto y gratuito. Aunque el coronel Oti manifiesta su cariño por mIRC, al que llama «nuestra arma preferida», revela que actualmente se incorporan nuevas generaciones que han crecido con Twitter y Snapchat, y están empezando a utilizar herramientas más modernas para conversar, como Slack y Mattermost, aplicaciones con más prestaciones, algunas creadas para coordinar a jugadores de juegos online y comercializadas para la colaboración entre compañeros de trabajo en la empresa privada. Y alguien está ya estudiando cual será el próximo paso que deje obsoletos a estos procedimientos. n Los enlaces recopilados para escribir estos artículos pueden consultarse en la dirección: https://www. diigo.com/user/roberto_pla/raa887 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Octubre 2019 831
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