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HISTORIA que se descargara la parte trasera del avión, con cientos de cervezas, para que pudieran salir los Hornets. Pese a ello la fuerza era demasiado pequeña para detener aquella turbamulta de rebeldes. Mohamed Tahir, un comandante de Seleka, dijo que había perdido “more tham half” de sus 500 hombres. A las 18:30h, el combate había llegado a los suburbios de la ciudad, y Dixon mandó romper el contacto y replegarse hacia la Base. La mayoría de los vehículos tenían sus ruedas pinchadas y rodaban sobre las llantas. Hasta ese momento el destacamento de Operaciones especiales había sufrido 9 heridos, entre ellos su Jefe, el teniente coronel Lechoenyo, quien disparaba con un gotero en un brazo y el fusil en el otro, mientras los médicos atendían heridas en sus piernas. No obstante era milagroso que aún no hubiera ningún muerto, ya que el terreno estaba sembrado de cadáveres de rebeldes. En poco tiempo, la base quedo expuesta al fuego enemigo. 1.500 insurgentes con morteros, ametralladoras pesadas y RPG´s, estuvieron atacando hasta las 21:00h, y entonces la munición del armamento pesado de los sudafricanos, se agotó. La compañía paracaidista, mientras tanto, había sido atacada por la retaguardia, y recibió órdenes también de retroceder hasta la base. Dixon envió al comandante Silva, con todos los vehículos disponibles a evacuarlos. Cuando llegó, la compañía estaba de nuevo bajo un ataque, y había dado la colina por perdida ya que habían recibido otros 10 ataques con ametralladoras pesadas de 14,5, RPG´S, lanzagranadas AGS-17 de 30 mm y morteros. Devolviendo el fuego, formaron un convoy de 4 Geckos y 4 Land Cruiser. El convoy salió en la oscuridad y ese recorrido hasta la base en vehículos descubiertos sin protección, les costó caro a los sudafricanos. Todas sus bajas mortales tuvieron lugar en esta evacuación. La noche los encontró sitiados en una difícil posición por lo que el comandante de la compañía decidió dejar los vehículos y tratar de llegar a la base por sus propios medios, en ocasiones llegando al cuerpo a cuerpo. En pequeños grupos y evitando grupos de rebeldes y gracias a que el cielo fue cubierto por una nube que oculto la luna, pudieron llegar a la base (10). 5.- DOMINGO 24 DE MARZO Tras una noche tranquila, a las 06:30h la base fue atacada de nuevo, y a las 07:00h, un general que dijo ser el comandante de las fuerzas de Seleka en la ciudad, llamo para organizar un encuentro con el Jefe Sudafricano. Portaba una bandera blanca y tras saltar la valla se entrevistó con Dixon. Dijo que contaba con 2.000 efectivos para atacar la base pero que prefería no hacerlo. Después de algunas discusiones el general, le dijo al coronel, que tenía libertad para llevar a sus heridos al aeropuerto, y le entregó un paracaidista herido al que habían capturado. Este informó de que en la zona de Damara había visto varios miles de rebeldes, que avanzaban en dirección a la ciudad. Dixón consideró que la misión que había ido a cumplir, no incluía luchar este último combate y ambos bandos pactaron el cese el fuego. Al poco rato una de las compañías de la FOMAC desaparecida, se presentó para ofrecerse a llevar a los heridos al aeropuerto, lo que fue aceptado. Finalmente el coronel decidió llevar al resto de la fuerza al aeropuerto, a las 21:00h del domingo 24 (11). A éstas alturas de la odisea, debemos detenernos un momento con el equipo de asistencia del Col Dlamini. Tras requerir el mando de toda la operación, que le fue negado, desobedeció la orden de trasladar su equipo a la base, como el resto del contingente, 28 efectivos más hubieran supuesto una gran ayuda al Col Dixon. Cuando vio que los rebeldes entrarían en la ciudad y el caos empezó a adueñarse de Bangui, se quitó sus divisas y uniforme, abandonó armas, equipos de comunicaciones y otro material y se entregó a las autoridades francesas cuando comenzaron los combates. Hay indicios de que Dlamini fue informado por mandos del FACA o por franceses de los ataques de los rebeldes de Seleka, al S. de Bangui dos semanas antes, pero no quiso molestar a sus superiores mandando un informe sobre este asunto. Si lo hubiera hecho, se hubiera tenido información que hubiera permitido tomar otra decisión sobre retirar la fuerza o reforzarla. Si se hubiera reforzado lo suficiente, posiblemente Seleka no hubiera intentado tomar la ciudad y se hubieran evitado muchas muertes, incluidas las que sucedieron después de la retirada de los Sudafricanos. La otra cara de la moneda de este mismo equipo la protagonizó una 38 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA


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