NACIONAL
se dedicarán a tareas de socialización:
«Tengo que ir a sitios donde se encuentre
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mucha gente, para que empiece a
acostumbrarse y a perder el miedo», afirma
el cabo.
Junto a Tor y Urna, está Faruq, un pastor
alemán de ocho años y medio destinado
en la base “San Pedro” de Colmenar
Viejo (Madrid), que además de estar especializado
en la búsqueda de drogas,
ha participado junto a su entrenador, el
cabo Orta, en el campeonato organizado
en el mes de junio por el Centro Militar
Canino de la Defensa (CEMILCANDEF). En
él ha quedado en segundo lugar de las
FAS, pero primero de todos los perros del
Ejército.
Conseguir estos resultados es fruto del
buen olfato y de la complicidad que se establece
entre el animal y el guía. En este
caso, Faruq y el cabo Orta se entienden
con solo mirarse. «Es muy jovial, trabajador,
seguro, equilibrado, muy activo y
siempre quiere jugar con las personas»,
afirmar el guía.
DETECCIÓN DE EXPLOSIVOS
El Ejército también tiene perros especializados
en la búsqueda y detección de explosivos.
Algunos se sitúan en el acuartelamiento
“Capitán Guiloche”, en Madrid.
Allí está Tancho, un pastor alemán que
lleva 11 años realizando esta actividad y
10 con su guía, la cabo Fernández. En los
próximos meses, se jubilará y ya tiene hogar:
«Tancho se viene a casa, porque no
es mi perro, es mi compañero», afirma su
entrenadora.
Tal es su unión, que en 2015 la cabo Fernández
tuvo un accidente en Afganistán y
Tancho se mostraba triste, no comía y no
dormía. Ante ello, solicitaron los permisos
para que pudiese visitarla y, desde el momento
que llegó a la habitación, se tumbó
al lado de su cama y no se separó hasta
que fue dada de alta.
Cuando acuden juntos a zona de operaciones,
son conocidos como los “ángeles
guardianes”, ya que de ellos depende
El buen olfato
y la complicidad
entre el animal y el guía
son fundamentales
gran parte de la seguridad. El próximo
mes será sustituido por Lala, una perra
de dos años.
Para mantener adiestrada a Lala, trabaja
con sustancias explosivas suministradas
por el Centro Internacional de Desminado
de la Academia de Ingenieros, en
Hoyo de Manzanares (Madrid). Para ello,
el día a día es diferente —al igual que en
el caso de los especializados en drogas—,
para que no se acostumbren a la rutina y
siempre estén dispuestos a trabajar. «El
animal tiene que estar preparado para
actuar en cualquier momento, por eso