ENTREVISTA
dían que siguiera nadando en la Península.
Empezaron a ilusionarme un poco y,
cuando regresé a Madrid, comencé en el
Club de Aranjuez. Estuve allí desde los 24
hasta los 29 años, cuando pasé a categoría
absoluta.
Lo normal es pasar de categoría absoluta
a máster, pero en su caso sucedió
al revés.
Fui a ver a un conocido a uno de los campeonatos
absolutos de España, que se celebró
en Barcelona. Me llevé mi mochila,
con el bañador, en un tren que iba por
la noche. Ahí empezó todo. Estuve junto
al Club de Natación Madrid Moscardó y
conocí a su entrenador. Al verme nadar
me dijo: «Yo te puedo ayudar». Cuando te
dice eso alguien de un club absoluto no
puedes decir que no. Yo quería demostrarme
a mí mismo hasta dónde podía
llegar y con 33 años hice mi mejor marca.
¿Nunca es tarde?
Todo ha ido de forma paralela a mi vida
profesional. Cuando me destinaron en la
Academia de Oficiales, mi vida se organizó
y pude dedicar más tiempo a la natación.
Detrás hay un esfuerzo y un sacrificio,
aunque muchas veces eso no se vea.
¿Cuál es la clave del éxito?
Sacrificar muchas cosas, dedicación, constancia
y saber levantarse cada vez que te
caes. Hay que insistir hasta que consigues
la marca que quieres. En el caso de los
opositores que se preparan para acceder
al Ejército o a la Guardia Civil, les recomiendo
que si tienen ese sueño y quieren
cumplirlo, no dejen de luchar por ello.
Nunca es tarde para alcanzarlo.
¿Por qué es importante inculcar el deporte
en las Fuerzas Armadas?
Lo es para todo en la vida, pero para nosotros
más, ya que dependemos de nuestro
estado físico. El deporte es importante
no solo para el servicio, sino para la salud.
Si estás saludable vas a trabajar mejor. Es
una forma de vida.
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