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Imagen tomada en marzo de 1920; en ella se distingue entre los personajes de pie en segunda fila a Pío Fernández Mulero y a Luis Manzaneque. Sentados están el alférez Luis Ruano y Telesforo Espinel. Junto a ambos, tocado con un casco y gafas de vuelo, aparece alguien no identificado, pero que guarda un gran parecido físico con el mayor Hereward De Havilland, el piloto inglés que realizó las pruebas de vuelo de los nuevos aparatos apenas un mes antes. Probablemente 57 sea él. Álbum de Telesforo Espinel, Archivo Histórico del Ejército del Aire (AHEA) Comandancia de Tropas de Intendencia de Melilla, su continuación en filas por el tiempo y condiciones establecidas en la normativa, lo que le sería concedido por la comandancia general de esa plaza un mes después y por un periodo de cuatro años. Por otra parte, en el D.O. n.º 274, de 5 de diciembre de 1919, se había publicado la aprobación de adquisición de 20 aparatos de Havilland tipo DH-4. Muy probablemente estos aviones fuesen la base de constitución de tres escuadrillas que se formarían poco tiempo después en los aeródromos de Larache, Tetuán y Melilla. El día 22 de enero de 1920, el diario melillense El Telegrama del Rif, que recogía en detalle toda la información de carácter militar que afectaba a la plaza, se hacía eco de la incorporación de nuevo personal al aeródromo: «Destinados a la Escuadrilla de aviación de Zeluán han llegado los pilotos aviadores capitán de Ingenieros don Pío Fernández Mulero y teniente de Caballería don Santiago Villegas. Los citados pilotos, en unión de los demás oficiales que prestan servicio en dicho aeródromo, efectuarán las pruebas de los tres de Havilland recientemente llegados» (3). El martes 27 de enero, el citado diario insertaba en primera página la noticia de cómo iba tomando cuerpo la organización de la nueva unidad aérea:  De los seis aparatos Havilland recibidos hace pocos días, tres de ellos han quedado ya montados. En estos trabajos ha tomado parte activa un mecánico inglés enviado por la casa De Havilland.  Para efectuar las pruebas de recepción de los seis magníficos aparatos vendrá un piloto aviador británico.  En el citado aeródromo se nota desde hace unos días gran actividad. Se ha ampliado el campo de aterrizaje y en breve se ampliarán los cobertizos.  Ya se encuentra en Melilla casi todo el personal de dicha escuadrilla. La componen los oficiales pilotos señores Fernández Mulero (don Pío), Villegas, Perdomo y Manzaneque. Este último llegará en breve.  Como observadores figuran los capitanes señores Rentería, Bada y otros dos oficiales, cuyos nombres desconocemos.  También prestarán servicio en el aeródromo cuatro pilotos de tropas, dos para elevarse en los Havilland y los otros para los aparatos mixtos.  Los citados aviadores efectúan frecuentes vuelos en los antiguos aparatos.  Para presenciar las pruebas de los <<Havilland>> vendrán algunos jefes del Servicio de Aeronáutica » (4). Bajo las órdenes de Fernández Mulero, Espinel actuó no solo como piloto, sino también como mecánico (5). Los días 30 y 31 de enero se realizaron los primeros vuelos de prueba de los nuevos aviones. Fernández Mulero voló en ambas ocasiones, y al menos en la primera de ellas iba como acompañante del mayor de aviación del ejército inglés Hereward De Havilland, piloto enviado a tal efecto por la empresa fabricante de los aparatos (6). Juan Francisco Espinel recuerda que, en cierta ocasión, su abuelo Telesforo contó una anécdota que podría encajar en esta época. Cuando los aviones fueron desempacados, ninguno de los pilotos quería que le asignaran el que portaba el numeral «13». Espinel, poniendo de relieve esa gran confianza en sí mismo que era una de sus señas de identidad y desafiando con su característica sonrisa la superstición de sus compañeros, se hizo cargo del aparato «maldito». Concluyó el relato a sus nietos con cierta ironía: «al final, el último su-


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