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revista de aeronáutica y astronáutica / enero-febrero 2020 26 aviación militar en 2019 Al igual que Estados Unidos ha empujado a la Unión Europea a mirar con más recelo la competencia desleal que en muchas ocasiones representa China en el ámbito comercial, la Administración de Donald Trump también ha impulsado este debate en el seno de la OTAN. De China preocupa su sofisticado desarrollo tecnológico y el uso que se pueda hacer de él en el ámbito de la defensa. La expansión de China se observa en diferentes planos. Pese a estar lejos del Ártico, Pekín ha invertido grandes sumas de dinero en la región entre 2012 y 2017, al igual que en otras zonas del mundo como África. Esa actividad económica inquieta profundamente a Washington. Europa es ahora más receptiva a este debate, pero aún dista de ser unánime. El comunicado de la OTAN lo expone de manera mucho más sobria: «Reconocemos que la creciente influencia de China y sus políticas internacionales presentan tanto oportunidades como desafíos que necesitamos abordar juntos como Alianza». EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ Y SE LLAMA FCAS A expensas de lo que nos deparará la escalada de tensión entre Irán y Estados Unidos, y entrando ya de lleno en la aviación militar, sin lugar a dudas, el Programa del Futuro Sistema Aéreo de Combate Europeo (Future Combat Air System - FCAS) ha sido el auténtico protagonista del presente año. Se prevé que sea el gran programa militar aeronáutico europeo de los próximos años, incluso de las próximas décadas, con un impacto tecnológico, militar, económico e industrial superior a lo que en su momento fue el Programa Eurofighter. El pasado 17 de junio de 2019, la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, firmó en París junto con sus colegas de Francia y Alemania, Florence Parly y Ursula von der Lyen, el acuerdo marco para la integración de España en el programa de cooperación europeo del desarrollo de un NGWS en el seno de un Sistema de Combate Aéreo (FCAS). El concepto global que se plantea para el FCAS sería el de un sistema de sistemas que integraría tanto plataformas aéreas tripuladas como no tripuladas, además de conectividad con sistemas terrestres, marítimos y espaciales. Ello exige el desarrollo de lo que se ha denominado un Sistema de Armas de Nueva Generación (Next Generation Weapon System – NGWS). El NGWS se configura como una combinación de un avión de nueva generación (New Generation Fighter, NGF) y de una serie de operadores remotos no tripulados (Remote Carriers, RC), que trabajarán de forma cooperativa integrados en una arquitectura de sistema de sistemas a través de una nube de combate (Combat Cloud). La visión completa del FCAS incluye también sistemas hoy existentes en fase de producción (que previsiblemente habrán de ser modernizados para garantizar los niveles de interoperabilidad que asume el concepto FCAS), y la operación conjunta con otras fuerzas aliadas. Tras la firma del acuerdo marco, las autoridades españolas iniciaron las negociaciones con los socios franceses y alemanes para la integración de la base tecnológica e Industrial nacional. En septiembre, el Gobierno nominó a Indra para coordinar la participación de la industria española en el programa europeo. Defensa afirma que «la participación de España en el proyecto proporcionará dominios de tecnología de vanguardia y requerirá multitud de trabajos de muy alta cualificación, fortaleciendo así las capacidades estratégicas nacionales y europeas mediante una fuerte inversión en nuevas tecnologías». La envergadura del programa hace que estén implicados departamentos de cuatro Ministerios: Defensa, Hacienda, Ciencia e Innovación e Industria. LA AVIACIÓN MILITAR Y EL EJÉRCITO DEL AIRE El FCAS/NGWS no es el único programa aeronáutico en el horizonte cercano. A otra escala tecnológica y de inversión financiera, el Ejercito del Aire está involucrado en el desarrollo del avión remotamente tripulado, EuroMale, con una previsión de entrada en servicio allá por


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