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AEROPLANO 30

Año 1988. De pie: Cuesta, Coig, Carrizosa, Guillén. Agachados: Lombarte, Ortega y Guardiola. a la hora de dar más vistosidad al conjunto de las diferentes exhibiciones que realiza la Patrulla, no solo por aumentar el número de aviones de la formación que por las características del motor que lo equipa nos parece el máximo de aviones posible para que el bloque no pierda la necesaria maniobrabilidad, sino porque se puede actuar con diferentes elementos: la formación completa, el “solo” y el “sincropar”. Esta división de la formación, normalmente después de una rotura, le dio más agilidad al conjunto para que siempre hubiera algún avión o aviones evolucionando frente a los espectadores. Con los siete aviones se alterna entre la formación entera de siete aviones, seis aviones y el “solo”, cinco aviones y el “sincropar”, o 4-2-1, lográndose tener siempre distraída la atención de los aficionados que presencian las diferentes evoluciones al reducirse considerablemente los tiempos muertos con las sucesivas entradas de aviones en el espacio aéreo donde se realiza la exhibición. El primer A-07 fue el capitán Rafael Coig- O`Donnell Durán que ocupó el puesto hasta la temporada 89-90 en que lo sustituyó el entonces teniente José Manuel Garcia Mora, que ya por entonces atesoraba una gran experiencia por haber entrenado en diferentes puestos de la formación. Rafael Coig sería más tarde jefe de la Patrulla sustituyendo a Villanueva, que a su vez había sido mi relevo entre los años 89-93, cuando para reducir la carga de trabajo del máximo responsable de la Patrulla, se dividió el mando en dos: jefe de la Patrulla y Líder de la formación. Este último recayó en el capitán Domingo Porras. El testigo se fue pasando de mano en mano y hoy es una realidad la gran unión que hay entre los “patrulleros” y sus familias al haber formado una que ha ido creciendo y que se ha hecho a base de trabajo y sacrificio, de confianza mutua y respeto hacia el compañero que vuela pegado a nosotros. Esta gran unión entre todos fue cuajando poco a poco desde los primeros días, no solo durante los vuelos y su preparación, sino también en las reuniones periódicas promovidas por unos o por otros en nuestras casas o en otros lugares de reunión donde nos conocimos más íntimamente acompañados por nuestras mujeres y familias, compartiendo así una parte importante de nuestras vidas. También nuestros mecánicos pasaron a formar parte de ese gran equipo, y tanto los de talleres como los de línea se comprometieron desde el primer momento a que el vuelo de la Patrulla fuera seguro, con cero fallos. Los voluntarios para hacer un trabajo “extra” no faltaron desde el primer día y poco a poco su integración y compromiso con el equipo pasó a ser una realidad que se incrementa paulatinamente con el paso del tiempo. Su aportación ha sido imprescindible para el buen fin de la empresa que un día comenzamos. A base de trabajar codo con codo, compartiendo nuestros vuelos después de ser autorizados a volar en la cabina trasera durante algunos vuelos de posicionamiento, y tras haber conocido y convivido con sus mujeres e hijos en las reuniones periódicas que se tienen, son 160


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